Transgénicos en la cesta de la compra

Causan tanta curiosidad como temor porque sus efectos son aún desconocidos. Los alimentos transgénicos son sometidos a controles especiales y debe especificarse su origen, pero según reconoció en Baeza el químico Luis Cuadros Rodríguez en España circulan más de los que se declaran.

Cuadros Rodríguez, profesor titular del departamento de Química Analítica de la Universidad de Granada, dirige esta semana el curso Autenticidad y trazabilidad de los alimentos en la sede jiennense de la Universidad Internacional de Andalucía. Aunque admitió que “hay países europeos con una mayor producción” de alimentos transgénicos, reconoció que “en España hay más en circulación de lo que se declara”.

En rueda de prensa, explicó que “hay mucha polémica” sobre los transgénicos pero “a nivel técnico no está claramente demostrado” que “sean ni mejores ni peores”. Añadió que “estos alimentos se hacen porque su elaboración es más económica o resistente”, y por tanto “en países que tienen carencia en la producción, es una medida importante”.

El profesor de Química reconoció que aún “no se sabe cómo afectan al consumidor”, ya que sus efectos podrían ser a largo plazo, por lo que “se exige que se declaren” los transgénicos que se ponen a la venta, para que el consumidor pueda decidir y porque unos se pueden utilizar y otros no.

controles. En cuanto al control, apuntó que “es complicado hacer los análisis genéticos” y que “no se pueden hacer a todos los productos, aunque cuando se sospecha si se hace”.

El procedimiento se basa en inspecciones sorpresa a las organizaciones relacionadas con la elaboración de alimentos y a las envasadoras, así como en análisis de muestras.

El director del curso señaló que “a raíz de las crisis alimentarias de los 80 y 90 existe un sistema denominado de trazabilidad alimentaria” que obliga a las empresas a llevar un seguimiento de las materias y productos que formen parte de los alimentos, con sus propios controles registrados y documentado.

Este procedimiento exige que cualquier material que esté en contacto con un alimento esté identificado. El objetivo final sería, “aunque en la práctica no es posible”, que el consumidor “supiera de dónde procede cada uno de los componentes que forman el alimento”, afirmó. Para ello se identifican documentalmente todos los componentes, así como su procedencia y canales de distribución, información que ayuda si hay que retirar lotes.

Fraudes. Por otra parte, Cuadros Rodríguez se refirió a los principales fraudes que se suelen cometer: adulteraciones en la composición de un alimento, información incorrecta sobre el producto que se oferta y alimentos contaminados por falta de preocupaciones, que es “el que suele generar alarmas alimentarias”.

Respecto a la contaminación en los alimentos, el profesor de habló de dos niveles: uno químico, donde lo más frecuente es la presencia de plaguicidas o residuos de antibióticos en animales, y a nivel microbiológico, por falta de higiene. Sobre el mal de las vacas locas, explicó que “a priori no se sabe si está contaminada la carne”, sino cuando se hacen los controles. Señaló que el agente que provoca la enfermedad es “un intermedio entre un microorganismo y una sustancia, como un veneno”.
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Garzón lanza la mayor investigación sobre los desaparecidos del régimen de Franco

El juez pide datos al Gobierno y a la Iglesia sobre 90.000 muertos por la Guerra Civil

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ha recabado información del Gobierno, la Conferencia Episcopal, varios ayuntamientos y hasta de una universidad, la de Granada, para elaborar un censo de fusilados, desaparecidos y enterrados en fosas comunes a partir del 17 de julio de 1936, día del golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil y, tres años después, a la dictadura de Franco. Garzón quiere conocer el nombre de las personas enterradas en fosas comunes como consecuencia de la represión franquista, las circunstancias y fecha en que se dieron esos enterramientos y si constan en algún registro.

