– Los médicos de familia se preparan para realizar diagnósticos genéticos
Granada acoge hasta el sábado el III Congreso Andaluz de Atención Primaria, en el que más de 400 doctores han analizado el presente y futuro de su consulta.
Dentro de unos años, nadie pondrá cara de extrañeza cuando el médico de familia mande al paciente en cuestión un análisis genético. Hoy, que alguien nos diga que va a estudiar nuestro ADN para averiguar la probabilidad que hay de que portemos una enfermedad, ignorantes, desde el mismo día en que nacimos, suena a ciencia ficción. Un recurrente cinematográfico -que, curiosamente, siempre se sitúa en un futuro poco halagador- que gracias a la innovación científica y tecnológica se ha transformando en una realidad muy actual.
Al menos así lo están tratando desde ayer y hasta el próximo sábado, los más de 400 participantes del III Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria, organizado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
El médico de cabecera es el médico por antonomasia. A diferencia de otros especialistas, su objetivo son las personas, no determinadas enfermedades, órganos o sistemas. Juan Sergio Fernández, presidente del congreso, apunta: «Ese abordaje integral del paciente sólo lo hacemos nosotros. Por eso, en estos eventos se tratan todas las áreas del conocimiento médico. Desde temas clásicos como la diabetes, osteoporosis, hipertensión… Hasta grandes descubrimientos, como la genómica».
Y es que, a día de hoy, ya se dispone de la tecnología suficiente para ser capaces de predecir con un grado de aproximación importante el riesgo que una persona tiene de padecer determinados tipos de patologías. «Un tumor, alzeimer, problemas cardiovasculares… A nivel experimental ya funciona, ahora es el momento de implementar el proceso en la clínica diaria a corto plazo. De ahí la conveniencia y necesidad de que los médicos estemos preparados y formados en estas innovaciones para trasladarlas a la práctica diaria».
«Imprescindible»
Granada cuenta con un gran elenco de investigadores de primera línea que desarrollan su trabajo en laboratorios locales. Es el caso del doctor José Antonio Lorente, director del Centro de Genómica y Oncología Genética (GENYO), que lo tiene muy claro: «La genómica en la atención primaria es un instrumento de diagnóstico preventivo que en el futuro será tan imprescindible como una radiografía o un electro lo pueden ser en la actualidad».
Lorente, muy vinculado a la Universidad de Granada, defiende un plan de formación oficial que introduzca el estudio de los genes en las facultades de medicina. «La información puede ajustar el tratamiento, valorar el pronóstico o hacer prevención con las familiares», destaca. Así, el director de GENYO sostiene que en los estudios del MIR «la genómica es tristemente secundaria» y que «el futuro de la medicina es el futuro de la genómica, y vicecersa».
Con respecto al paciente, Lorente recuerda que el uso del test genético no tiene efectos secundarios «si se emplea bien». Cree que para popularizar la genómica hay que «mostrar su efectividad real en los casos del día a día y huir de las investigaciones muy experimentales que prometen soluciones a problemas muy complejos. Porque muchas personas -matiza- suelen tratar a la genética y a la investigación como algo mágico, generando falsas esperanzas en el conjunto de la población». Una de los grandes peros al uso de esta herramienta científica es el coste de sus pruebas. «Quedará totalmente amortizado porque la genómica ayudará a diagnosticar mejor, a prevenir,, y a poner los tratamientos más adecuados». El III Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria funciona bajo el lema Comprometidos con nuestros pacientes, comprometidos con la sociedad. Una filosofía que impregnará los tres días de jornadas, porque, como explica el director del evento, Juan Sergio Fernández, «los médicos nos movemos constantemente gestionando incertidumbres».
Seguridad del paciente
«Cada vez -sostiene- es más importante la agresividad con la que tratamos a nuestros pacientes con múltiples fármacos. Debemos tener controlado el riesgo de efectos secundarios, de ahí que el médico de familia, que maneja sus fármacos y, además, los del resto de compañeros del hospital, esté bien formado para minimizar el peligro».
Por cierto, ellos son los precursores de la besada de mañana en Bibrrambla, que servirá de acto de clausura del congreso. «Una forma de llevar la medicina más allá de los muros de este congreso», termina Fernández.
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