Aunque hasta abril y mayo no se esperan las grandes concentraciones en la atmósfera, ya hay partículas de encina, gramíneas, olivo, parietaria, plátano de sombra y ciprés
El lunes comenzó la primavera, la estación de las flores, del polen y por tanto de las alergias. Y, aunque todavía es pronto para el estallido de la polinización, los alérgicos comienzan a notar ya la incomodidad que produce el polen en su organismo y los temidos estornudos, mocos y picores de ojos.
Según los datos de la red de Aerobiología de Andalucía Oriental de la Universidad de Granada, ahora la mayor concentración es de polen de ciprés, que aunque tuvo su punto álgido en febrero todavía alcanza nivel alto de concentración en la atmósfera. Además, hay ya concentraciones aunque en nivel bajo de encina, gramíneas, olivo, parietaria, pino y plátano de sombra. El pico de polen de olivo, al que tienen sensibilidad la gran mayoría de los alérgicos, se alcanzará en mayo tras una subida paulatina durante el mes de abril. De hecho, entre finales de abril y el mes de mayo se alcanzarán con toda probabilidad los niveles máximos de polen que, si se cumplen las previsiones de los expertos, serán altos esta temporada por el comportamiento climatológico de los últimos meses.
Por tanto, se puede augurar una primavera difícil para los alérgicos si cambios en el tiempo de última hora no alteran o matizan la floración y polinización de árboles y plantas alérgenos.
A nivel sanitario, los alérgicos ya diagnosticados no tienen más que estar pendientes de los síntomas y tomar las medidas de prevención que ya conocen de años anteriores. Pero, ¿qué pasa con los nuevos alérgicos? Principalmente son los niños los que se diagnostican como nuevos alérgicos cada año. Y Salud tiene sus protocolos.
Según la pediatra del centro de salud de Gran Capitán, Salomé Vega, «todavía es pronto y no hay en las consultas muchos niños con síntomas alérgicos pero en abril comenzaremos a llamar a revisión a los niños con asma o con antecedentes familiares de alergia para ver su comportamiento». Estos son los que más riesgo tienen. «A los niños con asma los revisamos, vemos posibles tratamientos y damos consejos para prevenir ataques asmáticos, que pueden ser graves», matiza la pediatra. Con todo, hasta que un niño no cumple los dos o tres años no se suele manifestar la alergia, por lo que se puede programar su tratamiento.
«Cuando vemos problemas les ponemos tratamiento o derivamos al alergólogo en casos de asmas graves, duda o indicación de la vacuna», explica Vega.
Los síntomas que los padres tienen que vigilar son mocos, estornudos continuos, picor de ojos, dificultad respiratoria, tos repetida. En este caso, hay que acudir al pediatra y tomar medidas preventivas básicas como no ir al campo, ventilar la casa por la mañana y utilizar mascarilla si es necesario.