El objetivo de estas diligencias es recabar información suficiente para decidir si es competente para investigar las denuncias que le presentaron 13 asociaciones para la recuperación de la memoria histórica de diferentes comunidades autónomas (entre ellas Cataluña, Valencia, Aragón y la localidad pontevedresa de Ponteareas), el sindicato CNT y varios particulares a lo largo de los dos últimos años, con el fin de esclarecer el paradero de cientos de fusilados y desaparecidos del bando republicano a partir del golpe de Estado franquista, durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco.

La decisión de solicitar toda esta información -la actuación judicial más importante realizada en España sobre los represaliados de Franco, según fuentes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH)- llega en un momento muy preliminar del proceso. Garzón pide todas esas actuaciones para decidir si admite a trámite el caso. La fiscalía, en contra del criterio de los denunciantes, ha pedido al juez el archivo de la causa.

Lo que el juez quiere saber es número de personas enterradas en fosas comunes desde el 17 de julio de 1936, jornada previa al denominado por los ganadores de la guerra como día del «alzamiento nacional», sus identidades y las circunstancias en que fallecieron. Por ello ordena al Archivo General de la Administración que señale el organismo del Estado que puede informar sobre el número de desaparecidos a partir de esa fecha, su identificación «en la medida de lo posible» y si «han existido denuncias por las desapariciones».

Otro de los organismos estatales requeridos para el recuento de víctimas de la represión es el Centro Documental de la Memoria Histórica, perteneciente al Ministerio de Cultura, que debe informar sobre si se encuentran a su disposición «los ficheros del Tribunal especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo y si existe algún estudio sobre los casos del mismo». A la Dirección General de Registros y del Notariado, dependiente de Justicia, le reclama que informe «si existe algún tipo de documentación relacionada con desaparecidos» y comunique «a todos los Registros Civiles de España» que deberán permitir el acceso a la policía judicial para la identificación de las posibles víctimas desaparecidas desde el golpe de Estado franquista.

Con esa misma finalidad solicita a la Conferencia Episcopal «que comunique a todas y cada una de las parroquias de España» que permitan la entrada de los agentes para su investigación. Otro de los organismos religiosos a los que se dirige el juez es la abadía que gestiona el Valle de los Caídos, donde Franco se hizo enterrar rodeado de muertos republicanos. Los religiosos deberán proporcionar «oportuna información sobre los nombres de las personas que en este lugar estén enterradas, procedencia geográfica de los restos y causas del enterramiento allí hecho».

A los ayuntamientos de Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid y al rector de la Universidad de Granada les pide «el nombre de las personas enterradas en fosas comunes» en los cementerios, las «circunstancias y hechos que concurrieron para estos enterramientos masivos», «la fecha de los mismos» y si las muertes constan en algún registro público.

La Ley de la Memoria, aprobada el 31 de diciembre de 2007, obliga a las Administraciones a elaborar y poner a disposición de las familias de los fusilados y desaparecidos «mapas en los que consten los terrenos en que se localicen los restos» y el Gobierno debe hacer uno de todo el país. El hispanista Paul Preston, admitiendo cierta falta de exhaustividad, calcula que los muertos en la retaguardia franquista y en los primeros años de dictadura fueron 180.000. El historiador Santos Juliá, basándose en estudios realizados en 36 provincias, dio una cifra mínima de 90.000.

Una Comisión Interministerial de Víctimas de la Guerra Civil del Gobierno ya elaboró un informe sobre las víctimas. Pero concluyó que hay «enterramientos por toda la geografía de España, cuyo número y ubicación precisos aún se desconocen». Y reveló la «inexistencia de un censo de personas desaparecidas».
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Garzón obliga a la Iglesia y a varios ayuntamientos a reabrir la memoria histórica

