avid aguilar peña. rector de la universidad de granada
Pido lealtad, cohesión y trabajo para cerrar este último año de mandato
Aunque el escenario y los movimientos preelectorales marcan su último año al frente de la Universidad, David Aguilar está dipuesto a terminar el mandato trabajando con la misma intensidad que el primer día. Entre sus objetivos: culminar al máximo sus compromisos de gobierno y dejar a su sucesor una institución lo más saneada y fortalecida posible. Anuncia, además, que no será un rector en la sombra.
fotos: maría de la cruz
ilusión. El rector de la Universidad, David Aguilar, ayer, en su despacho del Hospital Real.
MAGDA TRILLO
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granada. Llegó al Rectorado de la Universidad de Granada en octubre de 2000 y, justo dentro de un año, convocará elecciones para iniciar un nuevo proceso de renovación de los órganos de gobierno. Mañana presidirá el acto oficial de apertura del curso académico con una consigna clara: tanto trabajo e ilusión como el primer año. Más aún. Nada de conformismo ni relajación; son muchos los proyectos que están sobre la mesa y complicados los retos que hay que afrontar. Tiene además el compromiso de marcharse con los deberes bien hechos: espera alcanzar un cumplimiento de su programa electoral próximo al 90 por ciento. El acuerdo de financiación del viernes –un inesperado éxito en el que David Aguilar ha tenido mucho que ver– planean un horizonte extraordinario para la Universidad de Granada.
–Último año de gestión y de gobierno; un momento esencial para cerrar proyectos en el que ya empieza el debate preelectoral y el movimiento de candidatos. ¿Con qué expectativas afronta estos meses? ¿Qué proyectos considera esenciales para ultimar su mandato?
–Bueno, yo concibo el gobierno de la Universidad como un gobierno compartido, colegiado, de corresponsabilidad y, además, un gobierno que ha de tener un sentido institucional de continuidad en el tiempo. Creo que todos los gobiernos son así, aunque sea de un modo muy especial. Por tanto, no se trata de abrir y cerrar una etapa; se trata de impulsar algunas cuestiones que hay que decidir ahora –y que se culminarán dentro de unos años–, de cerrar otras y, sobre todo, de seguir trabajando como el primer día.
–Pero, probablemente, tendrá algunas prioridades y directrices para su último año de rector…
–Si me tengo que ceñir a aspectos concretos que quiero ver este año resueltos, podríamos destacar el concurso de ideas y la contratación de las obras de los edificios docentes del Campus de Ciencias de la Salud; ha sido mucho el esfuerzo que hemos realizado durante estos seis años y me gustaría verlo en fase de construcción. También quiero ver terminado el Centro de Investigación Biomédica, el edificio que albergará los institutos biomédicos y el nodo central de células madre que ya está acabando y que probablemente para finales de año lo podamos inaugurar. Por otro lado, me gustaría ver definitivamente cerrado el proceso de adaptación estatutaria y de adaptación normativa como consecuencia de las reformas legales (creo que es mi obligación hacerlo) y me gustaría también ver en marcha los principales aspectos del Espacio Europeo de Educación Superior. También quiero dejar cerrado un buen plan de financiación para la universidad –lo mismo que dejamos cerrado el plan de inversiones para seis años (se aprobó el año pasado), estamos concluyendo el plan de financiación para el próximo quinquenio– y avanzar toda la relación de puestos de trabajo y la configuración de una nueva relación de puestos de trabajo para el PDI (Personal Docente e Investigador). Otro proyecto que para mí es importante, aunque sea una cosa pequeña, es ver operativo el Centro de Enseñanzas Virtuales. Son algunos de los temas esenciales que queremos ver resueltos en los próximos meses.
–En este contexto de crecimiento y expansión, ¿el alumnado sigue respaldando la oferta de la Universidad de Granada?
–Desde el año 2001, la UGR está repuntando en el número de alumnos que ingresan en primero todos los años. Hemos ido aumentando progresivamente, poco a poco, pequeñas cantidades y repuntando una pequeña bajada que hubo en la década de los noventa en todas las universidades. Por lo tanto, nosotros estamos estabilizados e, incluso, creciendo. Esto quiere decir que la universidad tiene una gran demanda por parte de los estudiantes y que no hay ningún peligro de que se cambie esta situación en los próximos años.
–Desde el punto de vista de la financiación, precisamente ayer [por el viernes] se logró un inesperado acuerdo con la Junta y se ha conseguido superar el techo del 0,96 del PIC.
