Los suicidas que vuelven
Los servicios de seguridad alertan de la llegada a España de decenas de combatientes radicales musulmanes que ahora luchan en Irak y Afganistán
José María Olmo. Madrid. Las guerras de Irak y Afganistán están centrando todos los esfuerzos de la yihad islámica en su lucha contra las naciones occidentales. Los atentados en estos países son diarios y en ellos participan miles de insurgentes. Allí han sido identificados ya decenas de musulmanes de nacionalidad europea, que han protagonizado ataques suicidas o han combatido contra los ejércitos occidentales. Algunos de ellos procedían incluso de España.
Las fuerzas de seguridad y los investigadores del terrorismo internacional están pensando ya en el día después. La preocupación por lo que se avecina es máxima.
La opinión generalizada entre los expertos consultados por LA GACETA es que, cuando los conflictos de Irak y Afganistán desaparezcan o bajen de intensidad, muchos de estos muyahidines europeos se plantearán volver a casa con la yihad en las maletas. No hace muchos meses, el propio comisario europeo de Seguridad, Franco Frattini, advertía de que “millones” de terroristas de Irak estarían dispuestos a atacar Europa.
La cifra, quizá, es algo exagerada, pero lo cierto es que se palpa el miedo y las agencias de seguridad europeas ya están alerta. “Es una situación peligrosa. En la medida en que el régimen iraquí se consolide, muchos de estos terroristas bien preparados vendrán a Europa”, vaticinaba el comisario, en unas declaraciones que ratificó de nuevo a LA GACETA.
Frattini advierte de que la información de los servicios de seguridad europeos y norteamericanos habla de que son “muchos los que podrían volver”. “No puedo ser más explícito. Algunos son europeos que volverán a sus países de origen, y otros han llegado a Irak desde otros países. Lo que digo sobre Irak vale también para Afganistán. Hay una fuerte amenaza de exportación de terroristas. En Irak se está formando a kamikazes”, sentenció Frattini.
Españoles suicidas
Por el momento, no han trascendido cifras exactas sobre este tipo de movimientos de regreso, tan sólo aproximaciones. Hay más datos sobre los que se han marchado que sobre los que han vuelto.
Hasta la fecha, sólo han sido identificados en Irak dos suicidas que partieron de suelo español. Uno de ellos es el marroquí Mohammad Alfalah, considerado autor material del 11-M. Alfalah se habría inmolado en un atentado, entre el 12 y el 19 de marzo de 2005.
El otro muyahidin con nacionalidad española es Belgacem Bellil, de origen argelino, un carnicero que residía en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y que atentó, el 12 de noviembre de 2003, contra una base italiana, con un resultado de 28 fallecidos, 19 de ellos italianos.
Esos dos casos ejemplifican el problema, pero no su dimensión. Porque los investigadores creen que en estos momentos podría haber hasta 100 guerrilleros de origen español combatiendo en Irak y Afganistán, a los que se suman continuamente nuevos radicales. Fuentes de la Policía cifran entre 30 y 40 el número de muyahidines españoles que viajan anualmente a hacer la yihad a estos territorios en conflicto.
Muchos mueren en los ataques, pero algunos de ellos volverán. De hecho, algunos ya han vuelto. Amer Azizi, por ejemplo, considerado por los investigadores uno de los hombres clave en los atentados del 11-M. Azizi se encuentra en busca y captura porque sus huellas aparecieron en la casa de Morata de Tajuña, el lugar donde se confeccionaron las mochilas-bomba.
Comprometidos
La Policía considera que pudo ser el enlace entre la célula que ejecutó los atentados y Al Qaeda. Azizi no llegó a España por el Estrecho, como otros compatriotas marroquíes, sino que procedía de los campos de entrenamiento afganos. Una vez en suelo español, pudo transformar una pandilla de delincuentes de medio pelo en una célula radical, adiestrada para matar.
Hassan Mourdoude también llegó a España procedente de los campos de batalla iraquíes. La Policía lo detuvo en Cataluña, tras probarse que había participado en la captación de Bellil.
