Se ha perdido el prestigio que tenía trabajar en ciencia
Miguel Ángel Martín Serrano. Matemático.
ISIDORO GARCÍA
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Granada. Del Zaidín a Darmstad (Alemania). Miguel Ángel Martín (Granada, 1979) cambió hace tres años su ciudad por una beca en el centro de operaciones que la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene en la localidad alemana. La experiencia de trabajar al máximo nivel es genial, asegura. Algo que se pierden los que no aprovechan su periodo de formación. Él fue el primer expediente de su promoción en la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Granada y el tercero a nivel nacional. Ahora sigue en Alemania trabajando para una empresa, a la espera de volver a ESA.
–¿Se había planteado trabajar en la ESA?
–Siempre había pensado que me quedaría investigando en la Universidad de Granada, pero al final no lo tenía tan claro. Tal y como está la investigación en España es muy difícil ser profesor. A mí siempre me llamó la antención el espacio, y cuando surgió la oportunidad a través de una beca del Ministerio lo intenté.
–¿En que consistió su trabajo en ESA?
–Estaba en una sección que controla la ruta de los satélites. Trabajé en la misión CyroSat, que pretendía medir el grosor del hielo en los Polos. Desgraciadamente, el satélite se estrelló porque falló el cohete que lo lanzó (octubre 2005).
–Tiene que ser frustrante que tanto trabajo quede en nada.
–Fue un golpe duro, sobre todo para la gente que trabaja en el control de vuelo del satélite, porque se ocupan sólo de una misión concreta. Nosotros trabajamos en varios proyectos, determinando la mejor órbita para el satélite y mantenerlo.
–¿Hay muchos españoles en ESA?
–En el centro de operaciones trabajan 700 personas, de las que unas 70 son españoles. De hecho, los españoles allí forman comunidad.
–¿Cuál es su trabajo actual?
–Trabajo para una empresa inglesa contratada por ESA. Yo hago el análisis matemático de la misión Quijote, que pretende hacer impactar un satélite contra un cometa para desviar su órbita (en esa misión participa el Insitituto de Astrofísica de Andalucía, con sede en Granada). Me permite trabajar en algo distinto.
–¿Cómo vio su nivel de conocimientos comparado con sus compañeros europeos?
–Cuando llegué tuve la sensación de que estaba preparado. Pero creo que la carrera que estudié está anticuada porque no fomenta las prácticas o el intercambio con otras universidades. En eso los europeos llevan ventaja.
–¿Hay mucha competencia entre sus compañeros?
–Hay una gran responsabilidad y profesionalidad, porque del trabajo depende mucho dinero y el esfuerzo de muchas personas. En cuanto a la competencia, yo no la percibo. Entre la gente que como yo optan a una plaza en ESA no existe demasiada competencia.
–¿Es comparable a la Universidad española?
–La competencia aquí está más envenenada, quizá porque la investigación está saturada y la situación de los becarios no es buena. Se debería invertir más en investigación. Hay profesores que deberían jubilarse para dejar hueco a gente con ganas de trabajar. Es algo complejo.
–¿Cómo ve la situación de los becarios en España?
–Aquí pasas cuatro años con una beca para hacer una tesis que cuando termines no sabes qué va a pasar. Eso resta motivación. Te tiene que gustar mucho para que te compense estar así. Conozco a personas de 28 años que siguen de becarios. Si quieres planificarte la vida necesitas algo más estable.
–Cada vez menos gente estudia Física o Matemáticas. ¿Tiene alguna explicación?
–Se ha producido un cambio profundo en la sociedad. Los contenidos científicos en los institutos han disminuido, no es que los niños no tengan ganas de estudiar. La sociedad está menos concienciada en la educación y se preocupa en conseguir el éxito más rápido y fácil.
–Y las Matemáticas no dan dinero.
–Quizá se ha perdido ese prestigio que tenía dedicarse a la ciencia. Ahora se ha reemplazado por otros valores, ser cantante o futbolista. Habría que transimitir a los jóvenes que merece la pena el esfuerzo. Cuando eres joven tienes todo el tiempo para prepararte. Pero con quince años no te das cuenta de lo importante que es la formación.
–¿Por qué estudió Matemáticas?
–Mi hermano mayor hizo Matemáticas y a mí me resultaban fáciles. Cuando hice la carrera me gustaban porque son una ciencia abstracta, al margen de lo que pasa en el mundo. Conservan su pureza… Curiosamente al final he acabado trabajando en Matemáticas aplicadas.
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