Los universitarios ven a los andaluces como juerguistas, alegres y vagos
Un estudio realizado en la Universidad de Granada entre 700 estudiantes señala que los alumnos autóctonos creen que el acento es una «barrera para ascender»
Los estereotipos sobre los andaluces persisten. Han pasado muchos años y se han realizado algunas campañas y denunciado determinados calificativos generalizados, pero la imagen que persiste es la de que los autóctonos de Andalucía son juerguistas, graciosos y un poco vagos. No obstante no son esos los únicos calificativos que se endosan a los vecinos del sur de España. También se les ve como alegres, abiertos, amantes de su tierra y por supuesto hospitalarios. No se sabe si se pregunta sólo por los granadinos si este calificativo estaría tan arriba en el ranking. No es por nada, es por eso de la \’malafollá\’
Esta percepción de los andaluces es la que recoge una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR) entre 727 estudiantes. La profesora Aurelia Martín del departamento de Antropología Social ha sido quien ha dirigido este proyecto, que ha contado con la financiación del Centro de Estudios Andaluces. En un comunicado la institución universitaria granadina explicó que el orden de los calificativos asignados por los estudiantes a los andaluces ha sido alegres, juerguistas, abiertos, amantes de su tierra, hospitalarios y graciosos. El cuestionario lo contestaron 727 estudiantes de los dos últimos cursos de la Facultad de Letras de Granada, que participaron en el estudio \’Estereotipos y prejuicios sobre la población andaluza\’.
El objetivo de este estudio «era esclarecer qué opinan los andaluces de sí mismos y, sobre todo, cómo los describen los estudiantes del resto de España y los extranjeros, según recoge Andalucía Investiga». Sus resultados demuestran que las representaciones mentales negativas persisten y también con los mismos calificativos.
La más detestada de esas percepciones negativas es, posiblemente, la que tacha de \’vagos\’ a los andaluces, que, no en vano, ocupa el décimo noveno puesto en una lista de 80 calificativos. Esto «indica que un buen número de estudiantes aún tiene esta percepción». La directora del estudio asocia esta visión a una «muy probable vinculación de los términos vago y desempleado».
Ese no es el único handicap. El acento andaluz tiene un papel crucial en este sentir, tanto es así que se entiende como «una barrera discriminatoria en el ascenso social». Los universitarios autóctonos estiman que es el causante de que el resto de los españoles crean que son «incultos».
Los alumnos extranjeros que participaron en este proyecto confesaron tener una imagen bastante estereotipada de la región en la que el flamenco y el folclore eran protagonistas. Sin embargo, aseguraron haber cambiado de opinión al vivir aquí, aunque muchos consideran que los andaluces «hablan a gritos y que el ruido, en general, es un problema importante». Estas percepciones también persisten en el tiempo y se repiten en todos los estudios.
El problema más grave asociado a la comunidad es el paro y la precariedad laboral (66,11%). Esta conexión no se debe al temor que hoy en día aqueja a muchos ciudadanos a causa de la crisis económica, pues la opinión de los estudiantes fue captada en octubre de 2007, cuando esta situación no había sido retratada aún por los medios de comunicación. No se estaba en la situación actual de datos negativos todos los días.
Los estudiantes andaluces son quienes destacan mayoritariamente esta traba (67%), frente a los procedentes de otras comunidades autónomas (48%) u otros países (32%) que «no se mostraron intranquilos al no tener intención de trabajar en Andalucía», explica Aurelia Martín. No obstante, hubo algunas excepciones. Dos universitarias, una francesa y una belga, apuntaron: «Se gana muy poco dinero en comparación con el precio de la vida, lo que relacionaron a la precariedad laboral».
Incultura
La incorrecta gestión de la inmigración y una educación deficiente, que ha llegado a calificarse de «incultura y analfabetismo», son los otros dos aspectos negativos de la comunidad más resaltados que encabezan una lista de doce. Entre ellos no se encuentra el terrorismo, que ha pasado «a un segundo término y sólo fue señalado por dos alumnos».
Los mecanismos empleados para el desarrollo de este estudio son innovadores, según afirma la profesora Martín, porque además de la típica encuesta, se crearon tres grupos de discusión que separaban a los andaluces, al resto de españoles y a los participantes foráneos, cuyas opiniones fueron grabadas. Para extraer las conclusiones se «combinaron las técnicas cuantitativas y cualitativas para corregir los sesgos de la investigación de cada método», aclara la directora del estudio.
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