– «La prolongación de la crisis del ladrillo podría tener un trágico desenlace en la provincia»
Caja Rural presenta un estudio sobre la coyuntura económica en el ejercicio 2007
«La economía granadina es poco dinámica. Eso, en momentos de crisis, supone una salvaguarda». Es la lectura positiva que Miguel González Moreno, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, realiza sobre el ya de por sí turbio panorama actual. Ver el vaso medio lleno parece un grito esperanzador en un día de orgullo patrio por la gesta de la selección de fútbol. «Granada tiene puntos débiles y fortalezas. Quienes andamos por cierta edad hemos vivido crisis mucho más duras, como la de los años setenta. Las afrontamos. Si pudimos salir de ellas, seremos capaces de superar ésta».
González Moreno presentó ayer el Boletín de Coyuntura Económica de 2007, un análisis publicado por Fundación Caja Rural de Granada que se enfrenta a al controvertido punto de inflexión que sufrió el marco económico nacional, andaluz y granadino el año pasado. El catedrático ha desarrollado este balance técnico y reflexivo con los profesores titulares de la UGR Marco Miguel García Velasco y Elías Melchor Ferrer.
¿Diagnóstico? Para los estudiosos se antoja complicado lanzar pronósticos cuando aún se desconocen las consecuencias y la duración de la crisis -el catedrático la llama así-. Pero sí que esperan que la depresión tenga un efecto catártico. «Debemos aprender de la crisis y que el próximo periodo expansivo no acabe en un boom inmobiliario».
Empleo
Precisamente, la construcción generó en Granada una porción importante de empleo en el primer trimestre de 2007 aunque el batacazo del último tramo del año provocó que el sector redujera un 1,5% su cantidad de trabajadores (875 empleados menos). «Si la bonanza económica de la última década benefició a la provincia, la prolongación de la crisis del ladrillo podría tener un trágico desenlace».
Los indicadores se pueden extrapolar al conjunto de sectores de la economía granadina, que se caracteriza por su tímida regularidad. «El turismo ha tenido un desarrollo positivo, pero los servicios están muy ligados al nivel de gasto. En ese sentido, la piedra de toque tendrá lugar en los próximos meses», explicó González Moreno. En 2007 nos visitaron menos viajeros -con el consiguiente descenso de pernoctaciones- y se mantuvo de manera leve el promedio de gasto turístico diario (la media anual es de 66 euros).
Miguel González Moreno afirmó que 2007 ha sido un año bisagra. El que cierra un periodo de expansión y en el que aparecen los síntomas de la crisis. «Han influido factores internos y externos; esa mezcla es lógica en una economía integrada como la española. Pero la crisis no se debe achacar sólo a lo externo». Y matizó: «Sí, estamos en crisis, aunque no en una situación crítica. No es lo mismo».
El catedrático apeló a los márgenes de maniobra de la política económica. «Es difícil tomar decisiones porque estamos sujetos a la zona euro y a los presupuestos. Dependemos de la voluntad del Banco Central Europeo, así como de los pactos de estabilidad de la UE».
González Moreno también recordó el papel que podría estar desempañando la industria española, menos competitiva por haberse quedado «en tierra de nadie». El analista cree que el modelo está agotado, a pesar del hecho de que España sea la octava potencia mundial.
