El hormigón armado es uno de los materiales que más se ha utilizado en las edificaciones españolas. Anticipar el comportamiento de este tipo de estructuras en caso de terremoto es un asunto vital cuando se encuentran ubicadas en zonas sísmicas como Granada. Recientemente, se ha propuesto una nueva fórmula contrastada con simulaciones numéricas, que va a facilitar la predicción de la capacidad de resistencia sísmica de las estructuras de hormigón armado existentes, en base a su capacidad de absorción y disipación de la energía.
El director de este trabajo, que se ha publicado recientemente en la revista internacional Engineering Structures, es el profesor Amadeo Benavent Climent, del Departamento de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la Universidad de Granada. Se trata de predecir “en caso de terremoto, qué cantidad máxima de energía sísmica podrían llegar a absorber y disipar este tipo de estructuras sin riesgo de colapso”, explica Benavent Climent.
Cuanto mayor sea esta energía, más elevada será la capacidad resistente del edificio. Dicha energía depende fundamentalmente de la ductilidad, es decir, de la habilidad que tiene la estructura para deformarse plásticamente sin romperse. La nueva fórmula propuesta permite evaluar la sismorresistencia de las estructuras existentes y, comparándola con la sismicidad de la zona donde se encuentra situada la construcción, sacar conclusiones sobre la necesidad o no de reacondicionarlas, ya sea mediante técnicas convencionales o con métodos avanzados como el de los disipadores de energía. Esta técnica consiste en instalar elementos especiales en la estructura que evitan que los pilares y vigas de la misma sufran daños importantes en caso de terremoto. La próxima ampliación del Colegio de Arquitectos de Granada será el primer edificio de España que contará con estos elementos especiales disipadores de energía.
Una de las metas actuales de la ingeniería sísmica es la de controlar el daño (en el sentido de reducirlo o eliminarlo) en las estructuras sometidas a terremotos. Las normativas sísmicas vigentes en la mayoría de países, entre ellos España, admiten que los edificios convencionales se proyecten para que, en caso de seismo, las estructuras experimenten deformaciones plásticas importantes pero sin colapsar, con el objeto de evitar la pérdida de vidas humanas. Sin embargo, permitir deformaciones plásticas implica admitir daños estructurales, los cuales pueden llegar a aconsejar la demolición de la construcción después del sismo.
Referencia: Prof. Amadeo Benavent Climent.
Dpto. de Mecánica de Estructuras. Universidad de Granada.
Tlf. 958249960 – 686 094232.
Correo e: benavent@ugr.es