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Obesidad: Desnutrición por exceso

– La obesidad es la pandemia del Siglo XXI que afecta a más de 300 millones de habitantes del planeta. Cien millones de niños son obesos. Cerca del 25% de los casos de obesidad se presenta en la edad prepuberal. Estudios muy recientes indican que el 80% de los adolescentes que hoy padecen obesidad, serán obesos también en el futuro

– El Prof. Dr. Ángel Gil Hernández, prestigioso especialista en nutrición español, sostiene que “el control de la obesidad incluirá en el futuro próximo, la modulación de genes que regulan la ingesta alimentaria, del metabolismo y de cascadas de transducción de señales hormonales, de forma conjunta con cambios ambientales, que harán que la elección saludable sea la elección más fácil, favoreciendo así una vida más activa”

Entrevista al Doctor Ángel Gil Hernández: Líder de la nutrición de calibre mundial, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada (UGR), profesor y director del Máster Virtual de Nutrición Clínica de la Universidad de Granada en colaboración con la SENPE. Hace poco se ha publicado la segunda edición de Tratado de Nutrición, la obra de nutrición más completa escrita hasta hoy, dirigida por él y publicada por Editorial Médica Panamericana, con 3.500 páginas, 125 capítulos estructurados en 4 tomos, más de 300 autores y su propio sitio web.

¿Cuál es el estado de situación actual de la obesidad y qué es lo que más preocupa?

La pandemia del siglo XXI es la obesidad. Esta se ha multiplicado en forma ostensible. Hoy, 300 millones de personas son obesas. Y 100 millones de ellas, son niños. La obesidad es una enfermedad inflamatoria crónica, que en sí misma no sería tan importante si no aparecieran las enfermedades mórbidas. Sobre todo las enfermedades cardiovasculares y el síndrome de resistencia a la insulina que termina inevitablemente en diabetes tipo II.

¿A quiénes afecta en mayor medida?

El efecto de esta pandemia afecta sobre todo a la población de las sociedades más desarrolladas. En los países menos desarrollados, como puede darse en Iberoamérica, la desnutrición es muy alta en las zonas rurales y, como contraposición, en las zonas urbanas, la obesidad afecta a cerca del 30% de la población. La única forma de combatirla es cambiar el ambiente.

¿Cómo se modifica el ambiente?

Hay que imponer limitaciones a las promociones del consumo de alimentos en forma exagerada. Es responsabilidad tanto del entorno familiar como del escolar, así como de los políticos y gobernantes a nivel nacional, provincial y municipal. Todos tenemos que empujar hacia el mismo lado para cumplir con el objetivo de disminuir la curva de crecimiento de la obesidad. En países nórdicos, donde se han implementado políticas públicas serias al respecto, ha disminuido considerablemente el impacto de la enfermedad en los últimos 10 años.

¿Todas las personas somos propensas a la obesidad?

Algo que no se puede modificar es el chip que todos tenemos. Existe una susceptibilidad génica que depende de la carga heredada de los genes de los padres, características y condicionantes génicos de cada individuo. Cada persona tiene una mayor o menor susceptibilidad al sobrepeso. Y, eso ocurre cuando al final la ingesta energética supera al gasto. Estudios muy recientes indican que el 80% de los adolescentes que hoy padecen obesidad, serán obesos también en el futuro.

¿Cuál es la cadena de responsabilidades?

Es un deber de todos los sectores combatir la desnutrición, tanto por falta de alimentos como por exceso de estos. Vivimos en un ambiente obeso génico que interacciona y la publicidad martillea con el consumo en exceso. Resulta sumamente importante la implementación de políticas de salud pública para revertir los avances de la obesidad, enfermedad inflamatoria crónica que genera costos muy altos, no sólo económicos. Hay una responsabilidad ética para todos los sectores, desde la familia hasta los gobiernos y las industrias, para reconducir el proceso de los marcadores de riesgo que hoy indican que se sufren las consecuencias entre 20 y 30 años antes que en la generación que nos precede. Cerca del 25% de los casos de obesidad se presenta en la edad prepuberal.

¿Cuál es la responsabilidad de la industria alimenticia al respecto?

La industria también es un factor muy importante en la cadena de responsabilidades. Tienen que ser conscientes de la enorme responsabilidad en los mensajes que dan a la sociedad en su conjunto, y muy especialmente en las publicidades destinadas al consumo de alimentos por parte de los niños. Además, deben cambiar ingredientes y ofrecer productos más seguros y saludables.

¿Cuáles son las recomendaciones más urgentes?

Hay que modificar en forma inminente los hábitos de vida, el exceso de sedentarismo y consumo de alimentos en raciones elevadas y en ingesta energética. Fundamentalmente hay que evitar el sedentarismo, una de las lacras de la sociedad actual. Aquellas personas que tienen sobrepeso y eligen cambiar los hábitos perjudiciales por un estilo de vida saludable, podrán hacerlo buscando su propio equilibrio, que es individual por sus características personales para lograr con éxito los resultados esperados. Sin embargo, para paliar los efectos de esta pandemia, los cambios tienen que ser dentro del propio entorno familiar como de la sociedad en su conjunto.

¿Cómo se pueden dar estos cambios?

Los gobiernos deben procurar espacios libres, exigir educación en hábitos de vida global: educación en el ejercicio y en cómo, cuándo y con qué alimentarse. Reitero la importancia que reside en la relación con el tema de la nutrición: sobre todo el tamaño de las raciones. No hay alimentos malos, son todos buenos en cantidades adecuadas y dentro de una dieta variada. Nuestros ancestros comían carnes, fibras, frutas y semillas y eran nómades, en procura de su alimento. Un profesor de nutrición español decía “Poco plato y mucho zapato”, en referencia al tamaño de las raciones y la necesidad del ejercicio.

¿Cuáles son los efectos del estrés?

El estrés provocado por el ritmo de vida moderno condiciona cambios hormonales profundos. Las hormonas glucocorticóideas inducen el aumento o el descenso de peso de acuerdo a la carga genética del individuo. Las distintas reacciones dependen de la secuencia de genes. Existen 129 genes relacionados con la obesidad, y 20 están confirmados.

Recomendaciones

-Tomar menores cantidades de alimentos.

– Procurar alimentos en los que la cantidad de fibras y que sus compuestos sean naturales.

– Consumir entre 5 y 7 raciones de frutas y verduras por día.

– Enseñar a seleccionar la comida.

– Comer variado. Es un aspecto fundamental, no sólo por el aspecto hedonístico sino porque garantiza que no haya errores y faltantes en la alimentación.

– Los niños aprenden de forma sistemática a consumir de todo y en todas las posibles formas de consumir los alimentos.

– Los niños son capaces desde muy pequeños de conocer e interiorizarse con los efectos de la alimentación sobre la calidad de vida.

– Para los adultos, al menos 30 minutos diarios de ejercicio.

– El único alimento que no engorda es el que queda en el plato.

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