Cuando parecía aplacada la polvareda de la ley de memoria histórica (que finalmente no recibió tal nombre y que se ha caracterizado por irritar a todos y no contentar a nadie) las entidades y asociaciones de familiares de represaliados del bando republicano han hallado un ariete a la medida de sus reivindicaciones en el juez Baltasar Garzón. Éste, según trascendió ayer, ha abierto diligencias para requerir a diversas instituciones listados de desaparecidos y fusilados durante la Guerra Civil y el Franquismo, con el fin de elaborar un censo y determinar si su juzgado, el número 5 de la Audiencia Nacional, es competente o no para investigar estos crímenes que los familiares de las víctimas consideran de «lesa humanidad» y, por tanto, imprescriptibles.
El pasado mes de junio, el juez ya se había dirigido a los ministerios de Defensa e Interior para pedirles un informe sobre el número de desaparecidos durante ese periodo, como paso previo a su decisión, ahora, de llevar a cabo estas nuevas actuaciones.
A espaldas de la Fiscalía
Garzón ha optado por seguir adelante en la «brecha» de la memoria histórica a espaldas del criterio de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que el pasado mes de febrero solicitó el archivo de las denuncias presentadas al considerar que se trataba de hechos que en su momento, según la legislación de la II República, estaban tipificados como delitos comunes y, en consecuencia, sus autores se habrían beneficiado de la «extinción de la responsabilidad» derivada de la amnistía general de 1977.
Además, en el caso de que se pudieran considerar delitos de lesa humanidad, la Fiscalía estimó que la Audiencia Nacional no era competente para juzgarlos, porque el criterio general es que este tipo de crímenes se han de tramitar en los juzgados de la jurisdicción donde hayan ocurrido los hechos.
El auto de Garzón pretende ser, a priori, de largo alcance, pues implica a la Conferencia Episcopal, a los Ayuntamientos de Madrid, Córdoba, Granada y Sevilla, a la Abadía del Valle de los Caídos, al Ministerio de Defensa, a la Dirección General de los Registros y del Notariado, del Centro de Documentación de la Memoria Histórica, e incluso al rector de la Universidad de Granada.
Todas las parroquias
En concreto, Baltasar Garzón insta a la Conferencia Episcopal a que comunique a todas y cada una de las parroquias de España (que son casi veintitrés mil) «que deberán permitir el acceso de la policía judicial» para la identificación de los fusilados y desaparecidos a partir del 17 de julio de 1936. O sea, a partir del «alzamiento».
A los Ayuntamientos les pide toda la documentación que permita certificar la identidad de las personas enterradas en fosas comunes de los cementerios de San José (Granada), Nuestra Señora de la Salud y San Rafael (Córdoba) y en el camposanto sevillano de San Fernando. A ese requerimiento de los datos posibles de fechas de nacimiento, residencia y filiación, añade Garzón el de que los mencionados Consistorios aporten información sobre las «circunstancias y hechos que concurrieron para estos enterramientos masivos», en busca de responsables.
Especialmente significativa es la petición a la abadía benedictina del Valle de los Caídos de un listado de las personas enterradas en este recinto, así como datos sobre la procedencia geográfica de los restos y «las causas del enterramiento allí hecho».
Otras diligencias las dirige el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional al Archivo General de la Administración (para que identifique a la entidad u organismo que pueda concretar el número de desaparecidos e informe de si han existido denuncias por esas desapariciones), al Centro Documental de la Memoria Histórica (al que pide los ficheros del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo), al Ministerio de Defensa en demanda de documentación archivada en los tribunales militares y a la Dirección General de los Registros y del Notariado, por la constancia que pueda tener de casos de desaparición.
Ocho denuncias
Han sido en total ocho las denuncias referidas a este tipo de hechos, promovidas por asociaciones (salvo una de ellas, de un diputado socialista) que vienen cifrando en unas treinta mil las desapariciones durante la Guerra Civil y el franquismo. Estas entidades, que han acogido con la lógica satisfacción la iniciativa del juez Garzón, estiman además que, queden en lo que queden las diligencias abiertas, servirán para impulsar la elaboración de un censo de desaparecidos en esa etapa histórica.
Precisamente, hace pocos días volvió a cobrar relieve el caso de la fosa común de la localidad granadina de Víznar en la que están los restos del poeta Federico García Lorca. Nieves Galindo, la nieta del maestro enterrado en ese mismo lugar, explicó la semana pasada a Ep que acudir a la vía judicial es «la única salida que le queda» para promover la exhumación de su abuelo y ante la negativa de la familia Lorca a llevar a cabo esa actuación.
Estos «flecos» de insatisfacción y malestar persisten en numerosos descendientes de fusilados y desaparecidos después de que el pasado otoño quedara definitivamente aprobada en el Congreso la polémica «Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra civil y la Dictadura», barroquísimo nombre con el que quedó finalmente bautizada la ley de memoria histórica, un empeño personal de José Luis Rodríguez Zapatero en el que sus convicciones más íntimas tropezaron con el sentido común,
Españoles «buenos» y «malos»
Así, en la normativa (que, según el PP, cae en los mismos pecados del franquismo, al dividir a los españoles en «buenos» y «malos») no se recogieron algunas de las exigencias de los colectivos de reivindicación republicana, como la de la anulación de todos los juicios políticos. Pero ante el riesgo de que en la nueva legislatura se pasara página, Garzón ha tomado el testigo de Zapatero.
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Garzón inicia una investigación judicial sobre desaparecidos en la Guerra Civil

