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Un intruso en el pescado

– Un intruso en el pescado.

Es la amenaza de un parásito que puede afectar la salud. Es necesario congelar el pescado.

Algunos especialistas afirman que ya existe una auténtica epidemia de anisakis, un problema que hasta hace apenas dos décadas se limitaba exclusivamente a Japón, pero que actualmente ha saltado las fronteras del país asiático y se ha extendido a los mares y mesas de casi todo el planeta.

Pero, ¿Qué es el anisakis? Según el investigador y parasitólogo Arne Levsen, del Instituto de Nutrición e Investigación de Productos del Mar, en Noruega, se trata de un parásito, también denominado lombriz intestinal, presente en todos los océanos.
Las larvas de la hembra de este parásito infectan a los crustáceos, que a su vez son comidos por los peces. Si el pescado así contaminado es consumido por una persona, puede instalarse en su intestino ocasionándole severos problemas de salud.Cuando la larva penetra en el organismo humano, se aloja en el tubo digestivo provocando una serie de síntomas de carácter gástrico o alérgico, conocidos como anisakiosis.
Entre sus manifestaciones gástricas figuran los dolores estomacales, náuseas, vómitos y alteraciones del tránsito intestinal. Por su parte, las reacciones alérgicas suelen ser inmediatas, aunque según Levsen, pueden volverse crónicas.

Antídoto para un gusano.

La larva del anisakis puede encontrarse en algunos mariscos como calamares y gambas, pero sobre todo está presente en el tejido muscular de peces como el arenque, la caballa o la bacaladilla, y en especies de mayor tamaño, como el palero, la merluza, el jurel, el atún y el rape. Para acabar con este flagelo que se sigue extendiendo sin una contención eficaz, investigadores de todo el mundo investigan distintas sustancias y métodos para acabar con el parásito, algunas de ellas incluso de origen natural.
En el Centro de Investigación en Fitoterapia de la Universidad de Granada, en España, ha comprobado que el ocimeno, un compuesto presente en plantas aromáticas, como el tomillo, la melisa o la hierbaluisa, acaba con las larvas en cuatro horas.
Un licuado de una mezcla de ajos recién recolectados y con seis meses y un año de antigüedad, ha mostrado la misma eficacia que las plantas, aunque según los autores del experimento, también pertenecientes a la universidad granadina, los bulbos más eficientes han sido los de seis meses.
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