– Francisco Brines gana el Premio Lorca con la intensidad discreta de su poesía.
Dicen que Francisco Brines es el poeta del otoño. Ayer vivió su veranillo del membrillo al ganar la IV edición del Premio Ciudad de Granada Federico García Lorca. La decisión del jurado fue de las más debatidas de la historia del premio llegando a la votación final dos nombres: Francisco Brines, ganador a la postre, y Tomás Segovia, poeta valenciano y mexicano de adopción propuesto por la Casa de América. No llegó a esta última fase la candidatura de José Manuel Caballero Bonald, a quien apoyaba en última instancia Álvaro Salvador en representación de la Universidad de Granada.
Según el fallo del jurado, que leyó Julio Neira, representante del Centro Generación del 27, Brines ha sido un poeta referente para las generaciones poéticas posteriores a la Generación del 50. El jurado también destacó que desde su primer Adonais con Las brasas, cada libro nuevo era un nuevo aldabonazo en la conciencia poética española y significa un entronque entre los poetas del 27, especialmente Luis Cernuda. Respecto a su obra poética, el jurado destacó su postura reflexiva sobre la existencia del hombre en el Universo. Sus últimos libros, El otoño de las rosas y La última costa reflejan una excelente madurez en la reflexión sobre el envejecimiento desde una posición ética especialmente valorada, continuó Neira.
Y además, como el mundo de la poesía no navega en yates sino en barquitos de papel, los 50.000 euros del premio -el de mayor dotación económica del mundo hispano- le vendrán muy bien, según explicó Juan García Montero, concejal de Cultura y secretario del Premio Lorca. En su opinión, Brines es un poeta indiscutible que junto a Ángel González crea un empate entre España y Latinoamérica, en referencia a la norma no escrita de alternancia entre poetas españoles y latinoamericanos. Además, Brines estará en Granada con absoluta seguridad para recuperar la normalidad del Premio, lo que permitirá recuperar las jornadas de estudio sobre el ganador que se suspendieron el pasado año por el ictus de Blanca Varela. García Montero resaltó además la solvencia del jurado. Gelman quedó finalista el primer año y al poco recibió el Reina Sofía, igual que Blanca Varela, que ganó el Reina Sofía al poco de ganar el Lorca.
Por su parte, Laura García-Lorca, que tomó parte del jurado como coordinadora de actividades de la Huerta de San Vicente, resaltó que, a nivel de discusión, ha sido un debate interesante y el resultado es plenamente satisfactorio. Francisco Brines es un poeta de la vida, con mucha influencia y los cuatro premiados hasta ahora son muy diferentes: Ángel González era quizás el más conocido, Pacheco apenas había sido publicado en España y Varela sí era más conocida. Además, García-Lorca destacó que, en principio, Brines podrá participar en el acto de entrega y en las jornadas de estudio paralelas, lo que contribuirá a darle mayor brillo. Su presencia será muy importante y además ha sido una de los poetas lectores en la programación de la Huerta de San Vicente.
Y aunque finalmente no resultó ganador Tomás Segovia, el apadrinado por la Casa de América, Julia Escobar explicó que lo importante del premio no es el impacto mediático sino que el premio obedezca a una obra respaldada y con una consistencia poética. Esto no va normalmente acompañado del éxito mediático, ni mucho menos, porque la poesía es minoritaria, no son como los novelistas, explicó la representante de la Casa de América en el jurado. ¿Qué impacto tendrá este premio a Brines en el mundillo literario? Según Escobar, los candidatos son indiscutibles aunque es sabido que el mundo poético no es estupendo y maravilloso, como todo en la vida.
También se mostró satisfecho el presidente de la Academia de las Buenas Letras, Arcadio Ortega, pese a que el poeta propuesto por su institución, el granadino Rafael Guillén, no consiguió la Luna del Premio Lorca. Cualquiera de los 33 candidatos tienen méritos, trascendencia y obra como para ganar cualquier año de estos, dijo Ortega, Siempre se elige por algún motivo, y en el caso de Brines, ser el nexo entre el 27 y las generaciones posteriores ha pesado. En cuanto a que sea español y cumpla con la alternancia entre poetas de uno y otro lado del Atlántico, Ortega resta importancia porque cuando una persona abre un libro de poesía, escrito en castellano, no se para a pensar si es uruguayo o paraguayo. Es poeta, simplemente.
Por último, el representante de la Residencia de Estudiantes, Luis Muñoz, recalcó que Francisco Brines es un escritor con poemas inolvidables, que somete a la lengua a las máximas exigencias. Es un poeta muy de poetas y se ha impuesto el valor literario y la oportunidad de dar al premio a alguien que sigue escribiendo y que ha publicado libros imprescindibles. En definitiva, el cuarto poeta que tocará la Luna -estatua que se concede al ganador- no cruzará el charco.
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