ANTONIO GALLEGO MORELL CATEDRÁTICO DE LITERATURA Y ESCRITOR
«De Granada me gusta el paisaje pero no el paisanaje»
Aunque una hemiplejia le tiene paralizado medio cuerpo, sigue siendo un gran intelectual escasamente reconocido y valorado por esta ciudad
VICTORIA FERNÁNDEZ/GRANADA
EN CASA. Antonio Gallego Morell en el estudio de su casa en la plaza de Gracia. /J. M. GONZÁLEZ MOLERO
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Genio y figura hasta la sepultura… Bueno, a sus 84 años, Antonio Gallego Morell tiene más genio y menos figura que la primera vez que lo conocí, hace treinta, siendo rector de la Universidad de Granada pero sigue igual de coqueto, con la misma privilegiada memoria y hasta -diría yo- con una socarronería y un fino humor más acentuado que antes. Desde que en el año 2000 sufrió una hemiplejia que le ha dejado medio cuerpo «tonto» y sin movilidad -lo dice él, no yo-, el otro medio sigue vivo y dando guerra. Tanto, que su curiosidad intelectual le ha llevado a averiguar y profundizar en la vida de otros ilustres hemipléjicos que le han precedido y se anima al saber que, por ejemplo, Georges Simenon, el gran autor de novelas policiacas -cuya admiración compartimos- nunca dejó de escribir pese a su merma física.
-¿Lo mejor de mi enfermedad?, se pregunta a sí mismo
-El llevarme grandes sorpresas, de muchas personas, que no me han fallado y me han demostrado ser buenos amigos.
-¿Lo peor?, yo le pregunto
-El que ya sólo existan los recuerdos… El no poder hablar de días normales porque todos son iguales… No poder viajar, llenar los huecos que dejé atrás en mi vida… ¿¿¿Y tener que alimentarme con comidas trituradas con lo que a mí me ha gustado siempre la buena gastronomía…!!!
La mente manda
Sus días transcurren, es cierto, con más monotonía y menos hiperactividad física que antes aunque a la mental no le deja respiro ni a él ni a quiénes le rodean. No sólo está al corriente de todo lo que ocurre y transcurre en la vida nacional y local sino que, además, conoce el día a día de esta ciudad -chismes incluidos- sin moverse de la mesa de camilla de su estudio que se ha convertido en su mejor aliada y compañera en estos últimos años, junto a su familia.
Catedrático de Literatura, rector de la Universidad de Málaga, de Granada -«el primer y único rector de la democracia elegido por sufragio universal y directo», aclara-, comisario del Festival Internacional de Música y Danza, académico, presidente del Patronato de la Alhambra, prolífico escritor -tiene más de 60 obras publicadas entre libros y ediciones y unos 2.000 artículos en prensa y revistas especializadas (para quien le gusten los números)…
-…El único cargo que parece no haberle tentado es ser alcalde de Granada, como lo fue su padre, Antonio Gallego Burín ¿Es cierto?
-Cuesta trabajo decir la verdad y que lo crea la gente pero, a mí, siempre me ilusionó mucho más ser rector que alcalde porque la Universidad me permitió tratar y conocer a muchas y determinadas personas que siendo alcalde nunca lo habría conseguido. Conversaciones, aprendizaje intelectual, compartir conocimientos que, al frente de un Ayuntamiento, se hubieran circunscrito a hablar de limpieza, basuras o urinarios públicos. Lo sé. Estos aspectos de la vida ciudadana son importantes pero, egoísta y personalmente, mi enriquecimiento interior e intelectual fue mayor siendo rector.
Escritor en plazuela del periodismo
Y es verdad. Antonio Gallego Morell mantiene intactas dos capacidades que le han hecho y seguir siendo un gran intelectual con capacidad crítica, a veces demoledora: su insaciable sed por leer y aprender algo nuevo todos los días y la necesidad de escribir, sobre todo, artículos en prensa por los que dice sentir «gran admiración y respeto como género literario». «Lo aprendí de Ortega y Gasset al que siempre le gustó ser un escritor en la plazuela» y, como pensador, transmitir sus ideas y opiniones «en la plazuela intelectual del periodismo».
-La verdad es que resulta extraño que un intelectual hable bien del periodismo, la cenicienta de las letras…
-Pues, sí. Siento la necesidad de escribir empujado casi violenta o suavemente por las realidades que nos rodean. Los premios periodísticos me han ilusionado más que otros de investigación o de monografías y he aceptado deportivamente los muchos que no me concedieron habiéndome presentado al concurso. Pero, bueno Lo que no soporto es la televisión y los nuevos héroes que salen de ella o de las revistas del corazón. Mis generaciones llevamos dentro otra necesidad Mi necesidad es agarrarme al artículo, cogerlo por los cuernos y atreverme con él, para decir lo que me preocupa y siento.
