Inicio / Historico

El arte, una mentira veraz

El arte, una mentira veraz

Pedro Osakar propone en The Reality Games un conjunto de realidades posibles, una construcción artística formada por instalaciones, fotografías y dibujos que lleva al espectador a plantearse si dicha construcción del mundo es verdad o mentira. «Todo es real», aclara Osakar, «sólo cambia el nivel de artificio de esa convención que designamos como realidad. También podríamos decir, por el lado contrario, que de todas las mentiras, el arte es la más veraz».

Le sirve para pensar y contar la ciudad. «Desde una reflexión crítica e irónica, a partir de las tramas ocultas que están escritas en las calles de nuestras ciudades. La ciudad es mi paisaje». Todo lo que contiene su trabajo es una extensión de las relaciones que se producen desde la casa hacia dentro y hacia fuera.

El título de la exposición es un marco de referencia que en sí mismo, dice el artista, contiene una primera paradoja. «La traducción del título puede variar dependiendo del contexto en el que se diga, pero yo lo he querido traducir como Los Juegos de la Realidad. La realidad y lo real, por ejemplo, suponen matices muy sutiles que nos llevarían a ámbitos muy distintos, pero en cualquiera de los dos casos suponen una toma de distancia del mundo visual que nos rodea. Este proyecto parte de la evidencia de que todo es una construcción cultural».

Con ese planteamiento, el artista (Pamplona-Iruña, 1965) guía al espectador por una suerte de arte con una gran carga de filosofía. «Me interesa poner al espectador frente a dispositivos habituales en un mueso; el cuadro, la fotografía, la urna de cristal y además generar un sistema de correspondencias y relaciones entre ellos para forzar preguntas, para evidenciar la mirada».

En la muestra hay varias maquetas que «no son otra cosa que realidades posibles. Hay dos series de fotografías que se titulan Ficciones y que nos muestran situaciones casi reales».

Los títulos son bastante literales y dan pistas de su sentido. Las mejores vistas de la ciudad, la pieza central, toma una forma habitual en el mundo del cine y del cómic para representar lo que se ve desde un prismático.

En la sala derecha del centro Damián Bayón se puede ver la instalación titulada Hotel, Museum, Gallery, que dispone de tres modelos, tres prototipos de vivienda que se confunden en sus funciones. La sala de la izquierda, con El Manual de Instrucciones, La Casa de la Doctrina y El Símbolo son un comentario sobre el poder y sus mecanismos de representación. Explica Osakar que el punto de partida es el valor metafórico que se le atribuye a la silla (trono) como elemento que encarna lo más alto de la jerarquía.

En cuanto a las dos series de Ficciones, La Habana-New York y La Industria Cultural, el artista subraya que la «fotografía arrastra la huella de la realidad de manera precisa y anecdótica y el hecho de obtener un instante la convierte culturalmente en un testimonio veraz. Cuando la fotografía se retoca y cambia -como es su caso- el resultado es una metáfora perfecta de lo que muchas veces ocurre a diario». Realidad y ficción pueden llegar a confundirse.

Absolutamente interesado por la palabra, el profesor de Bellas Artes de la UGR argumenta que es clave en su trabajo las relaciones entre imagen y palabra: «Es una relación muy antigua y muy utilizada en todo el arte del siglo XX. Me interesa mucho encontrar un equilibrio entre las imágenes elegidas y pintadas y las palabras que sitúo justo encima, de manera fría y mecánica. El resultado es un cliché. El resultado final es una nueva imagen en donde el valor de la imagen primera se suma al valor semántico de la palabra. El resultado nos lleva a lugares insospechados ya que se niega la correspondencia entre el sistema del mundo y del lenguaje. Así las palbras quedan suspendidas, ligadas apenas al azar que las hace girar sobre sí mismas. También se nos olvida que escribir/dibujar expresado en la etimología griega (graphein) son una misma cosa».

Pedro Osakar. Instituto de América de Santa Fe.
Descargar