Investigadores del departamento de Biología Animal de la Universidad de Granada, en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, han propuesto el primer mapa de “puntos negros” para evitar el atropello de anfibios y reptiles en Andalucía. Esta peculiar “radiografía” ha determinado que en esta comunidad autónoma al menos hay un total de 29 puntos críticos donde sería necesario actuar para evitar la muerte de estos animales, muchos de los cuales son especies protegidas.
Este trabajo, elaborado por los profesor Juan Manuel Pleguezuelos Gómez y Jesús Caro (Universidad de Granada) y Ricardo Reques (de la empresa Ornitour), ha puesto de manifiesto que el sapo común y la culebra bastarda son el anfibio y el reptil que más sufre los atropellos, con más del 33 % de los atropellos contabilizados desde el año 2004.
Los autores de este estudio explican que, de todas las construcciones del hombre, “las carreteras son las barreras que mayor impedimento ponen al movimiento de los anfibios y reptiles”. Sobre el total de datos de atropellos en el periíodo analizado (474 datos) un 57,39% corresponden a reptiles, mientras que 202 (42,61%) corresponden a anfibios. De las 24 especies que se han conseguido identificar, se encuentran 12 anfibios (75% de las especies de anfibios en la región) y 12 reptiles (42,8% de las especies de reptiles en la región).
Los anfibios y ofidios los más perjudicados
Para la elaboración de este trabajo, se localizaron mediante GPS todos los ejemplares de anfibios y reptiles atropellados en carreteras, y se consultó a herpetólogos locales sobre la existencia de otros puntos negros de atropellos para anfibios y reptiles.
Algunas carreteras con un volumen moderado de tráfico pueden causar el 100 % de mortalidad de los anfibios que intentan atravesarla, lo que llevaría a la extinción local de una población en unos pocos años. La mayor probabilidad atropellos para anfibios se produce durante el crepúsculo en días lluviosos, meses desde otoño hasta primavera, en tramos de carreteras próximos a zonas apropiadas para la reproducción (lagunas, charcas y arroyos temporales, abrevaderos, etc.).
Los ofidios (serpientes) son los reptiles más afectado por los atropellos, con un 92,25 % del total de siniestros analizados por los investigadores de la UGR. La mayor incidencia de atropellos ocurre durante los meses de primavera, ya que en esta época los reptiles realizan desplazamientos motivados por el celo (mayo-junio), afectando sobretodo a machos que se desplazan en busca de hembras. Estas últimas son más frecuentemente atropelladas a finales de la primavera y comienzos de verano cuando se desplazan en busca de lugares adecuados para las puestas. A finales de verano y comienzos de otoño también hay un aumento de atropellos, debido a las dispersiones de neonatos o cuando los adultos muestran mucha actividad trófica después del letargo estival.
La longitud de los 29 puntos negros determinados en Andalucía varía considerablemente. “Algunos son de poca longitud y están definidos para una o varias especies de anfibios o reptiles –explican los investigadores-. En los más extensos no todo el tramo ha de ser problemático para anfibios o reptiles, sino que en algunos puntos (por ejemplo, próximo a punto de agua, galería de río, etc,) el peligro de atropellos es muy alto.
Tomar medidas
Por lo tanto, los científicos destacan que sería en estos lugares donde habría que tomar medidas que reduzcan el número de atropellos. Las iniciativas que ellos proponen son diversas; destaca construir pasos elevados o subterráneos; instaurar hábitats alternativos de reproducción (por ejemplo, charcas, abrevaderos para anfibios) que disminuyan la migración de ejemplares, en busca de lugares apropiados para su reproducción, a través de carreteras. Incluso limitar el tráfico rodado en carreteras durante los períodos de mayor desplazamiento de anfibios y reptiles, una medida que se emplearía sólo en puntos muy concretos, donde la incidencia de atropellos se manifieste muy elevada.
Para reptiles las señales de advertencia o la colocación de resaltes en los tramos más conflictivos serían las medidas más adecuadas a adoptar. También actuar sobre la vegetación y refugios atrayentes para la herpetofauna, ya que la vegetación adyacente a las carreteras atrae tanto a presas potenciales (micromamíferos, aves, etc.), como a sus depredadores (culebra bastarda, culebra de herradura, entre otras).
Además, los autores creen necesario mejorar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) en carreteras de nueva construcción, para evaluar de forma adecuada el impacto que ocasionará la vía sobre las poblaciones de anfibios y reptiles.
Referencia
Prof. Juan Manuel Pleguezuelos Gómez.
departamento de Biología Animal de la Universidad de Granada.
Tfno: 958 243082.
Correo e.: juanple@ugr.es