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El hombre del aceite

LACARRERA
El hombre del aceite
20.04.08 –
ENRIQUE SEIJAS
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LA Universidad de Granada ha rendido un emotivo y merecido homenaje al profesor José Mataix, al que se le entregó el premio Gregorio Varela por toda una vida de trabajo en beneficio de los demás. Muchos de ustedes, claro, se preguntarán qué tiene que ver este prestigioso catedrático con Jaén; y yo les respondo que con Jaén probablemente nada, pero sí con el producto estrella de la provincia, es decir, el aceite de oliva. Porque, experto en nutrición, es sin duda el principal investigador sobre el llamado oro verde por los mercantilistas aunque yo prefiero llamarlo fuente de salud como, precisamente, ha demostrado el recién homenajeado a través de una larguísima trayectoria de estudios, análisis, pruebas, ensayos y, sobre todo, por la dirección de más de medio centenar de tesis doctorales con las cuales también sus alumnos sacaron a la luz numerosas ventajas y virtudes del aceite de oliva. Como destacó Francisco Sensat, de la Sociedad Alimentaria, «más que un hombre de la nutrición es un hombre del aceite de oliva, al que ha respaldado su potencial y gracias a él es mundialmente conocido y aceptado».

Este veterano enseñante, cuyas clases eran de las pocas que los universitarios no querían perderse jamás, fue de los primeros en investigar sobre los beneficios que para la salud tiene el caldo del olivo y a poner de relieve esta circunstancia se empeñó en dedicar horas y horas de toda su vida de investigador y científico. Aunque no sólo investigó, también, de ahí buena parte de la deuda que el sector tiene con él, animó a otros muchos a hacerlo y abrió interesantes e importantes caminos para que se fuese descubriendo más y más riqueza para la salud. Todos los que participan de la comercialización del aceite de oliva tienen que agradecerle que en no pocos países se haya empezado a vender sin problemas, que se haya convertido en algo apreciado y hasta demandado, como tenemos que agradecerle, todos, que nos abriera los ojos para disfrutar de algo que, encima, nos alarga la vida y nos sirve lo mismo para sentirnos mejor que para cuidar nuestro aspecto físico pues los campos de estudio de Mataix abarcan multitud de parámetros y en otros ha sido por lo menos orientador e incitador.

Ahora ha recibido el reconocimiento de sus compañeros, de la Universidad como institución, de las sociedades e institutos científicos e investigadores… todo lo cual lo ha aceptado José Mataix con una sonrisa de íntima satisfacción, aunque lo que más le llena, y lo dice con absoluta sinceridad, es haber enseñado a muchas generaciones y, sobre todo, haber abierto puertas para que se siga trabajando con y por el aceite de oliva.

Quienes amamos ese líquido y sabemos de sus múltiples cualidades echaremos de menos al sabio nutricionista; y nos acordaremos de él cada vez que degustemos un poco de aceite y seamos conscientes de que nos enriquece la vida.

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