El juez de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ha solicitado a instituciones como el Valle de los Caídos, la Conferencia Episcopal Española (CEE), el Centro Documental de Memoria Histórica o alcaldes de localidades como Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid que elaboren diversos listados y aporten datos sobre los desaparecidos durante la Guerra Civil.

El magistrado ha tomado esta decisión como paso previo a decidir si es competente para investigar las denuncias que varias asociaciones de memoria histórica presentaron el 18 de julio de 2007 en la Audiencia Nacional. Estos colectivos solicitaban la persecución penal por delitos de lesa humanidad de los autores de las desapariciones, \’sacas\’, asesinatos, torturas y exilios forzosos que se cometieron a partir de 1936.

En una providencia hecha pública hoy, el magistrado solicita a la Abadía de Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y a la Delegación del Patrimonio Nacional en San Lorenzo del Escorial para que proporcione la información sobre «el nombre de las personas enterradas en este lugar, procedencia geográfica de los restos y causas de enterramiento».

Además, pide a los alcaldes de Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid así como al rector de la Universidad de Granada el nombre de las personas enterradas en la fosas comunes a partir del llamado «alzamiento nacional» de 1936 y la situación de Guerra Civil que éste provocó.

El juez especifica que las fosas comunes se encuentran en el cementerio de San José (Granada), Nuestra Señora de la Salud y San Rafael (Córdoba) y San Fernando (Sevilla). Garzón pide además «las circunstancias en los que ocurrieron los enterramientos la fecha y si las muertes están anotadas en algún registro público».

Solicita también al centro Nacional de la Memoria Historia -dependiente del Ministerio de Cultura– que informe si dispone de los ficheros del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Pide además al Ministerio de Defensa que amplíe la solicitud que le trasladó el pasado mes de junio en la que le pedía que identificase qué organismo puede determinar el número de personas que desaparecieron en España a partir del 17 de julio de 1936. Pide además información a la Dirección de Registros y Notariado y al Centro Documental de la Memoria Histórica

También a la conferencia episcopal
En su providencia, el magistrado requiere a la Conferencia Episcopal que comunique a todas y cada una de las parroquias de España –un total de 22.827– que permitan el acceso a la Policía Judicial para que ésta identifique a posibles víctimas desaparecidas a partir del «alzamiento nacional» a través de los libros de difuntos de los que dispongan.

Además, requiere a una de las partes personadas que aporte «toda la información de la que disponga de todas las personas que estén practicando exhumaciones de víctimas de desapariciones forzadas» para que «estas exhumaciones puedan ser controladas» por su Juzgado, tanto en su ejecución, como en su resultado una vez que resuelva si procede o no admitir a trámite la causa.

