– EL CAMBIO CLIMÁTICO ALTERA EL CICLO DE ESPECIES EN DOÑANA
Un estudio desarrollado en el espacio natural ha desvelado la presencia de varios tipos de microcrustáceos, esenciales para la cadena trófica acuática del parque.
Desde que en 2005 se diera por finalizada la restauración del Parque Doñana, que resultó afectado por los vertidos de Aznalcóllar, ocasionados en abril de 1998, los trabajos de investigación efectuados sobre la zona se han orientado, cada vez más, hacia el estudio de los invertebrados acuáticos.
Un ejemplo de estas investigaciones fue la realizada en 2006 por la científica alemana Dagmar Frisch, becada para ello por la UE con la ayuda Ecodoca, y Enrique Moreno-Ostos, miembro del Instituto del Agua de la Universidad de Granada. Parte del estudio que desarrollaron ha salido a la luz recientemente. Se trata del hallazgo de varios microcrustáceos presentes en este espacio natural, concretamente dos nuevas especies de copépodos (metacyclops planus y mesocyclops leukartí) y tres de cladóceros (Ilyocryptus sordidus, Moina slina y pleuroxus letournexi). Estos ejemplares, cuya longitud es inferior a un milímetro, forman parte del zooplancton autóctono, por lo que son fundamentales para la cadena alimenticia de las especies acuáticas del parque.
Andy Green, investigador científico de la Estación Biológica del Doñana, justifica la distancia existente entre los conocimientos que se poseen sobre los mamíferos y las aves del parque y los datos que manejan sobre zooplancton argumentando que, las primeras, se han estudiado mucho más “porque tendemos a fijarnos en ellas por la similitud que tienen con nosotros”, además de porque las investigaciones desarrolladas “se han circunscrito al área del palacio, a las dunas, no tanto a las marismas, caracterizadas por su inaccesibilidad”.
Green augura la localización de nuevos microcrustáceos en las investigaciones que han puesto en marcha ya que, según afirma, “posiblemente siempre estuvieron ahí pero no se ha reparado en su existencia”. La aparición de estos ejemplares no se debe, por tanto, a los efectos del cambio climático en Doñana que sí se están dejando sentir en la presencia de otras especies en el parque. Es el caso de varias aves acuáticas como, por ejemplo, la cerceta común, el pato más pequeño que inverna en este espacio natural. Desde hace 20 o 30 años su migración al parque se ha ido reduciendo progresivamente porque, a causa del aumento de las temperaturas, no le compensa trasladarse al sur en invierno porque las temperaturas registradas durante esta época en el norte no son tan bajas como antaño. Asimismo, los gansos posponen un mes su llegada a Doñana por el mismo motivo. También ha sucedido algo similar con algunas especies de libélulas que no se citan en los estudios del parque desde hace años.
Las consecuencias del cambio climático se traducen en marismas secas durante la época estival, temperaturas más altas, un paulatino aumento en la salinidad de las aguas y el descenso general de la humedad. Estos efectos son altamente perjudiciales para la riqueza en especies del parque, cuya singularidad se debe al carácter dulce de sus aguas.
Recientemente ha salido a la luz el hallazgo de varios microcrustáceos presentes en este espacio natural. Concretamente dos nuevas especies de copépodos (metacyclops planus y mesocyclops leukartí) y tres de cladóceros (Ilyocryptus sordidus, Moina slina y pleuroxus letournexi). Estos ejemplares, cuya longitud es inferior a un milímetro, forman parte del zooplancton autóctono, por lo que son fundamentales para la cadena alimenticia de las especies acuáticas del parque.
Ante la posibilidad de que la aparición de estas especies acuáticas esté provocada por las modificaciones climáticas registradas en la zona, Andy Green, investigador científico de la Estación Biológica del Doñana, explica que posiblemente, estos microcrustáceos hayan existido siempre en el parque. Además, justifica la ausencia de datos sobre ellos con la falta de estudios acerca de los mismos, que no comenzaron a efectuarse hasta que, en 2005, se finalizara la restauración del espacio natural, afectado por los vertidos de Aznalcóllar, ocasionados en abril de 1998.
A partir de esta fecha se iniciaron varios trabajos de investigación orientados al análisis de los invertebrados acuáticos, entre ellos los de Frisch y Moreno-Ostos. Green augura la localización de nuevas especies de microcrustáceos en los estudios que la estación biológica ha puesto en marcha.
Más información:
Andy Green
Investigador Científico de la Estación Biológica de Doñana
Email: ajgreen@ebd.csic.es
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