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El consumo frecuente de mercurio puede afectar al desarrollo cognitivo de los niños

El consumo frecuente de mercurio puede afectar al desarrollo cognitivo de los niños

Aunque dicha sustancia la contienen ciertos pescados en pequeñas cantidades y no provocan graves trastornos, sí­ ha quedado demostrado que afecta a la capacidad cognitiva de los niños. El estudio ha sido realizado por la Universidad de Granada entre 220 chavales de la zona.

La alimentación de los más pequeños de la casa ha de ser vigilada muy de cerca y más después del último estudio de investigación realizado por la Universidad de Granada (UGR), que ha demostrado que los niños que comen más de tres veces a la semana pescado, presentan un peor rendimiento en sus capacidades cognitiva, ejecutiva y perceptivo-manipulativa. El culpable es el mercurio, un contaminante muy presente en el pescado azul y de conserva y, en menor medida, en el pescado blanco. Además, los niños con mayores niveles de exposición al mercurio muestran un retraso en las áreas general cognitiva, de memoria y verbal.

El trabajo «Exposición infantil a contaminantes ambientales en Granada y posibles efectos en salud» ha sido realizado por Carmen Freire Warden, del departamento de Radiologí­a y Medicina Fí­sica de la UGR, y dirigido por los profesores Nicolás Olea Serrano y Marieta Fernández Cabrera. Freire analizó, en una muestra formada por 220 niños del área geográfica de atención sanitaria del Hospital Universitario San Cecilio de Granada, la exposición de los niños a los contaminantes ambientales a través del agua, aire y dieta. Así­, la investigadora ha constatado que los pequeños están expuestos a contaminantes ambientales muy importantes, como los trihalometanos, el NO2, hidrocarburos aromáticos policí­clicos y mercurio.

Concretamente, de este último se encontraron 0,04 y 6,67 ?g/g en el pelo de los pequeños granadinos, cantidades mucho más altas a las halladas en otras poblaciones que consumen menor cantidad de pescado azul pero inferiores en aquellas que lo consumen en abundancia. Por el contrario, la exposición a los trihalometanos, a los que se ve sometida la población infantil a través de agua, es mucho menor que en otras poblaciones del paí­s, al igual que ocurre con el NO2. Además, el estudio también ha confirmado que existe una relación directa entre la exposición pasiva del niño al humo del tabaco y el uso de la cocina de gas.

Aunque todos estos datos resultas contaminantes para salud de los niños, la investigadora advierte de que los concentrados con cantidades son lo suficientemente pequeñas como para causar trastornos graves de salud. Aún así­, señala que «cualquiera que sea el grado de participación de las exposiciones ambientales en la etiologí­a de la enfermedad, el simple hecho de actuar en épocas muy tempranas de la vida abre las puertas a un campo trascendental en salud pública: la posibilidad de aplicar medidas de prevención para minimizar los problemas».
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