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Por la temperatura de su nariz los conoceréis

Hasta ahora, descubrir una mentira era algo que dependía, fundamentalmente, de la capacidad de la persona engañada.

Eso ha cambiado. Según Yahoo Tendencias, hay un estudio que demuestra que se puede saber si alguien intenta engañar.

Emilio Gómez y Elvira Salazar, científicos de la Universidad de Granada, han demostrado mediante técnicas de termografía que, cuando una persona se pone nerviosa, sube la temperatura de su rostro de forma considerable.

Pero, mientras el rostro se calienta, a la nariz, que es la parte de la cara que sufre los cambios más severos a causa de las mentiras, le ocurre lo contrario: se enfría.

A este fenómeno, los científicos denominan el «Efecto Pinocho».

Según Gómez y Salazar, para saber quiénes mienten, no es necesario ir tocando sus narices. Hay una forma más cordial y elegante, mediante una cámara termográfica.

Es un dispositivo de exploración infrarroja que se utiliza para convertir el calor emitido por la superficie de la piel en un espectro de colores que indica aumento o disminución de la temperatura.

Sin embargo, las personas acostumbradas a hacerlo, son capaces no solo de burlar esa prueba sino la del detector de mentiras.

No obstante, la técnica de la nariz fría, está siendo aplicada en el campo de la Psicología.

El diario español ABC cita otro estudio efectuado en 2004 por la Universidad de Los Ángeles, según el cual, hasta las personas más sinceras lo hacen.

Los psicólogos que hicieron la investigación, grabaron las conversaciones de 20 voluntarios y después comprobaron las falsedades que había en las cintas.

El resultado fue que hasta los participantes más sinceros mintieron nada menos que una vez cada ocho minutos.

Ese resultado no toma en cuenta las omisiones o lo que se deja de decir, que es otra forma de mentira, aunque sutil y aceptada.

Al parecer, quienes recurren con más frecuencia a la mentira, según ese estudio, son las personas que tienen más relaciones sociales, como vendedores, abogados, psicólogos y periodistas.

El diario lamenta que los investigadores no hayan incluido en a ningún político.

La termografía experimentó su mayor desarrollo en Estados Unidos, a raíz de la Segunda Guerra Mundial (1941), con el impulso de investigaciones militares para detectar al enemigo. (MEVO)

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