Escrutar la prehistoria de la cruzada, el periodo que precedió a su nacimiento, describir sus rasgos, y ahondar en las “razones” que las motivaron, sin ocultar aquellas que pueden resultar poco honorables, es el núcleo central del libro “La guerra Santa”, del teólogo, historiador, investigador y humanista francés Jean Flori. El volumen, que editan conjuntamente Editorial Trotta y Universidad de Granada, se desarrolla en diez capítulos y 400 páginas, y hace hincapié, especialmente, en los caracteres dominantes que caracterizaron la guerra santa. La traducción ha sido realizada por Rafael Peinado Santaella, profesor del Departamento de Historia Medieval y director de la Editorial Universidad de Granada.
Según el autor de este texto que indaga en las múltiples causas que llevaron a los cruzados a emprender el camino de Jerusalén, “los móviles pudieron ser múltiples y variados, alejándose a veces de de los temas capitales de la predicción pontificia. Dichos móviles fueron esencialmente, nadie lo duda hoy, de orden religioso, pero este ámbito es vasto y en él caben numerosos componentes y, más aún variantes.” Para el investigador e historiador francés, a pesar de las reticencias de muchos, se puede admitir, incluso, que las motivaciones materiales pudieron desempeñar también un papel, aunque secundario, en la decisión de partir de algunos guerreros a esta guerra santa.
Aunque la idea de guerra santa tomó vuelo durante el siglo XI, y en ello coinciden todos los historiadores, desde la época de Carlomagno perecen observarse ciertas tendencias a la sacralización de la acción guerrera del emperador. Según el Jean Flori, “estas tendencias derivaron en gran medida de la noción de Imperio Cristiano, que había nacido varios siglos antes bajo Constantino, noción que Carlomagno exaltó e hizo revivir. Nuestra investigación –continúa el investigador y teólogo francés–, centrada esencialmente en el siglo XI, comienza, pues, de forma natural en la época de Carlomagno, en la cual nacieron las primeras raíces medievales de la noción estudiada. No obstante, nuestro relato ha de romper en ocasiones el hilo cómodo –y a menudo demasiado simplista–, del desarrollo cronológico para indicar, a manera de inciso, lo que esta idea debe a sus lejanos ancestros del Imperio romano, en particular a la obra de San Agustín, generalmente considerado como el padre de la idea de guerra justa.”
Para el autor de este libro “la cruzada puede considerarse como el resultado, la conclusión lógica, casi inevitable, de un lento proceso, de una verdadera revolución doctrinal que, a lo largo de varios siglos, condujo a la iglesia desde la no-violencia inicial al uso meritorio y sacralizado de las armas: una guerra santa o, mejor dicho, una guerra sacralizada, en la medida en que el concepto mismo de guerra santa parece inaceptable en nuestra época.”
Para más información: Prof. Rafael Peinado Santaella.
Profesor de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas.
Universidad de Granada. Tfns: 958 243932 / 243651 / 650-412959.
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