Cada vez más niños cruzan el Estrecho buscando en las costas españolas la consecución del sueño europeo. La regularización de su situación cuando llegan al país y la posibilidad de poder encontrar un trabajo que sustente a su familia ha fomentado la emigración masiva de estos pequeños. Pero, ¿está Andalucía preparada, como principal receptora de emigrantes, para hacer frente a este problema? El coordinador de los programas de formación de Aldeas Infantiles SOS, José Manuel Morell afirma que no y añade que los recursos y dispositivos están en estos momentos al límite, y que la llegada de más menores “provocaría un colapso”, por lo que es imprescindible “diseñar estrategias e incrementar los recursos para afrontar una problemática que cada vez va a ser mayor”.
El experto, que ha participado hoy en “Menores que emigran: La búsqueda de un sueño”, un curso organizado por el Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada, explica que el hecho de que los menores sean regularizados en el mismo momento en el que pisan suelo español, está incrementando este fenómeno, ya que las familias prefieren mandar a los pequeños “asegurándose así su permanencia en el país”. Una situación que debería controlarse desde el gobierno marroquí, que hasta ahora no ha tomado medidas para frenar este fenómeno cada vez más problemático.
La búsqueda de un referente afectivo
Por otro lado, Morell también ha hecho alusión al problema del desarraigo y a las consecuencias que éste tiene en la integración sociocultural de los pequeños. Según el técnico de Aldeas Infantiles, la principal limitación a la que se enfrentan los niños es la falta de supervisión y apoyo de una figura de referencia, por lo que tanto desde los Servicios Sociales como desde la propia sociedad, “hay que favorecer la presencia de esas figuras para evitar que terminen en una situación de marginación o delincuencia”.
Precisamente, ese es uno de los objetivos que se persiguen desde centros como Aldeas Infantiles SOS y, para ello, ponen a disposición de los menores tanto ayuda psicológica como de asesoramiento, de tal forma que se conciencien de la importancia de la formación para encontrar un buen puesto de trabajo y que, además, perciban el apoyo y afecto de una figura de referencia.
La falta de autoridad y la nostalgia generan conductas de agresividad y delincuencia en los menores, un fenómeno que no sólo se da en niños que emigran, sino también en otros que han sido sometidos a malos tratos, tanto físicos como psicológicos. A pesar de esto, el coordinador de formación de Aldeas Infantiles asegura que, frente a lo que generalmente se cree, hay muchos más menores adaptados a la vida de aquí, que pequeños hundidos en la marginación o la delincuencia a causa del desarraigo.
La educación en una cultura de paz, las emociones como vehículo de comunicación entre distintas culturas o el futuro para los menores emigrados son otros de los aspectos que se debatirán entre mañana y el viernes en “Menores que emigran. La búsqueda de un sueño”, con el fin de hacer un análisis en profundidad del problema, teniendo en cuenta que los menores llegan a España con la idea de mejorar su vida, pero que existen multitud de elementos colaterales que no les permiten lograr este objetivo, como la legislación, su propio período evolutivo o las diferencias culturales.
“Los menores emigrados necesitan encontrar un referente afectivo para evitar el desarraigo y los posteriores problemas de delincuencia y marginación”
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“La regularización inmediata de los niños a su llegada a España ha provocado que cada vez sean más los menores que arriesgan su vida por alcanzar el litoral andaluz”
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Referencia
Alicia Martín. Psicóloga del Centro de Acogida Inmediata Ángel Ganivet
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