– «El médico muchas veces tiene que hacer de administrativo»
Elprestigio poco tiene que ver con la popularidad. Esta última tiene un carácter más efímero, muchas veces fruto de las circunstancias, mientras que el primero es producto del trabajo bien hecho durante décadas, de la dedicación sin descanso a una tarea. Las paredes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (UGR) rezuman el mencionado prestigio, ya sea por los retratos de anteriores decanos, por las pizarras que han servido a cientos de ilustres profesores o alumnos o por la incomparable colección documental que guardan sus entrañas. La UGR presume de Facultad de Medicina, que año tras año se afianza como estandarte de la institución. El desafío de sus gestores es mantener el liderazgo, sobre todo cuando en apenas dos años hay una mudanza pendiente al Campus de la Salud. Indalecio Sánchez-Montesinos, profesor de Anatomía Humana del centro, es el hombre llamado a guiar la nave. Este profesor, elegido hace tres meses como decano de la facultad, conoce como pocos el centro, ya que fue estudiante del mismo. Su reto es mantener e incluso superar el listón que dejaron sus antecesores, esos cuyo retrato cuelga en la sala de reuniones, en la ´zona noble´ de la facultad.
-¿Qué es lo primero que hace un decano de Medicina cuando llega a este despacho, tan cargado de historia?
-Lo primero es trabajar. No queda otra. Es decir, reunirse y establecer los proyectos de futuro con quienes están al frente de instituciones fundamentales para esta facultad: los gerentes de los hospitales, el delegado de Salud, el vicerrector del Campus de la Salud y los decanos de Farmacia y Odontología.
-¿La Facultad de Medicina es una pieza básica en la UGR?
-Es un estandarte, y no porque yo lo diga, ya que puedo ser considerado parte interesada, sino porque así lo cree el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro. Evidentemente es un motivo de orgullo, pero no debemos vanagloriarnos. Quienes integramos esta facultad debemos adquirir siempre un papel humilde y pensar que nuestro éxito siempre se ha debido al trabajo de todos los integrantes del centro, desde los catedráticos hasta el personal de administración y servicios (PAS).
-Medicina exige casi un 9 en selectividad a los estudiantes de nuevo ingreso, una de las notas más altas de España. ¿Hay que considerar a quienes acceden a este centro unos superdotados?
-No se trata de ser superdotados, sino de amar la profesión. Estar tan enamorado de ella que uno, cuando estudia, da el ciento por ciento de sus posibilidades para entrar en la facultad y posteriormente para acabar la carrera. Y no resulta precisamente fácil, puesto que es una de las titulaciones más sacrificadas que se pueden estudiar en la actualidad. Un joven puede tardar hasta diez años o más en concluir su formación, entre lo que es la carrera, los exámenes o el MIR. (Las prácticas hospitalarias tras obtener el título). Es tremendo.
-¿Entonces, entre los estudiantes de Medicina prima la vocación?
-Estoy convencido. Esta carrera es muy dura y compleja y, de otra manera, no aguantarían aquí.
-Por lo que me dice, todos anhelan ser médicos y ejercer la medicina. ¿No cree que la profesión está de capa caída en cuanto a su consideración social? Las agresiones han pasado a ser, lamentablemente, habituales.
-Se ha perdido parte de la dignidad que tenía esta profesión antaño, cuando el médico y el maestro eran las dos personas más respetadas de cualquier localidad. Los tiempos cambian, y en algunos aspectos para mal. La imagen del ´médico amigo´ se ha disipado totalmente. Ahora lo que existe es desconfianza y los galenos se sienten desprotegidos. Considero que la especialización de la profesión tiene parte de culpa. Este concepto ha llegado hasta tal punto que el médico muchas veces no hace su función, sino la de administrativo. El sistema sanitario presiona al médico para que se encargue de arreglar las listas de espera, por ejemplo, cuando esta no es su función.
