Gara > Idatzia > Jendartea 2005-04-26
Los avances de la investigación genética requieren respuestas de la sociedad
La sociedad debe ser capaz de dar respuesta a los grandes dilemas que la profundización en el conocimiento del genoma humano está generando, como el de las personas que saben que en un futuro desarrollarán patologías detectadas en un test genético. Este dilema, así como los límites jurídicos de la tecnología genética o la investigación con células troncales se están debatiendo en las XII jornadas de Derecho y Genoma Humano inauguradas ayer en Bilbo.
BILBO
Formar a la población en conocimientos científicos e informarla sobre los nuevos hallazgos y sus repercusiones es la mejor manera de contribuir a crear una ética respecto a la investigación genética, según opinó ayer el consejero de Sanidad del Gobierno de Lakua, Gabriel Inclán. Y es que estos avances pueden hacer que numerosas personas se hallen «con vida limitada», según explicó Juan Manuel Torres, de la Universidad Nacional del Sur de Argentina e investigador de la Fundación para la Ciencia y la Tecnología de Portugal.
Este profesor hizo referencia a que habrá personas que podrán conocer que en un futuro desarrollarán una patología, debido a la detección de una mutación en algún gen. A su juicio, a estas personas se les presentarán «situaciones especiales, que requerirán un derecho especial».
En la conferencia inaugural, el experto opinó que lo que está cambiando con la genética no son cuestiones «falsas» que aparecen en los medios de comunicación, a saber, que «se descubrió el gen de la simpatía, de la homosexualidad o que tenemos los planos del hombre».
A su juicio, la investigación genética cambia el concepto de «no salud», que se amplía gracias a la detección genética. «Lo importante dijo es que tenemos el mapa real de muchas patologías y que en él encontramos lugares de problemas futuros, que generan una situación jurídica».
Por su parte, el profesor de Microbiología de la Universidad de Granada Enrique Iáñez habló de los efectos de la globalización sobre la biotecnología y señaló que «habría que pensar cómo dar voz» a los países más pobres. Según alertó, estos países se están quedando «excluidos» en este campo.
Gabriel Inclán evidenció la falta de un consenso en materia de ética en relación con la investigación genética y consideró que su determinación es tarea de la «sociedad en su conjunto», no sólo de médicos y científicos.
Inclán se mostró «firme partidario» de la investigación biomédica por sus «enormes beneficios sociales», pero abogó por conjugarla con la defensa de los derechos humanos y la dignidad de la persona y el respeto a la vida privada, especialmente de quienes pueden ser más vulnerables en el marco de la investigación, según precisó.
Por su parte, el rector de la UPV, Juan Ignacio Pérez, destacó «la importancia capital» de las cuestiones relacionadas con el genoma humano, de cuyo correcto tratamiento depende «el futuro de nuestra sociedad».