El regidor acusa a su predecesor, Javier Maldonado, de dejar las arcas vacías.
Asegura haber heredado un Ayuntamiento con más de siete millones de euros de déficit, una cifra que impresiona aún más si se tiene en cuenta que el presupuesto anual de Gójar ronda los cinco millones. Atribuye la deuda a su predecesor en el cargo, Francisco Maldonado, del PP, un hombre al que se le acumulan los problemas: un supuesto trato de favor a un hermano, un presunto delito medioambiental por el que el fiscal le pide cuatro años, una auditoría realizada por la Universidad de Granada que detecta, entre otras cosas, facturas sin justificar por valor de 2,2 millones de euros y varios convenios urbanísticos no muy claros que, de confirmarse su ilegalidad, podrían hasta anular el PGOU del municipio. «Le ha hecho un daño enorme a Gójar», sentencia Pedro Antonio Clavero, su sucesor.
-Pese a que se le acumulan los problemas, Francisco Maldonado sigue diciendo que no ha hecho nada malo y ha acusado al PSOE de haber manipulado la auditoría. ¿Cree que es culpable de todo lo que se le acusa?
-Pues la Fiscalía ya ha mandado algunos de esos casos a la vía penal y lo cierto es que, a cada paso que se da, se advierte una nueva irregularidad. Los jueces decidirán. Yo, ante su acusación de que hemos manipulado una auditoría, más que enfadarme estoy por darle las gracias. Debe considerarme bastante listo como para creer que puedo engañar a un grupo de expertos independientes de la Universidad, que fueron los que hicieron esa auditoría.
-De entre todas las irregularidades que se la atribuyen, ¿cuáles considera las más graves?
-No sabría decir. Es que ha dicho cosas, supuestamente en su defensa, que se le pueden volver en su contra. Admitió que modificó el PGOU antes de que lo publicara el Boletín Oficial de la Provincia. Dijo que dio una licencia para construir en una zona protegida porque sabía que, cuando se publicara el PGOU, eso ya se habría modificado y se permitiría edificar allí. Había un informe negativo, contrario a esa licencia, y él se defiende diciendo que modificó el PGOU. Definitivamente, está empeorando las cosas.
-¿Entiende que los argumentos son lo suficientemente sólidos como para que esas irregularidades se terminen demostrando por vía judicial?
-Yo creo que sí que hay unos argumentos sólidos. Puede ser que se libre, porque él se suele escudar en que no vio determinadas cosas, o que no las recuerda. Si mantiene esa postura o incluso si miente cuando declare, que hasta podría hacerlo porque, como cualquiera, no está obligado a declarar en su contra, podría salir airoso desde el punto de vista judicial. Pero otra cosa es la vertiente política de todo lo que ha hecho. Su manera de proceder, en muchas circunstancias, no ha sido la normal, y él mismo lo admite, como en el caso del pabellón, que se presupuestó en 360.000 euros y ha costado casi dos millones, con partidas que surgieron sobre la marcha, con elementos como el parqué, que se encargaron dos veces. Ahí no puede escudarse en que no vio o no recuerda. Como alcalde es el responsable y en democracia hay que asumir responsabilidades y después, marcharse. Por eso pedimos su dimisión como diputado provincial.
-Llama la atención que la auditoría refleje 2,2 millones de euros en facturas sin justificar. ¿Cómo es posible llegar a esa cantidad en un periodo corto, entre 2003 y 2006, y en una población con un presupuesto municipal tan escaso?
-Es peor aún, porque la mayoría de las irregularidades se producen en la fase final de su mandato. En esos últimos días parece que le entrara una furia derrochadora y dejó las arcas vacías. Después, para paliar el daño, malvendió terrenos. Llegó a dárselo a promotores por 52 euros el metro cuadrado, cuando su precio era de 300 euros. Su objetivo era recaudar como fuera porque quería quitarse cosas de encima. Pero aun así dejó las arcas vacías y, lo que es peor, con muy escasas posibilidades de recuperarse.
-¿Y todo esto no lo notaron mientras estaban en la oposición?
-Naturalmente, tuvimos sospechas desde bastante antes de que estallaran los casos. Pedimos muchísimas veces información, pero nos encontramos con que nos negaban sistemáticamente los documentos. Sospechábamos ya por entonces que había problemas graves, por eso yo en la campaña anuncié que lo primero que iba a hacer si llegaba a ser alcalde era comprar una escoba para barrer la suciedad. Ahora ya tengo esa escoba; es la auditoría que ha hecho la Universidad.
-¿Cree que Francisco Maldonado se ha enriquecido durante su etapa como alcalde?
-En el pueblo se dicen muchas cosas, pero yo no lo sé, y en realidad no es mi prioridad saberlo; eso, que lo investigue Hacienda o la Fiscalía. Para mí el problema no es que ahora tenga un patrimonio ostensiblemente mayor que el que tenía doce años atrás, cuando llegó a la Alcaldía. No me preocupa que tenga un coche mayor o menor, a no ser, claro, que lo haya comprado de forma ilícita. Lo que sí me preocupa realmente es el daño que le ha producido a este pueblo, que ha sido muy grande.
-Dice usted que algunas irregularidades son clamorosas. Cite algunas.
– En Urbanismo, por ejemplo, hay incumplimientos clarísimos. Se aprobó en pleno edificar en un área pese a que la Junta había dicho que era ilegal. Ese informe de la Junta, misteriosamente, desapareció del expediente que pudimos ver los miembros de la oposición. Luego, para justificar la aprobación, dijo que la notificación de la Junta había llegado fuera de plazo. Suele decir ese tipo de cosas, o que no se enteró de algo, o que no se acuerda. En el Ayuntamiento ni siquiera había un secretario. Ejercía como tal un funcionario habilitado, que ni era abogado, ni sabía de leyes, así que no podía paralizar decisiones irregulares. Hay muchas órdenes de pago emitidas por el Ayuntamiento que únicamente tienen la firma del alcalde.
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