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Adiós al síndrome de la clase turista

Adiós al síndrome de la clase turista

Montar en un avión o en cualquier otro medio de transporte que suponga falta de movimiento durante más de cuatro horas puede causar importantes problemas cardiovasculares. De hecho, a final del siglo XX se definió el conocido como síndrome del viajero o de la clase turista, calificado por la OMS como un problema global. La falta de movilidad provoca la compresión del sistema venoso profundo causando la ralentización del flujo de retorno y provocando la inflamación y el dolor de las piernas, lo que podría favorecer la aparición de trombos.

Para evitar este síndrome, investigadores de la Universidad de Granada y del Hospital Clínico San Cecilio acaban de avalar un nuevo producto, novedad mundial, producido por la empresa Vitalis Salud, que nace con esta innovación: el estimulador circulatorio Flip-Flow.

Se trata de una almohadilla hinchable que simula el ángulo de inclinación del tobillo para que sea igual al que se produce al andar (de 10 a 25 grados). Unas válvulas permiten que el aire se mueva para proporcionar la resistencia necesaria para activar los músculos del gemelo y favorecer así el retorno venoso. «Desde los atentados, la movilidad en los aviones es más difícil, por lo que había que diseñar algo fácil que se pudiera subir al avión y que promoviera el ejercicio para vehiculizar la actividad sobre la sangre», explicó el cirujano vascular del Hospital Clínico Fidel Fernández. Según el médico, han probado el dispositivo en unas 80 personas simulando un viaje largo en avión en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada.

La utilización del Flip-Flow demostró que había menos edemas y que se transmitía mejor la sangre en las personas que lo utilizaron. Para demostrarlo, se realizaron más de 4.000 ecografías.

El estimulador incluye una pauta de ejercicios según la duración del viaje (más o menos de 4 horas). Así, hay que empezar con un calentamiento (rotación de los pies) y luego realizar un número de repeticiones en función de la distancia.

Vitalis Salud ha producido ya 21.000 unidades pero el objetivo es multiplicar la producción para comercializarlo a nivel mundial. De hecho, se aspira a venderlo en aeropuertos y centros de viajes, así como en farmacias. El precio es de 14,95 euros la unidad.
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