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Los andaluces están bien alimentados, pero tienen déficit de algunos nutrientes

Los andaluces están bien alimentados, pero tienen déficit de algunos nutrientes

Un estudio de la Universidad de Granada, realizado entre casi 3.400 residentes en Andalucía de entre 25 y 60 años, ha destacado que los andaluces están bien alimentados, pese a que existen importantes porcentajes de la población que sufren deficiencias en determinados nutrientes.

Los resultados del estudio, llevado a cabo por un equipo de científicos del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la UGR, se han obtenido a partir de encuestas sobre hábitos alimentarios y de medidas antropométricas de los sujetos.

Según informó hoy la web Andalucía Investiga, que recoge las investigaciones más destacadas de las universidades y organismos científicos públicos andaluces, 384 voluntarios fueron sometidos a análisis de sangre, para analizar sus niveles de nutrientes.

Los científicos han relacionado estos datos con parámetros como la edad, el sexo, el nivel educativo, el ejercicio físico o el consumo de alcohol y tabaco, con lo que la investigación supone una amplia panorámica sobre la alimentación y el estilo de vida de los andaluces.

Las conclusiones más relevantes apuntan que la población cuenta con un déficit importante en los aportes de ciertas vitaminas como la B2, B6 y ácido fólico, nutriente presente en frutas, verduras, además de en minerales como el calcio y el magnesio.

Los expertos también apuntan que el porcentaje de andaluces obesos, que poseen un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30, es del 19 por ciento; mientras que un 37 por ciento presenta sobrepeso -IMC entre 25 y 30-.

El resultado más destacado de este apartado guarda relación con los estilos de vida, ya que se ha comprobado que las personas obesas y las que no lo son no tienen grandes diferencias en la cantidad de alimentos ingeridos, aunque sí hábitos distintos, como la práctica de deporte o el sedentarismo.

Estos datos coinciden también en personas mayores, ya que a medida que aumenta la edad, aunque disminuye la ingesta calórica, se reduce la actividad física, lo que aumenta el riesgo de padecer sobrepeso.

El estudio apunta una desviación de la dieta mediterránea, que se refleja en el descenso en el consumo de cereales, vegetales y legumbres, elementos antes básicos en la alimentación de Andalucía.
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