La fiscalía pidió el archivo
La Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitó en febrero pasado el archivo de las denuncias, al considerar que han prescrito en aplicación de la Ley de Amnistía de 1977. También destacó que los hechos señalados eran contemplados como delitos comunes con tipificación ordinaria de asesinato, detención ilegal o lesiones en el Código Penal de la época en la que se cometieron, en referencia al ordenamiento de la Segunda República.

«Al quedarnos sólo en presencia de delitos comunes les son aplicables en toda su amplitud los artículos 1 y 2 de la Ley de Amnistía, lo que produjo ya en 1977 la extinción de la responsabilidad criminal», argumentaba en su escrito el Ministerio Fiscal.

De igual modo, el Ministerio Público sostenía que la competencia en el presente caso no corresponde a la Audiencia Nacional debido a que los crímenes contra la humanidad deben ser perseguidos por el órgano de la jurisdicción que corresponda, es decir, los juzgados del lugar en el que se hayan cometido los hechos.

Los familiares de las víctimas, que se manifestaron el pasado 26 de febrero a las puertas de la Audiencia Nacional, defienden que la invocación de leyes de amnistía o del principio de prescriptibilidad para no investigar crímenes internacionales como la desaparición forzada «no es conforme al Derecho Internacional».

A su juicio, el Estado tiene «la obligación de investigar y localizar el paradero de las personas desaparecidas cuando así lo solicitan sus familiares», ya que esta búsqueda constituye «una obligación que no se puede delegar en los particulares, ni mucho menos en los familiares».

Los colectivos que impulsan esta iniciativa son la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra y las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica de Andalucía, Valencia, Cataluña, Aragón, Mallorca, Valladolid, Ponteareas (Pontevedra), Sierra de Gredos y Toledo y Arucas (Gran Canaria).

Precisamente, Nieves Galindo, la nieta del maestro enterrado en una fosa común, en la localidad granadina de Víznar, junto al poeta Federico García Lorca, explicó la semana pasada que acudir a la vía judicial es «prácticamente la única salida que le queda» para promover la exhumación de la fosa en la que podrían encontrarse los restos de su abuelo tras «más de 16 de años de lucha» y ante la reiterada negativa de la familia Lorca a desarrollar esta actuación.
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Desarrollan un nuevo producto para la detección eficaz de sustancias prohibidas empleadas en el engorde de animales

Científicos del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Granada (UGR) han desarrollado un nuevo producto capaz de detectar con gran precisión el uso de sustancias prohibidas para el engorde de animales, como el Tapazol, medicamento antitiroideo que conlleva la obtención de carne de menor calidad, además de entrañar un riesgo potencial para la salud del consumidor.

Por estas razones, desde hace más de dos décadas el uso de estos compuestos está totalmente prohibido en el marco de la Unión Europea, informó la UGR en una nota.

Actualmente, y según los expertos, la detección de estos compuestos en muestras de diversa procedencia, orina, leche, carne, sangre y muestras de tiroides, resulta problemática debido a la propia naturaleza físico-química de los mismos, además de las limitaciones que presentan las técnicas de análisis más utilizadas en la detección de estas sustancias, como son la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) y la cromatografía de gases, espectrometría de masas.

Una reciente directiva de la Unión Europea indica que el uso de derivados deuterados de los compuestos tireostáticos a investigar constituye un método analítico de alta precisión para la detección de estos compuestos. Sin embargo, no se conocía hasta la fecha el derivado deuterado del Tapazol.

El grupo de investigadores formado por Enrique Oltra Ferrero, José Justicia Ladrón de Guevara y Juan Manuel Cuerva Carvajal, del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Granada, han desarrollado un procedimiento que permite obtener el derivado deuterado del Tapazol. Dichos compuestos deuterados son especialmente ventajosos tanto en el campo farmacéutico como en el analítico.

El producto desarrollado, Tapazol marcado con deuterio, es aplicable en el campo del análisis químico de alimentos, como patrón para la detección del compuesto tireostático Tapazol. Adicionalmente, el procedimiento de preparación de este compuesto se puede aplicar en el ámbito de la industria químico-farmacéutica, como metodología adecuada para la preparación de Tapazol marcado con deuterio.

