Hace tan solo unos meses un tsunami arrasaba la costa de Indonesia y dejaba tras su paso más de 190.000 muertos. La ausencia de medidas de prevención y el desconocimiento de los riesgos reales que existen en una zona con tanta actividad sísmica fueron algunos de los factores que incrementaron los efectos del maremoto. Precisamente para evitar que una situación similar se repita en la zona sur de España en un futuro, un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, en colaboración con científicos italianos, ha puesto en marcha un proyecto en el que se han analizado los epicentros de los terremotos que ocurrieron en el pasado para determinar los riesgos que podrían causar en un futuro.
Hasta el momento no se conocía el punto exacto en el que se generaron desastres, como el ocurrido en Alhama en 1884 o el de Málaga en 1680, porque las estaciones sísmicas que registran los terremotos y envían la señal a los observatorios para que estos determinen la localización no comenzaron a funcionar a pleno rendimiento hasta principios del siglo XX. De ahí el interés de este estudio, ya que según explica el geofísico y profesor de la Universidad de Granada Jesús Ibáñez Godoy “la única huella que ha quedado de los terremotos históricos es su capacidad de destrucción pero en la mayoría de los casos se desconoce su epicentro, un dato muy importante teniendo en cuenta que podrían repetirse en el futuro con la misma intensidad y en el mismo lugar”.
En este sentido, Ibañez señala que en muchas ocasiones el epicentro del terremoto no se produjo en la zona devastada -es el caso del de Alhama y del que asoló Lisboa en 1755 cuyo centro se encontraba en el Cabo de San Vicente- sino más bien en otra cercana en la que debido a la ausencia de población no se dejaron sentir tanto los efectos. Pero, varios siglos después esas zonas, en las que se generaron movimiento de hasta seis grados en la escala Richter, podrían estar pobladas por eso es tan importante determinar “dónde comenzaron a romper esos terremotos”.
Localización
El método que han empleado los geofísicos granadinos para localizar el epicentro de los movimientos sísmicos que ocurrieron hace varios siglos ha consistido en la distribución por áreas, a través de una técnica matemática que han diseñado ellos mismos, de las zonas en las que se produjeron daños para localizar a partir de ahí donde se generó el epicentro.
Los datos extraídos en este trabajo son muy útiles a la hora de elaborar los mapas de riesgo. Ahora se tendrán en cuenta no sólo las zonas que fueron asoladas por el terremoto sino también el lugar donde se originó y, por tanto, el más susceptible de sufrir daños en un futuro. Pero esta nueva aportación no sólo servirá para conocer algo más del pasado sísmico del sur de España sino también para “elaborar medidas de prevención que contemplan fórmulas de construcción viables, edificaciones en terrenos compactados o la localización exacta de las zonas que pueden correr un mayor peligro en el futuro para evitar daños mayores”, asevera Ibáñez.
Referencia
Prof. Jesús Ibáñez Godoy
Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos.
Tlfs. 958 242733/ 243556
Correo e. ibanez@iag.ugr.es