Beneficios para quienes han hecho un esfuerzo mayor. Éste es el mensaje que ha lanzado el Rectorado de la Universidad de Granada al destinar casi la mitad del remanente conseguido en 2009, unos 75 millones euros, a los centros que se han ajustado el cinturón. Ayer tocaba hacer públicas las cuentas del pasado año y el balance no puede ser más positivo: casi 39 millones de euros de superávit y 207 millones de remanente total.
Pero no se pueden lanzar las campanas al vuelo. Aunque la gestión ha sido rigurosa, la crisis viene pisando fuerte y hay que mirar con lupa en qué se gasta cada euro. El gerente de la UGR, Florentino García, explicó ayer que de los casi 207 millones de euros que tiene la Universidad como remanente, 131 están sujetos («afectados» los llama él), entre otros menesteres, a la construcción de la facultad de Medicina en el Parque Tecnológico de la Salud (PTS). Lo que significa que es intocable.
El resto, unos 75 millones, está en manos de lo que el equipo de Gobierno de Francisco González Lodeiro decida. Y tiene muy claro lo que va a hacer con esta partida. Viene un año en el que va a necesitar más que nunca la colaboración de todos los centros y departamentos que integran la Universidad, con recortes imprevistos y una bajada de ingresos imprevisible, así que toca hacer responsable de los gastos a toda la comunidad universitaria. De los 75 millones no afectados de remanente, 32,4 millones ha sido gracias al ahorro que realizaron los centros de gastos en 2009, un dinero que les repercutirá sólo a ellos.
«Los 32 millones de euros, liberando gastos, se les ingresará puntualmente a lo largo de 2010», puntualizó el gerente a este periódico. Es un aviso a navegantes, un ejemplo para los centros que todavía no han podido ajustar al máximo sus gastos.
La Gerencia de la UGR, en su ya habitual ejercicio de transparencia económica, informó además que el resto del remanente liberado se destinará a tres proyectos de infraestructuras. «La ampliación de la Facultad de Empresariales, la biblioteca de Derecho que construirá en la calle Duquesa, y algunas mejoras en Ciencias».
Con un presupuesto definitivo de 602 millones de euros y unas cuentas saneadas (la UGR ha vuelto a hacer frente al penúltimo pago de 9 millones de euros que tenía con la Caja de Ahorros), el balance del gerente es positivo. «Hemos hecho ahorro en lo que no ha sido esencial», dijo Florentino García.
En su buena gestión queda el haber incorporado hasta 2,5 millones de euros de fiscalidad, «los investigadores de la UGR casi no han tenido que afrontar el IVA en sus proyectos», dice el gerente. Además de conseguir la máxima competencia con la ley de contratos públicos, «buena para la Universidad y para los proveedores», remacha. «Y la deuda está amortizada», concluye.
No está mal para un año en el que se ha defendido más que nunca el Plan Propio de la Universidad, una mejora en la docencia y la internacionalización de la comunidad universitaria.