Actualmente, desde la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de Granada se promociona esta invención protegida mediante patente.
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El arte que llega

Un grupo de jóvenes artistas formados en la facultad de Bellas Artes de Granada conforman el colectivo Tangram “para hacer visibles” sus trabajos.

El tangram, milenario juego chino en el que la estrategia es indispensable para armar el rompecabezas, ha servido a un grupo de jóvenes artistas granadinos para denominar al colectivo en torno al que se han agrupado para, por ahora, exponer sus obras en la sala de exposiciones del edificio del Rey Chico, en una muestra que se puede contemplar desde ayer y hasta el próximo 15 de septiembre.

Bajo el nombre de este sesudo juego oriental en el que la estrategia es fundamental, los componentes del grupo pretenden “hacer visible” su trabajo, según explicaba ayer durante la presentación a los medios uno de los artistas, Álvaro Pérez, que apuntó la “necesidad” de que Granada cuente con más salas de exposiciones que den salida a jóvenes valores.

En una primera mirada a las obras de los diez componentes de Tangram se puede comprobar que cada uno trabaja en una estética distinta que poco tiene que ver con la de sus compañeros. Pero es que la unión de estos estudiantes y licenciados en Bellas Artes no se ha producido con el objetivo de “aunar una estética”, explicaba Pérez. La idea es “juntar fuerzas” para “poder salir adelante” en el difícil mundo del arte.

Pura estrategia, como en el tangram. Su primer objetivo cumplido ha sido el llegar a montar esta muestra, que ha contado con el apoyo de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento. La mayoría de los artistas que forman parte de la muestra sólo han expuesto hasta el momento de manera colectiva. Tienen edades comprendidas entre los 21 y los 31 años y estudian o han estudiado en la Facultad de Bellas Artes de Granada.

Una de las más jóvenes es Clara Jiménez Lorca, de 21 años, a la que le falta poco para finalizar sus estudios artísticos en la universidad granadina y que ha colgado su lienzo titulado ‘Debussy´. “La música es la que inspira mi pintura. A veces un acorde, una melodía, un compositor”, aseguraba ayer la pintora”. Si la obra de Clara Jiménez es pura abstracción, la apuesta de Bernardino Sánchez Bayo, que con 31 años es de los más veteranos del grupo, se podría definir como más figurativa.

En la muestra del Rey Chico ha seleccionado varias pinturas de una serie titulada ‘Amarre en el dique seco´, en las que se pueden ver barcos en un puerto. “Me interesan mucho las escenas portuarias. Es un tema con mucha fuerza”. No todas las obras que los integrantes de Tangram exponen en la muestra son pinturas.

La excepción es la creación de Úrsula Tutosaus, una joven granadina de 26 años que ha apostado por la instalación titulada ‘Egosistemas de consumo´, consistente en un expositor en el que hay envasadas al vacío algunas plantas a modo de denuncia “de un mundo consumista como en el que vivimos”. La concejal de Juventud, María Francés, explicó en la presentación que esta iniciativa se enmarca dentro del ‘Plan Joven´, que pretenden “promocionar a los jóvenes artistas en Granada para que se conviertan en referente a nivel andaluz y nacional.”
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La nota de corte más alta, la de Medicina, baja nueve centésimas

Medicina sigue siendo la primera de la lista en la Universidad de Cádiz (UCA). La Comisión del Distrito Único Andaluz hizo público ayer el nuevo listado de admitidos en las universidades de Andalucía en cada una de las titulaciones y centros, y en esta segunda adjudicación de plazas la puntuación que se requiere para optar a los estudios de la licenciatura de Medicina en la institución académica gaditana sigue siendo la más elevada. No obstante, ha bajado unas centésimas con respecto al primer listado que se presentó en julio: de un 8,52 ha pasado a un 8,43.