-No sé. Pero intuyo que ni Garcilaso ni Ganivet ni los artículos en prensa le han hecho a usted rico
-Económicamente la cultura no da dinero. Intelectual e interiormente aportan mucho. A mí, en concreto, me ha enriquecido más que ninguna otra cosa en el mundo. He disfrutado mucho con lo que he hecho. Uno de mis mayores defectos es no haber sido pesetero. Cuando, por ejemplo, me invitaban a dar una conferencia nunca le ponía cantidad. A veces me llevaba la sorpresa que, económicamente, me pagaban más de lo que yo esperaba y, otras, como me pasó en Antequera, que me lo agradecieron con una caja de mantecados hechos por las monjas.
-¿En qué le ha gustado gastar el dinero?
-En lo que más, en libros y viajar aunque en viajar incluyo también los llamados veraneos. Yo, que no se nadar, de las vacaciones me gustaban los otros aliños o aledaños que tenía el verano, ya fuera en el mar o la montaña. Tan importante como acertar con los paisajes, las cocinas o los amigos para mí era acertar también con los libros que me llevaba para esas jornadas.
Cuentas con la vida
-Su vida, en general, ¿ha sido satisfactoria?
-La verdad es que no que quejo.
-Dicho así, parece que le hubiera gustado cambiar algo
-Bueno, tal vez, el haber salido de Granada. Mi padre comentaba muchas veces con García Lorca , y yo comparto plenamente la idea, que Granada tiene un gran paisaje ¿¿¿pero el paisanaje.!!! No lo hice en su momento porque me faltaron bríos. Firmé un traslado a la cátedra de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid y el día que cumplía el plazo cogí un tren y retiré la documentación. Quizás me haya arrepentido de eso.
-¿Le han tentado alguna vez con un cargo político?
-Sí, una vez, cuando el gobierno de Calvo Sotelo me ofreció encabezar la candidatura a las elecciones autonómicas de Andalucía en las que, por cierto, salió presidente Manuel Chaves. Rechacé la propuesta porque, entonces, era rector de la Universidad de Granada y, para mí, era más gratificante. Puede que en ese momento, de haber aceptado, me hubiera enganchado a la política pero a lo que han llegado los políticos me alegro de no haberlo hecho.
-¿¿¿Uyyyy!!!. Creo que tiene mala opinión de ellos.
-La verdad, no es muy buena. Les falta preparación intelectual y no tener fe en la política sino en la poltrona. Los actuales políticos españoles han bajado mucho el nivel. Carecemos de líderes.
-Pero, bueno, alguno habrá a quién admire.
-Aparte del Rey, al único que admiro es a Adolfo Suárez. Es el mejor político que ha tenido España desde la dictadura, un hombre sin cultura política pero valiente y con un gran instinto, como demostró al legalizar el partido comunista.
-¿Y qué me dice de Churchil….?
-Era un genio. De las derrotas siempre supo sacar un resonante triunfo. La voluntad de ganar le guió toda su vida y decía que la inactividad le mataba y, así, lograba ponerse en movimiento y triunfar después de sus grandes caídas. Me identifico con él: soy de los que me crezco con las dificultades.
-Quién no le cae muy bién es Arzalluz…
-¿Vaya con el antiguo jesuita! Arzalluz ha recogido todo lo peor del nacionalismo vasco y más en concreto de Arana, que era un loco. El nacionalismo catalán es otra cosa y ha tenido otros antecedentes históricos de mucha más altura que lo estrecho y bajo del nacionalismo vasco.
-¿Cree usted en el nacionalismo andaluz?
-…Es de ayer. Andalucía es más universal, tiene más grandeza que la estrechez de la orilla izquierda del Nervión en Bilbao.
-Dice usted que los políticos deberían tener la biografía de Fernando el Católico y las enseñanzas de Gracián como libros de cabecera…
-Es cierto porque Fernando el Católico es un ejemplo de político audaz y Gracián un ejemplo de prudencia y esas dos cualidades debería tenerlas un buen gestor público. Hoy, la tragedia de España es que haya caído en declive la clase política. A la gente no le interesa votar y, a mí, me preocupa más la abstención en las votaciones como fracaso de la democracia que el no tener partidos democráticos, porque cuando hay una gran abstención es porque no se cree en la democracia.
-¿Cree que Granada maltrató la figura de Gallego Burín -su padre- como, después, lo ha hecho con la de Gallego Morell, la suya?
-Cuando yo era muy joven, cuando obtuve la cátedra de Literatura, cuando fui comisario del Festival de Música y Danza, decano de la Facultad de Letras etc., muchos granadinos pensaban que lo había conseguido por ser hijo de Gallego Burín mientras que yo estaba convencido que, para mí, era una carga porque, además, siempre me iban a comparar con mi padre. Sí puedo decirle que nunca me aproveché de ser hijo de quien era ni de mi apellido aunque, a mis años, creo y pienso que si no me salvo por el sexto mandamiento, por el cuarto voy al cielo.
-Ideológicamente nunca he sabido ubicarlo.
-Soy y me considero tremendamente liberal, enemigo de todos los totalitarismos más, si me apura, de los de derechas que de los de izquierdas porque los primeros son más peligrosos y en España hemos tenido una triste experiencia.
mvfernandez@ideal.es
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