– España debe tomar medidas para evitar la especulación del suelo.
El catedrático de Gandia, contratado por la Reserva Federal para buscar soluciones a la crisis financiera de EE. UU., afirma que se debe invertir en investigación.
El catedrático gandiense Santiago Carbó ya se encuentra plenamente instalado en las dependencias de la Reserva Federal de EE.UU. donde está prestando sus conocimientos para aportar soluciones a la crisis financiera del país. El decano de la Facultad de Ciencias Económicas de Granada ha tenido que buscarse habitáculo, mesa, silla y ordenador. No sale casi en todo el día, entre otras cosas, porque están a 20 grados bajo cero. Para Carbó es todo un reto trabajar con economistas de tanto nivel entre los que se encuentran premios Nobel que actúan como asesores.
-¿Se puede hablar de crisis económica en España?
-Lo correcto es hablar de desaceleración porque se está creciendo menos. El término crisis económica sería más correcto si hubiera recesión, algo que no ocurre desde 1993. Para que haya recesión tiene que haber tasas de crecimiento negativas durante dos trimestres consecutivos y esto, por ahora, no se ha producido y no parece que vaya a ocurrir en el corto plazo. Es cierto que la desaceleración podría acentuarse porque hay tensiones de liquidez, lo que endurece las condiciones de los créditos para los ciudadanos. El problema de España es que el pasado ciclo inmobiliario está agotado y el mercado se encuentra en una situación francamente preocupante. Esto desencadena otra serie de consecuencias como la falta de creación de empleo.
-¿Afecta la crisis financiera de EE.UU. a España?
-Lo hace, pero indirectamente. Existe cierto miedo y desconfianza entre las entidades bancarias y ello conlleva a que se presten menos entre ellas. Las condiciones de liquidez para los bancos se endurecen y eso hace que sea más difícil que los españoles logren préstamos.
-¿El incremento de la morosidad podría ser preocupante?
-No creo que llegue a ser tan preocupante como en otros países. El mayor problema es la dificultad para conseguir un crédito.
-¿Cree que el Gobierno debería haber tomado medidas para frenar la crisis inmobiliaria?
-Por supuesto, hace mucho tiempo. Lo que hay que hacer ahora en España es replantearse el sistema de incentivos en la construcción y reducir el campo de actuación para evitar la especulación del suelo. Es necesario construir muchas más viviendas sociales y contener la especulación de la costa. De lo que nadie parece acordarse es de las clases medias, que ni pueden acceder a la vivienda social ni tienen suficientes recursos para obtener una vivienda en el mercado sin que suponga una elevadísima carga deuda. El suelo es limitado y ello ha contribuido a que creciera demasiado su precio lo que repercute en el de las viviendas. La sobreexplotación del suelo no sólo ha ocurrido en España, también en EE.UU, Irlanda o Australia.
-¿Cree que bajará el precio de la vivienda?
-España no tiene experiencia de que haya bajado el precio de la vivienda bruscamente durante un periodo prolongado. Pero en la situación actual hay algo que no cuadra y por ello creo que sí que va a bajar significativamente. Es necesario adoptar una política de racionalidad en el mercado inmobiliario para que no se vuelva a producir un desajuste tan fuerte en los precios.
-¿Seguirá subiendo la inflación?
-Se mantendrá más o menos en los parámetros actuales, ya que es difícil hacer frente a esta desaceleración con una política que ayude a contener los precios.
-¿Qué medidas debe adoptar el Gobierno para mejorar la economía?
-Hay que apostar claramente por un aumento de la competitividad e innovación. No podemos crear un Silicon Valley de la noche a la mañana pero hay que apoyar políticas intensas de investigación más desarrollo más innovación (I+D+i). Es necesario para competir con países con mano de obra más barata. Estas políticas deben estar subvencionadas, en buena parte, por los organismos públicos pero las empresas (sobre todo, las grandes) deben dedicar más recursos para innovar por ellas mismas. Además creo que es necesario liberalizar determinados sectores y actividades económicos que contribuyen notablemente al crecimiento de la inflación.
-¿Qué es lo que más preocupa en la economía americana?
-Hay varios frentes que explican la crisis de los mercados financieros y lo que más preocupa ahora son los efectos a largo plazo de las hipotecas subprime. Hace un año ya se veía el problema porque aumentó la morosidad. Los bancos concedieron hipotecas a personas con alto riesgo y en un país con un mercado laboral tan liberalizado, con un despido fácil, la bolsa de impagados ha ido creciendo. El volumen de hipotecas subprime es importante y esto produce efectos en cadena. Y es que los bancos habían emitido títulos garantizados por estos préstamos hipotecarios de alto riesgo. Estos bonos se vendieron por todo el mundo por lo que muchas entidades se han infectado con la crisis de la subprime. Ahora no se sabe exactamente cómo y cuándo va a terminar esta situación. Llevamos seis meses en los que numerosos bancos han declarado miles de millones de pérdidas. En Europa también hay bancos contaminados.
-¿Qué soluciones hay?
-Es difícil. Hay analistas que afirman que no se debe ayudar a los bancos porque si se apoya a entidades que han asumido excesivo riesgo, se puede distorsionar el sistema de incentivos y en unos pocos años podrían volver a cometer otra vez el error de conceder hipotecas de alto riesgo u otras prácticas. Sin embargo, otros analistas afirman que es necesario intervenir porque, de lo contrario, esta crisis podría darnos un buen susto. Yo entiendo que los Gobiernos actúen en situaciones delicadas, sobre todo, para evitar el pánico, pero creo que donde hay que trabajar es en la elaboración de prácticas regulatorias que puedan prevenir estas crisis.
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