–El plan aprobado supone una mejora de la financiación de las universidades y una forma de seguir progresando en los próximos años, en concreto, para el quinquenio 2007-2011. ¿En qué punto estábamos? Pues hemos crecido del 0,69% del PIC en financiación de la Junta específica para las universidades al 0,96%. Y el resto, hasta el 1,2% que estaba contemplado, son recursos públicos o privados que no están presupuestados en la Junta como Universidad. La Junta, a través de la Consejería de Innovación, nos había ofrecido congelar en el 0,96% la aportación presupuestaria, por entender que era suficiente, y plantear un modelo de financiación en el que el 80-20 (financiación presupuestaria pública frente a un 20 restante de propia) se ampliaría hasta un 75-25. De este modo, tendríamos un 0,96% congelado y llegaríamos a un 1,28 añadiendo ese 25%. Esa era la propuesta que estaba sobre la mesa y que nos habían dicho que era intocable.
–Si era intocable, cómo se ha alcanzado entonces el acuerdo…
–Lo que hemos hecho la asociación de universidades públicas andaluzas, los rectores y yo como presidente, es decir que no es suficiente, que la universidad tiene que seguir creciendo respecto al PIB en todos los sentidos, que tenemos retos importantísimos que acometer (Espacio Europeo de Educación Superior, mejoras para personal tanto profesorado como PAS, mejora de la ratio profesor-alumno…) y que todo eso hay que financiarlo con incrementos. Hemos puesto en marcha todas las conversaciones necesarias y finalmente hemos conseguido convencer de que esto era conveniente. Y tengo que decir que con un importantísimo impulso del presidente de la Junta, que ha respondido una vez más a la llamada de las universidades. Y así se ha promovido el acuerdo: objetivo final 1,5% para el periodo con una aportación 70-30: 70 de presupuestos para universidades de la Junta (1,05 del PIB) y el resto financiación por parte de cada institución.
–¿Se ha decidido ya cómo van a lograr las universidades estos recursos complementarios?
–Esos fondos los obtendremos en fondos concursables, en otro tipo de subvenciones, en contratos con empresas… Hay un compromiso de que no sea a costa de subir precios públicos a los alumnos más allá de lo que vienen subiendo estos años y unas garantías de crecimiento progresivo y gradual. Además, se asegura a todas las universidades el IPC como garantía básica de crecimiento, si bien hay otra parte de la financiación que estará condicionada a objetivos.
–Esta financiación por objetivos dependerá de unos criterios o indicadores comunes que será difícil de determinar y consensuar…
–Es lo que estamos negociando ahora. Serán, en todo caso, unos indicadores de calidad. Y ahí entra desde la investigación y la calidad de la docencia a la inserción laboral de los egresados, la valoración de los estudiantes a los profesores, el impulso a la creación de empresas… Para nosotros es un gran éxito porque hace unas semanas pensábamos que era imposible. Por nuestra parte, también nos comprometemos a intentar captar más recursos, y no a expensas de los alumnos.
–Este nuevo modelo, ¿terminará beneficiando a la Universidad de Granada?
–Bueno, no hay que tener nunca miedo a la financiación por objetivos, pero la realidad es que confluyen muchos factores y que, del mismo modo que algunos pueden beneficiar a una universidad como la nuestra, hay otros que nos perjudican. Al final, ¿para quién será bueno? Para quien sea mejor, indudablemente. Pero habrá que analizar los parámetros uno por uno, realizar ajustes, examinar los indicadores, ver si funcionan… Granada no tendrá problemas porque en todos los indicadores estaremos destacados y, si no lo estamos, lo estaremos.
–Teniendo en cuenta el actual nivel de endeudamiento de la UGR, ¿hay que tomar nuevas medidas para afrontar este panorama financiero?
–Somos la universidad menos endeudada de Andalucía…Nos hemos atenido al tope que marca Europa y España. Yo dije que bajo ningún concepto nos pasaríamos de ahí. Así que nosotros estamos muy ajustados y nuestras previsiones son que en cuatro o cinco años más desaparecerá incluso el endeudamiento y estaremos en disponibilidad de endeudarnos otra vez.
–Es un intento, por tanto, de equilibrar presupuestos y dejar las cuentas saneadas…
–Y es otra de las cosas que yo quiero dejar: unos presupuestos muy limpios y muy reales. Con equilibrio presupuestario, con un endeudamiento limitado y eliminable a corto plazo. Y reales, donde no aparezcan ingresos o gastos imaginables o inflados. Los constatables y a la baja. Esto nos está costando trabajo, pero lo estamos consiguiendo y es algo que yo quiero dejarle a mi sucesor.
–Entonces, ¿ya no es necesario apretarse el cinturón como ha comentado en alguna ocasión?
–Claro que es necesario. Y nos lo estamos apretando. Lo único que pasa es que, afortunadamente, podemos mantener incluso unos presupuestos expansivos gracias al esfuerzo que que está haciendo la Junta.
–En el nuevo escenario económico, ¿se producirá una mayor apertura de la Universidad al sector privado?
–Tiene que haberla. Tenemos que contratar más con el sector privado la prestación de servicios, los contratos de investigación… Esto forma parte del modelo de la universidad actual y es una forma también de generar transferencia de conocimiento, innovación y, por tanto, desarrollo. Es nuestra obligación. Es una nueva universidad.