-¿El médico no puede estar muchas veces en condiciones de atender al paciente?
-No quiero decir eso, porque los profesionales que ejercen la Medicina están ampliamente cualificados y volcados en su labor. Ya he comentado que es una profesión vocacional. Lo que quiero significar es que el sistema sanitario en ocasiones deshumaniza la atención médica y la consecuencia de ello es que se pierde respeto social.
-¿Cómo se consigue que el profesional sanitario vuelva a ser respetado?
-No tengo una fórmula concreta, pero apuesto por el diálogo. Todos los organismos que tenemos algo que decir en la formación de los futuros profesionales debemos reunirnos y tomar medidas para recuperar el prestigio de antaño. Repito, no puede ser que el médico se convierta en un administrativo.
-¿Desde esta facultad se puede hacer algo para encauzar la situación?
– Está claro que algo podemos hacer y, en este sentido, vamos a crear un nuevo vicedecanato que se encargue de fomentar las prácticas para que los médicos que salgan de la UGR no sólo tengan una excelente formación teórica, sino que además sepan lo que se van a encontrar fuera de aquí.
-¿Considera que las prácticas que realizan actualmente los estudiantes de su facultad son insuficientes?
-Esta facultad tiene un prestigio, pero éste se ha ganado fundamentalmente desde la enseñanza del conocimiento. Necesitamos mejorar la oferta de prácticas de nuestros alumnos. Pocos tienen dudas de que este centro está a un nivel excelente en cuanto a la enseñanza teórica, pero la formación integral del alumnado requiere más cosas. Y no hablo exclusivamente de las prácticas. Nuestro Vicedecanato de Extensión Universitaria se va a volcar en la promoción de actividades culturales o deportivas para nuestros jóvenes alumnos, tareas que les sirvan de complemento a su formación académica.
-Ha comentado que no se realizan suficientes prácticas, pero la facultad se encuentra ´pegada´ al hospital Clínico y muy cerca del Virgen de las Nieves.
– Las prácticas clínicas, es decir, a nivel hospitalario, no son suficientes. Necesitamos más presencia, pero no sólo en los hospitales, sino también en los centros de salud. Es necesario que los futuros doctores sepan hacer historias clínicas o estén preparados para hacer frente al servicio de Urgencias, que es donde acaban muchos de ellos en sus primeros años de residentes. La Facultad de Medicina no puede ser un centro cerrado.
-La Facultad de Medicina de la UGR incrementará el próximo curso su número de alumnos, al igual que otros centros de estudios médicos del país, por decisión del Ministerio. Varios decanos, sin embargo, han alertado de que esta situación puede ir en perjuicio de la calidad de la enseñanza. ¿Qué opina?
-Cuando estudiaba en esta facultad había 1.300 alumnos y recibíamos unas clases magníficas. Por ejemplo, en Anatomía. El número de alumnos no creo que sea un problema. El drama sería no tener profesorado cualificado o espacio suficiente pero, afortunadamente, disponemos de ambas cosas. La pregunta que hago a quienes se postulan a favor de aumentar el número de plazas porque dicen que hacen falta más médicos en el sistema sanitario es: si aumentamos los alumnos ¿se incrementará también el número de plazas de residentes en los centros públicos o, en cambio, nuestros estudiantes se tendrán que ir al extranjero por falta de oportunidades? Desde la Consejería de Salud se dice que faltan médicos. No les quito la razón, pero hay opiniones opuestas y deberíamos reunirnos todas las instituciones para iniciar un profundo debate al respecto.
-En los próximos años debe hacer frente al traslado del la facultad al Campus de la Salud. ¿Será un problema?
-Es algo que no me preocupa porque sé que hay mucha gente volcada. Tengo claro que el traslado no es sólo importante para la UGR, sino que además es un proyecto para la ciudad. Debemos hacer partícipe a toda Granada del Campus de la Salud porque será muy importante para su desarrollo futuro.
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