El perfil de los ex combatientes de Irak es muy diferente del de los simpatizantes que pueda tener la yihad en suelo occidental (se calcula que sólo en el Reino Unido hay 10.000 musulmanes simpatizantes de Al-Qaeda o grupos afiliados).
“La gente que vuelve de Irak está realmente comprometida con la causa. Son gente que ha combatido y que además ha sido entrenada, con conocimientos para fabricar bombas, por ejemplo. Representan un gran desafío”, explica Javier Jordán, profesor de la Universidad de Granada, experto en terrorismo islámico.
Hay que tener en cuenta que no sería la primera vez que el fin de un conflicto tiene como consecuencia la propagación de la “guerra santa” a otros escenarios. Cuando la URSS se retiró de Afganistán, en 1989, tras 10 años de conflicto, muchos afganos radicales experimentados en el combate armado extendieron la yihad a los países cercanos. Lo mismo ocurrió tras las guerras de Chechenia y los Balcanes.
“Hace años, la influencia de algunos islamistas radicales aumentó por el prestigio que les reportaba que hubieran participado en conflictos como los de Bosnia, Afganistán o Chechenia. Aumentaron su carisma entre los jóvenes, y también su potencial para radicalizarlos y reclutarlos”, explica Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos. “La cercanía de estas personas con experiencias directas les da un peso considerable. Pueden transmitir en Occidente los agravios que sufren otros hermanos en los países en conflicto, a miles de kilómetros de distancia. El retorno de estas personas es un peligro”, concluye Alonso.
La puerta de entrada (y salida) de Irak y Afganistán para estos “guerreros de la fe” musulmana es Siria, un país enclavado en un lugar estratégico y con pocos obstáculos para atravesar sus fronteras. Los muyahidines llegan a Siria desde Europa, a través del Reino Unido y los Países Bajos. Si es necesario despistar más a las autoridades hacen escala en Turquía. Al regresar a Europa, se sigue la misma ruta, en este caso, con Siria como punto de partida.
El factor suicida
Los viajes se realizan en avión y se utilizan pasaportes falsos. Los propios voluntarios se financian los desplazamientos, aunque algunas organizaciones terroristas sufragan los viajes de los suicidas captados con los beneficios que obtienen practicando la delincuencia común (tráfico de droga a pequeña escala y robos menores).
El regreso de estos terroristas a Europa puede acarrear también la importación de los métodos que se están empleando en los conflictos de Oriente Medio, entre ellos, el factor suicida. Los atentados de Londres del 7-J son, por ahora, los únicos en los que se ha empleado este tipo de agresión en suelo europeo. En los atentados de Madrid, los terroristas dejaron las mochilas con explosivos en los trenes y huyeron. Ni uno solo de los terroristas pereció en las explosiones. Posteriormente, al ser descubierta, la célula del 11-M se suicidó en el piso de Leganés, con 30 kilos de explosivos. La detonación acabó con la vida del miembro de los GEO Torronteras. Pero esta acción no estaba en los planes de los terroristas.
No obstante, la utilización de este instrumento con premeditación para atentar en España puede tener lugar en cualquier momento. El factor suicida introduce elementos desconocidos hasta ahora en la lucha contra el terrorismo en España. A la hora de atentar, los etarras, que hasta hace poco eran casi la única amenaza, piensan en la huida tanto como en acertar. Teniendo esto en cuenta, los investigadores pueden reducir el número de posibles objetivos y también los procedimientos.
Pero el suicida no necesita escapar. Bellil se estrelló contra el puesto militar italiano con un camión cargado con 3.500 kilos de explosivos. No pensaba huir.
Los expertos consultados por LA GACETA creen que la única fórmula para combatir el terrorismo suicida es la información. “Cuando esta gente vuelva, la noticia se difundirá en los ámbitos radicales en los que se muevan. Si las autoridades europeas tienen gente infiltrada en esos ámbitos, confidentes policiales, no deberían encontrar problemas para controlarlos”, explica Jordán.
La experiencia de otros países en la lucha contra este tipo de terrorismo, como Israel, puede permitir a los países europeos, entre ellos España, ponerse al día en el desafío que se avecina.
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