La escasez de precipitaciones registradas a lo largo del pasado otoño y esta primavera anuncia la llegada de un verano seco y proclive a los grandes incendios. Un año más los montes de la provincia corren peligro y aunque desde los servicios técnicos se han intentado diseñar estrategias para hacer frente a estas catástrofes a través de la prevención, “aún no se han ejecutado medidas efectivas para intentar impedir nuevas catástrofes en las sierras andaluzas”, explica el profesor de la Universidad de Granada, Francisco Valle Tendero. Entre los principales problemas que aún no se han abordado pero que constituyen algunas de las causas principales de los incendios de gran magnitud se encuentra la concentración de masas de vegetación densas y monoespecíficas (de la misma especie), una característica común en los montes mediterráneos que hay que afrontar en los próximos años para evitar mayores catástrofes, según afirma el investigador que trabaja desde hace varios años en distintos proyectos de silvicultura preventiva -gestión de la vegetación para evitar que se produzcan grandes incendios forestales-.
En este sentido, Valle afirma que la solución al problema está en entresacar esas masas densas e introducir distintas especies mediterráneas que puedan servir para ralentizar el fuego, ayudando así a la extinción del incendio. Una medida que no se lleva a cabo por un problema de “inversión económica” ya que “tradicionalmente este sistema se considera muy costoso, sin pensar que en realidad no hay que hablar en clave económica sino social, ya que el dinero que se invierte en estas actuaciones, además de ayudar a la prevención, genera trabajo y empleo en zonas rurales deprimidas”, señala el científico.
De hecho, en los últimos meses han concluido un proyecto en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente donde se han elaborado distintos modelos de gestión forestal que consisten precisamente en evitar que existan esas masas monoespecíficas y densas a través de la plantación de otras especies de árboles y arbustos preparados para frenar la extensión de un futuro incendio forestal, al incrementar la capacidad de respuesta de la vegetación.
Pero este no es el único problema al que se enfrenta la gestión de los incendios en la provincia, la no actualización de las medidas preventivas tradicionales es otra de las causas que impulsan su proliferación. Para Valle las técnicas tradicionales de silvicultura preventiva en la lucha contra incendios forestales: hacer cortafuegos, acondicionar carriles y limpiar el monte tienen que ser renovadas. En primer lugar porque los antiguos cortafuegos se diseñaban dejando una línea baldía sin ninguna vegetación, algo que no aporta una solución inmediata, y en segundo lugar, porque lo que se refiere a la limpieza del monte se llevaba a cabo sin tener en cuenta ningún criterio de selección, llegando incluso a eliminar vegetación de alto valor ecológico. Al mismo tiempo enfatiza en que “se hace necesario un cambio en la mentalidad de nuestros gestores que siguen invirtiendo poco en el medio natural, sin ponderar que en la actualidad el ciudadano demanda proyectos de desarrollo sostenible, con el fin de usar nuestros recursos como motor de desarrollo en Andalucía”.
Educación ambiental
Por último, el catedrático de Botánica destaca que entre las medidas que deberían llevarse a cabo, pero que un año más siguen sin estar preparadas para afrontar un verano “muy complicado” en materia de incendios, destaca la educación ambiental a todos los niveles y que debe comenzar desde el colegio, ya que con ello no sólo se logra concienciar al ciudadano de la importancia que tienen los bosques para el desarrollo del ciclo vital sino que también se incide en que el hombre es el causante de su propia destrucción
Referencia
Prof. Francisco Valle Tendero
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