¿Quién no ha hecho alguna vez una colección por pequeña que fuera? El coleccionismo es una práctica habitual, pero si se convierte en algo exagerado es el primer síntoma de un problema psicológico y puede ocasionar un trastorno obsesivo compulsivo.
Siempre que esta afición se cultive de forma controlada, coleccionar objetos es beneficioso, ya que permite desarrollar habilidades y actitudes muy positivas para el individuo, como la constancia, el orden, la paciencia o la memoria
Coleccionar objetos de manera exagerada es un síntoma del trastorno obsesivo compulsivo (una de cuyas variantes es el conocido como “Síndrome de Diógenes” que consiste en acumular grandes cantidades de basura en el domicilio) y de la adicción a las compras
El coleccionismo llega a convertirse en una obsesión en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal, esto es, tienen falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos
Sellos postales, relojes, sombreros, autógrafos, miniaturas, películas, postales, cajas de cerillas, monedas antiguas, cromos, comics, libros, souvenirs, dedales, llaveros, fascículos…
La lista de objetos de todo tipo, procedencia y tamaño, que los aficionados al coleccionismo disfrutan buscando, consiguiendo, acumulando, observando para su propio gusto y placer o bien exhibiendo ante los demás, es tan extensa como la de las razones que los llevan a iniciar y ampliar cada vez más sus colecciones.
Algunos coleccionistas, como Marcos L-F, de 52 años, comienzan su afición por el simple placer de coleccionar, mientras que otros lo hacen para relajarse en su tiempo libre.
También los hay, como Margarita G.H, de 37 años, que se inician en la actividad coleccionista de manera inadvertida, juntando objetos sin mayores pretensiones, hasta así que descubren del placer de hacerlo y ya no pueden o les apetece detenerse.
Incluso hay quienes inician una colección por un hecho fortuito: por ejemplo emulando a sus hijos coleccionistas, al recibir una serie de regalos o al descubrir y disfrutar una colección ajena.
No obstante, en determinadas ocasiones el afán de acumular, en principio placentero e inofensivo, puede convertirse en un trastorno psicológico si se rebasan ciertos límites, como acaba de demostrar una reciente investigación de expertos de la Universidad de Granada (UGR), en España.
Muñecas de porcelana, piedras preciosas, dedales del mundo, relojes, abanicos, dinosaurios, cursos de idiomas o tanques y barcos por piezas son algunas de las colecciones que inundan los quioscos de prensa de todo el mundo, sobre todo coincidiendo con el inicio de cada nuevo curso.
De la afición a la obsesión
En principio, y “siempre que esta afición se cultive de forma controlada”, coleccionar objetos es beneficioso desde un punto de vista psicológico, ya que permite desarrollar habilidades y actitudes muy positivas para el individuo, como la constancia, el orden, la paciencia o la memoria, señala la profesora Francisca López Torrecillas, del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada.
Pero según esta experta en adicciones, coleccionar objetos también puede convertirse en un problema, ya que “la excesiva presión y el bombardeo publicitario para promocionar todo tipo de coleccionables, puede provocar que las personas con tendencia a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo desarrollen antes esta patología psicológica”.
La doctora López Torrecillas advierte de que en los últimos años “se ha detectado un aumento muy importante” de casos en los que el coleccionismo exagerado ha desembocado en un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o en una adicción a las compras.
“Coleccionar objetos de manera exagerada es un síntoma del TOC, un grave problema psicológico (una de cuyas variantes es el conocido como “Síndrome de Diógenes” que consiste en acumular grandes cantidades de basura en el domicilio) y de la adicción a las compras, dos enfermedades mentales que afectan, aproximadamente, al 12 por ciento de la población.
Según la investigadora de la UGR “rasgos como una excesiva necesidad de control, el perfeccionismo o la meticulosidad y el orden son muy frecuentes en las personas que tienen como hobby coleccionar objetos, pero también están muy relacionados con los trastornos psicológicos arriba señalados”.
Para López Torrecillas el coleccionismo llega a convertirse en una obsesión -y por lo tanto en un problema- “en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal”, esto es, tienen falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos”.
Cuando aparece este sentimiento de ineficacia personal, “el coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor”, según la experta, quien no obstante admite que “el coleccionismo ejercido con control tiene numerosas ventajas desde un punto de vista psicológico”, y es necesario “realizar más estudios en profundidad” sobre este ámbito de investigación”.