– La corriente Tabligh es ya una de las canteras de Al Qaida.
Aunque está considerado como un movimiento «apolítico y pacifista», la corriente Tabligh a Jamaa, a la que pertenece la célula desmantelada en Barcelona, se ha convertido en los últimos años en una de las principales canteras de Al Qaida. Así, lo han constatado los servicios de Inteligencia europeos -también los españoles-, que incluyen esta nueva vía de reclutamiento en lo que se conoce como «resistencia islámica global», estrategia de la que es padre Mustafá Setmarian, sirio nacionalizado español, detenido en Pakistán por fuerzas estadounidenses, aunque su paradero de forma oficial sigue aún hoy en el misterio.
A Al Qaida no le resulta difícil captar activistas en las filas del Tabligh, según expertos en terrorismo islámico. El primer elemento que favorece este hecho viene de la mano de uno de sus preceptos: la obligación de sus seguidores de ir de país en país y de mezquita en mezquita predicando el Islam, por lo que a lo largo de su vida tienen que salir al menos una vez de su nación para cumplir con el precepto. Esta circunstancia, según los expertos consultados por ABC, ha sido aprovechada por Al Qaida que, además, no encuentra mucha resistencia entre los tabligh a ser captados al tratarse también de extremistas religiosos. En definitiva, la corriente está considerada como un vehículo para mover dinero, personas y para organizar viajes y reclutamientos.
Que Tabligh a Jamaa sea una de las canteras de Al Qaida también es destacado por estudiosos del Islam. Es el caso dos profesores españoles, la doctora Sol Tarrés, de la Universidad de Huelva, y el doctor Javier Jordán, de la Universidad de Granada, que en sus ensayos subrayan que «a pesar de que Tabligh no es un movimiento yihadista, sí puede ser instrumentalizado por el yihadismo preparando involutariamente el terreno al reclutamiento radical».
Esta corriente, que considera que la predicación del Islam no es una actividad reservada a los ulemas, sino que constituye una obligación de todo musulmán, estaba ya presente en la célula liberada por Abu Dahdad, desarticulada en noviembre de de 2001. Fue utilizada para reclutar a seguidores y, en diferentes medios, se apunta que Shernane el Tunecino, emir del grupo terrorista del 11-M, pertenecía a este movimiento, al igual que varios de los autores del atentado de Casablanca, cometido en 2003. Por su parte, los «tabligh catalanes» estarían vinculados con el marroquí Azziz el Bakri, quien habría muerto en Irak en un atentado suicida.
En opinión de los expertos consultados, la célula desmantelada en Barcelona podría incluirse en la llamada «tercera generación yihadista», termino que también se atribuye a Setmarian. Enfrentado a Bin Laden, el sirio nacionalizado español, considera que el movimiento yihadista global debe estar estructurado en pequeñas células que actúen de forma independiente y que lleven a cabo acciones violentas muy letales. En palabras de Setmarian, «los blancos de los atentados deben ser elegidos entre aquellos que hagan más daños y les resulten más costosos, y que además favorezcan el despertar de los musulmanes». Para evitar un desmantelamiento total de las células terroristas, Setmarian recomienda que los grupos no estén conectados entre sí y sean de pequeño tamaño, «sin que excedan a diez miembros». Diez son los paquistaníes en prisión.
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