–Aunque ha pedido prudencia de cara a las elecciones, ¿le gustaría que hubiera continuidad con algún candidato de su equipo?
–No creo en la continuidad de las personas, sino en la continuidad de los proyectos. Creo que ha habido continuidad de proyecto en esta Universidad, probablemente, desde que ganó el profesor Vida Soria. Con diferencias entre los distintos rectores y equipos, ha habido un proyecto institucional continuado. Lo que considero imprescindible, porque es un elemento de lealtad institucional, es que haya continuidad en los proyectos, en los principios básicos que han regido la universidad en todos estos años.
–¿A qué se refiere cuando habla de lealtad?
–Me refiero al concepto de universidad, a la filosofía esencial, a la ideología. Y eso se puede conseguir desde dentro o desde fuera del equipo. Pero tengo que añadir que, en mi equipo, hay excelentes miembros que reúnen los requisitos para poder ser excelentes rectores y realizar esta labor que yo entiendo no de continuidad conmigo, sino de continuidad y lealtad institucional con toda una tarea. Luego, si me pregunta ¿a usted le gustaría que ganara las elecciones un miembro de su equipo? Yo digo rotundamente sí. Sin creer en la continuidad de las personas, en las herencias políticas. Pero eso no quiere decir que no pueda haber continuidad de tareas y continuidad institucional en los objetivos e ideologías muy parecidas con otras personas. No creo en las herencias ni yo he hecho un trabajo para que haya herencia ni para proyectarme en otra persona. Nunca he pensado en clave de sucesión en los siete años que llevo aquí y sigo sin pensarlo. He pensado en realizar mi trabajo y la mejor ayuda que yo le podría hacer a mi sucesor, y si es de mi equipo más, es alejarme de la actividad de gestión, de la actividad política y ni siquiera opinar. Dejando que cada cual siga su propio camino, con su equipo, y acierte o desacierte. Si alguien me pregunta, yo daré mi opinión. Pero procuraré mantenerme al margen. Creo que es el mejor favor que se puede hacer a un sucesor.
–¿Qué universidad le gustaría que continuara su sucesor?
–Me gustaría una universidad con los mismos principios ideológicos y la misma concepción que venimos desarrollando. Y hay muchas personas que están preparadas para afrontar la tarea de rector en la universidad dentro y fuera de mi equipo. Evidentemente, si se llega a presentar alguien de mi equipo, a mí me gustaría que ganara. Pero que si gana otra persona desde fuera, será un gran rector, tendrá todo mi apoyo y yo estaré encantado también. Porque es que en la universidad hay mucho banquillo.
–¿Cómo cree que se plantearán las elecciones?
–Serán unas elecciones abiertas, con bastantes candidatos, reñidas, con un debate de ideas importante, y ganará quien decida la comunidad universitaria. Ése será el rector de todos y a ése le prestaremos nuestro apoyo incondicional. Empezando por mí, pero eso sí a mucha distancia para no interferir nunca.
–Año preelectoral en la Universidad y comicios municipales. Parecen unos meses especialmente complicados…
–No tiene por qué. Yo este año lo veo de trabajo tranquilo y feliz. Con mucha intensidad. Y le he pedido a mi equipo que se lo tomen como el primer año. Creo que el primero y el último son los más importantes desde el punto de vista de la intensidad que hay que poner en las cosas.
–¿Qué mensajes va a trasladar a la comunidad universitaria en la apertura del curso?
–Pues, justamente, algunos de los temas que aquí hemos expuesto. En primer lugar, en el valor de las personas y de las instituciones para configurar un gran proyecto como es el de la Universidad de Granada. Es algo que plantearé en torno a las cuatro Medallas de Oro que se dan; no hemos dado ninguna en estos seis años y las que se otorgan son muy representativas. Luego voy a hablar de lo que está suponiendo en este momento la transformación de la universidad, hacia dónde tenemos que ir y hacia dónde estamos yendo –el futuro de la universidad– y, por último, voy a hacer una pequeña llamada sobre cuál es la filosofía mía, de mi consejo de dirección, para este año. Y es trabajar como si fuera el primer año. Con la misma ilusión, con la misma lealtad y la misma cohesión de equipo. Y aunque haya movimientos electorales. Este equipo, este año, tiene que trabajar por consolidar su proyecto y dejarlo lo mejor situado posible, que es nuestra obligación. Que sea un año preelectoral no quiere decir que sea un año estéril. Tenemos más retos y más trabajo casi que el primer año porque mi obligación es mirar mi propio programa y decir todo esto hay que dejarlo cerrado.
–¿Sería capaz de establecer una porcentaje, una valoración de cumplimiento de su programa?
–Aspiro a terminarlo en un grado de cumplimiento bastante alto. Espero que pueda estar próximo al 90%. El cien por cien es prácticamente imposible; no depende de uno. Pero yo intentaré que esté en un sobresaliente.
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