El libro, coordinado por Felipe Serrano Estrella, muestra una selección de piezas escultóricas, pictóricas y suntuarias procedentes de los principales talleres y artistas italianos como Sandro Botticelli, Bernardino Luini, Miguel Ángel, Guglielmo della Porta, Artemisia Gentileschi, Nicola Fumo, Gaetano Zumbo o Fantino Taglietti
El libro «Arte Italiano en Andalucía. Renacimiento y Barroco» coordinado por Felipe Serrano Estrella (profesor del Área de Historia del Arte de la Universidad de Jaén) ha sido publicado por la Editorial Universidad de Granada (EUG), UJA Editorial, Proyecto Campus de Excelencia Internacional en Patrimonio Cultural y Natural (CEI), y Junta de Andalucía. Se trata de un volumen en el que se catalogan piezas escultóricas, pictóricas y suntuarias procedentes de los principales talleres y artistas italianos como Sandro Botticelli, Bernardino Luini, Miguel Ángel, Guglielmo della Porta, Artemisia Gentileschi, Nicola Fumo, Gaetano Zumbo o Fantino Taglietti.
Durante la Edad Moderna fueron recibidos en España con gran interés objetos suntuarios, esculturas y pinturas de procedencia italiana que acabaron por constituirse en expresión de un gusto refinado y materialización del conocimiento que sus propietarios tenían del principal referente artístico del momento.
Su papel fue clave en la introducción de los nuevos gustos en la Península Ibérica, y Andalucía fue uno de los principales focos receptores. Los contactos que la nobleza y el clero tuvieron con los territorios itálicos facilitaron esta política de intercambios, a lo que se sumaban los circuitos comerciales que hicieron de Sevilla y Cádiz sus puntos de referencia. Así, las obras italianas ocuparon un puesto destacado en las colecciones de las casas de Alcalá, Osuna, Santisteban y los Vélez, a los que siguieron los marqueses de Priego, los condes de Cabra o los duques de Arcos, entre otros.
Llegada de obras a Andalucía
La presencia de miembros del alto clero en Roma o en los obispados del sur de Italia propició la llegada de obras de aquella procedencia a las catedrales y grandes templos andaluces, así como a sus propias residencias. “En este sentido –señala el coordinador de este libro, Felipe Serrano– no podemos dejar de mencionar a los obispos Fray Domingo de Pimentel y Fray Pedro de Salazar en Córdoba, Agustín Spínola en Granada, los Torres en Málaga, Baltasar de Moscoso y Fernando de Andrade en Jaén, o Jaime Palafox y Manuel Arias en Sevilla, así como un buen número de prebendados. Entre las obras que llegaron de Italia destacaron sobre todo las pinturas, aunque también lo hicieron las esculturas en mármol, madera policromada y cera. En el campo de los objetos suntuarios fueron especialmente codiciados aquellos que tenían un carácter devocional y los realizados con materiales nobles como las piedras duras, ébano, coral, marfil, sin olvidar la plata y el bronce, con importantes obradores en Roma y en el sur de Italia”.
Con el estudio de estas obras, que han sido analizadas por especialistas de las universidades andaluzas, de instituciones como Patrimonio Nacional y el Museo del Prado y de las universidades italianas Federico II de Nápoles y la Sapienza de Roma, se pretende ilustrar la complejidad y riqueza de esta práctica artística que para el arte español ha sido de vital importancia.
“Arte italiano en Andalucía. Renacimiento y Barroco”, que se publica en la “Colección Arte y Arqueología. Sección Arte”, cuenta con una presentación firmada por Pilar Aranda, rectora de la Universidad de Granada; y Juan Gómez, rector de la Universidad de Jaén, así como diversas colaboraciones de historiadores de Arte y una amplísima bibliografía. El libro-catálogo, de tapas duras, ocupa casi 200 páginas a gran formato, con ilustraciones a todo color.
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