El grupo de investigación «Análisis del movimiento humano» dirigido por Antonio Oña, decano de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, ha conseguido mejorar las habilidades de los deportistas gracias a un programa de realidad virtual. Los investigadores, que desde 1989, trabajan en el desarrollo de un sistema integrado y automatizado para el control del entrenamiento deportivo, utilizan nuevas tecnologías para mejorar el rendimiento deportivo. «Se trata de conseguir mejores marcas y mejoras en el comportamiento físico y psíquico. En un principio tratábamos las habilidades motoras para pasar a lo más complejo: los procesos abiertos».
Los investigadores comenzaron a trabajar con habilidades cerradas como una carrera donde simularon no sólo el disparo del juez, sino también el ruido ambiental. «Empezamos a tratar temas psicológicos como la anticipación y físicos como la técnica de salida gracias a una alfombrilla conectada a un ordenador. Los resultados de las pruebas, realizadas en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, fueron claras: conseguimos mejorar aspectos que se escapan en un entrenamiento convencional».
Este grupo continuó avanzando en las nuevas tecnologías y ahora trabaja en habilidades abiertas como el tenis, la lucha, el baloncesto o el fútbol, «donde es muy difícil predecir la reacción del compañero, la situación ambiente… Se analizan los procesos de toma de decisiones y anticipación». Todo ello gracias a la realidad virtual y a sensores de movimiento que simulan varias situaciones con variables de respuestas que van de un nivel general a uno particular. En baloncesto los investigadores afirman «que con dos semanas de entrenamiento (unas seis sesiones) las mejoras son claras».
El tenis es otro de los campos analizados. «Aquí trabajamos, sobre todo, el proceso de anticipación. Nos adelantamos al tiro a través de la biomecánica. La posición de los hombros anuncia el resultado del tiro y poder adelantarse al saque». Este grupo pretende acercar al deporte las nuevas tecnologías y hacer comprender a los preparadores que su papel debe cambiar. «Una de estas técnicas las aplicamos con la selección de voleibol olímpica y el entrenamiento, además de completo, pudo medirse con mejoras tangibles».