Sólo nueve centésimas de diferencia que, según el vicerrector de Alumnos de la UCA, David Almorza, dan para mucho, pues calcula que de ese descenso se podrán beneficiar «unos 80 jóvenes». Asimismo, está convencido de que en la tercera y última lista de adjudicación, que se publicará el miércoles 10 de septiembre, la nota de corte de Medicina volverá a bajar, «aunque no tanto como ahora».

La licenciatura de Medicina, que este año oferta en Cádiz un total de 218 plazas, alcanza su nota de corte más alta en toda Andalucía en la Universidad de Granada, con un 8,76 en esta segunda lista de adjudicación.

Volviendo a Cádiz, por debajo de la barrera del 8 -que únicamente sobrepasa la especialidad de Medicina- se sitúan otras carreras sanitarias, como la diplomatura de Fisioterapia, que de un 7,97 en julio ha pasado a un 7,88; y la diplomatura de Enfermería, cuya puntuación en la escuela del campus de Cádiz ha experimentado la bajada más significativa, pues de un 7,29 se sitúa ahora en un 7,16: un total de 13 centésimas menos. En la escuela universitaria de Jerez la diferencia entre un listado y otro es sólo de siete centésimas: de 7,03 ha pasado a 6,96. Las puntuaciones más baja de Enfermería son la de la escuela de Algeciras, con un 6,83, y la de la escuela gaditana Salus Infirmorum, con un 6,51.

Además de estas especialidades, otras ocho exigen una nota superior al 5 a los alumnos que pretenden acceder a la UCA a través de la prueba de la Selectividad. Son la doble titulación de Maestro en Lengua Extranjera y en Educación Infantil (6,94), Maestro en Educación Primaria en el campus de Puerto Real (6,21), Maestro en Educación Infantil (6,37), la doble licenciatura de Ciencias Ambientales y Ciencias del Mar (5,67), Maestro en Educación Física (5,66), Maestro en Educación Especial (5,64), Maestro en Lengua Extranjera (5,46), y Maestro en Audición y Lenguaje (5,13).

Todas estas notas de corte también podrían bajar en la próxima y última adjudicación de plazas, pero en función siempre del número de vacantes que queden disponibles.

Los títulos restantes que se imparten en la institución académica gaditana, y que son la mayoría, se han quedado con un 5 de nota de corte.
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El juez Garzón reclama un listado sobre los desaparecidos en la Guerra Civil

El juez de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, solicitó a instituciones como el Valle de los Caídos, la Conferencia Episcopal Española (CEE), el Centro Documental de Memoria Histórica o alcaldes de localidades como Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid que elaboren diversos listados y aporten datos sobre los desaparecidos durante la Guerra Civil.
El magistrado tomó esta decisión como paso previo a decidir si es competente para investigar las denuncias que varias asociaciones de memoria histórica presentaron el 18 de julio de 2007 en la Audiencia Nacional. Estos colectivos solicitaban la persecución penal por delitos de lesa humanidad de los autores de las desapariciones, asesinatos, torturas y exilios forzosos que se cometieron a partir de 1936.
En una providencia hecha pública ayer, el magistrado solicita a la Abadía de Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y a la Delegación del Patrimonio Nacional en San Lorenzo del Escorial para que proporcione la información sobre «el nombre de las personas enterradas en este lugar, procedencia geográfica de los restos y causas de enterramiento».
Además, pide a los alcaldes de Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid así como al rector de la Universidad de Granada el nombre de las personas enterradas en la fosas comunes a partir del llamado alzamiento nacional de 1936 y la situación de Guerra Civil que éste provocó.
El juez especifica que las fosas comunes se encuentran en el cementerio de San José (Granada), Nuestra Señora de la Salud y San Rafael (Córdoba) y San Fernando (Sevilla).
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La UGR pone en marcha un Chat para seminarios virtuales del «prácticum» de Magisterio

