Si una empresa realiza un vertido en un río y se elabora un análisis físico-químico del agua para detectar la contaminación, el paso de unos días o de unas simples horas puede hacer que el agua arrastre los productos contaminantes y esto haría que se obtuvieran resultados negativos. El problema es que este tipo de metodologías son puntuales y no resultan efectivas con el paso del tiempo.
Estas limitaciones llevaron a un grupo de investigación de la Universidad de Granada a desarrollar un nuevo método de medición de la calidad de las aguas, cuya utilización ya se ha extendido a toda la Península (España y Portugal), otros países europeos como Italia y Grecia, países del norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez) y diversos países de Iberoamérica como Colombia, Brasil, Panamá, Venezuela o Argentina.
Según explica el profesor Javier Alba-Tercedor, responsable del grupo de investigación «Biología y Ecología Animal de Medios Acuáticos Lóticos», lo más importante del llamado Método IBMWP (Iberian Biomonitoring Working Party) es que contempla un análisis del estado ecológico del agua completo: no se limita a los parámetros físico-químicos, sino que incorpora el estudio de los organismos que viven en él, y estos están como vigilantes las 24 horas del día. «Además, una comunidad de macroinvertebrados tarda alrededor de un mes en recuperarse. Éste es el tiempo con el que contamos para, por ejemplo, saber si se ha producido un vertido u otra alteración en un río», explica el biólogo.
El Método IBMWP
Sobre este nuevo método de evaluación de la calidad de las aguas, el profesor Alba-Tercedor subraya que sus principales ventajas son el bajo coste de su utilización, la rapidez de aplicación y su fiabilidad.
Siguiendo el índice de evaluación de la calidad de las aguas IBMWP, el equipo de investigación que dirige el profesor Alba Tercedor acaba de concluir junto a científicos de las universidades de Barcelona, Vigo, Murcia, Almería, Islas Baleares y del CEDEX de Madrid un extenso estudio sobre el estado ecológico de los ríos de todo el arco mediterráneo español. La metodología utilizada ha permitido conocer el estado del agua de los ríos según una escala de calidad que oscila entre clases del 1 al 5: ‘buena’ (no contaminada o no alterada de modo sensible); ‘aceptable’ (con efectos de contaminación leve); ‘dudosa’ (agua contaminada); ‘ crítica’ (muy contaminada); y ‘muy crítica’ (fuertemente contaminada).
Según estos parámetros, y tras un estudio de 12 cuencas y la toma de muestras a lo largo de tres años en 150 estaciones de muestreo, los datos globales indican que alrededor del 30% de los puntos estudiados tienen claros signos de contaminación (clases 3 a 5), existiendo claras variaciones estacionales. Así de forma global el río Guadalfeo es uno de los cursos fluviales que presentan una situación más positiva, ya que el 82% de sus aguas responden a los niveles de «buena» (39% de clase 1) y «aceptable» (43% declase 2). Los ríos Pollença, Segura y Aguas son otros de los cauces con mejor calidad de agua con unos niveles del 78%, 80% y 72% respectivamente.
En el polo opuesto se encuentran ríos como el Besós y el Almanzora, con hasta un 29% de sus aguas en una situación «crítica» y «muy crítica». Con todo, la situación general de los ríos de la zona analizada es bastante positiva, en tanto que el 70% del agua se halla entre los niveles 1 y 2 (buena y aceptable).
Con el estudio también se ha evaluado la situación de los ríos por estaciones. Según los resultados, las épocas en las que el agua está menos contaminado es la primavera y el verano y las estaciones con mayor contaminación el otoño y el invierno. «En el caso del río Guadalfeo, por ejemplo, es evidente que el deshielo de Sierra Nevada actúa como efecto beneficioso», indica el profesor.
El proyecto Guadalmed-I, que ha concluido en junio de este año, se prolongará durante tres años más con una segunda fase (Guadalmed-II), que siguiendo las pautas que exige la nueva directiva marco del agua estudiará las tipología de ríos mediterráneos ibéricos y por último se desarrollará un sistema predictivo (MEDPACS) que permita predecir las condiciones que deberían tener (incluida la comunidad biológica) de tramos de ríos que están muy degradados. Para de esta forma poder fijar objetivos de recuperación.
Referencia:Javier Alba-Tercedor. Dpto de Biología Animal y Ecología. Tlf: 958 244015.