Con el título «El Chat como estrategia para fomentar el aprendizaje colaborativo en el prácticum de Magisterio», que coordina la profesora Carmen Trigueros Cervantes, la UGR ha puesto en marcha un proyecto de innovación docente ya aprobado por el Vicerrectorado de Planificación e Innovación Docentes, que, entre otros aspectos, trata de aunar objetivos en torno al alumnado en prácticas, a los tutores de los centros educativos y por último en relación con los supervisores o profesorado universitario implicado, con la finalidad última de mejorar la formación de los futuros maestros, contribuir a la formación permanente de los maestros en ejercicio desde la reflexión conjunta y acercar la realidad educativa al profesorado universitario.
Este proyecto aspira pues, entre otros objetivos, a aprender a trabajar en colaboración salvando las dificultades que genera la distancia física en la realización del prácticum fuera de la provincia de Granada; facilitar la relación y comunicación entre alumnado, tutores y supervisores de diferentes centros educativos con el fin de compartir y analizar de manera crítica y reflexiva las diferentes prácticas educativas; y analizar los temas y preocupaciones de los implicados en las prácticas desde el análisis de los diálogos mantenidos a través del Chat, Correo electrónico y las entrevistas realizadas al alumnado y tutores.

Práctica diaria
Así, con este proyecto se ha buscado, a decir de los responsables, «el desarrollo de las competencias de saber, saber hacer y saber ser, esperando que el alumnado aprenda a diseñar, planificar y desarrollar proyectos de trabajo relacionados con la práctica diaria en la escuela, y a solventar los problemas que surjan en el contexto escolar adoptando una actitud colaborativa y autocrítica ante los procesos de enseñanza y aprendizaje valorando de manera reflexiva las experiencias vividas en este campo, tratando de no gestionar socialmente el conocimiento, sino de generarlo desde el grupo».
Junto a la coordinadora, Carmen Trigueros, participan en el proyecto los también profesores Enrique Rivera García, Eduardo de la Torre Navarro, María Luisa Campos Luanco y Pablo Galindo Calvo.
Según los responsables de este proyecto de innovación docente de la UGR, «la organización del prácticum de la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada contempla una casuística que es la de realizar dichas prácticas fuera de la provincia. Dado que la distancia implica que se puedan realizar pocos seminarios presenciales, hemos recurrido al uso de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para la realización de los seminarios y tutorías, lo que supone la virtualización de parte de dicha supervisión. Se opta por el uso de sesiones de Chat (seminarios virtuales), al entender que este sistema de comunicación entre personas ubicadas en diferentes lugares, permite crear espacios para discutir, compartir experiencias, generar reflexión y por tanto, como señala Fernández Jiménez (2002), generar conocimiento, un conocimiento compartido a través del intercambio de experiencias y reflexiones, siendo una de nuestras metas, en este proyecto de innovación, fomentar el aprendizaje colaborativo en nuestro alumnado. Para constatar que el Chat fomenta el aprendizaje colaborativo frente al uso de otras Tecnologías de la Información y la Comunicación como puede ser el Correo electrónico en la tutorización del prácticum, también hemos recurrido a su uso, y así poder afirmar que este sólo tiene utilidad para resolver problemas puntuales y cuestiones más personales, pero que no es una buena estrategia para tutorizar una asignatura como el prácticum».

Referencia:
Profesora Carmen Trigueros Cervantes. Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal. Universidad de Granada. Tfns.: 958 249641 y 958 243964. Correo electrónico: ctriguer@ugr.es


La Opinión

Pág. 9: La segunda lista de admitidos en la UGR está desde anoche en Internet
Pág. 56: Antonio Jiménez Torrecillas, premio Saloni de interiores|Carvajal prefiere esperar para ganar el García Lorca
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Granada Hoy

Portada: Medicina tiene la nota de corte más alta de las 9 universidades de Andalucía
Pág. 13: Medicina encabeza las notas de corte en la segunda \’pugna\’ por las plazas
Actual – Pág. 36: Jiménez Torrecillas gana el premio Saloni por su creación para Dal Bat
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