Inicio / Historico

Un estudio de «San Jerónimo y el Ángel Trompetero» descubre las huellas de los dedos de Alonso Cano

Según Luis Rodríguez, autor de la investigación, «al parecer, únicamente en la mitad superior se puede interpretar como la huella dejada por la mano manchada de pintura del propio Alonso Cano, al apoyarse sobre el cuadro en el transcurso de la ejecución de éste, debido a sus grandes dimensiones».

La obra «San Jerónimo y el Ángel Trompetero» procede de Antonio María de Ochoa Eguilaz, quien la recibió como legado testamentario en 1884. Más tarde pasó a la familia Bermúdez Pareja, que la donó al Museo de Bellas Artes de Granada en 1978, donde se exhibe en la actualidad. La composición representa a San Jerónimo penitente en el desierto. El tema, explicado en primer término, reproduce al santo penitente en la cueva, semidesnudo, en oración y mortificándose el pecho con una piedra, ante la contemplación del crucifijo que sostiene, cuando aparece un ángel en vuelo, que hace sonar la trompeta del Juicio Final.

Para Harold. E. Wethey, esta pintura es el original que se refleja en una versión de estudio del Museo del Prado, y atribuida a Alonso Cano. A decir del investigador de la Universidad de Granada, «la figura de San Jerónimo destaca por su vigoroso dibujo y su profunda fuerza expresiva. El ángel, con minucioso dibujo y espléndido color, responde al boceto existente en el Museo del Prado, hecho a pluma con aguada amarillenta».

El investigador de la Universidad de Granada ha realizado, para su estudio, análisis material de la pintura, identificación de pigmentos y de cargas, molienda de pigmentos e identificación de aglutinantes, y se ha servido de estratigrafías obtenidas a partir de micromuestras extraídas de distintas partes de la obra de Alonso Cano.

Según el estudio llevado a cabo por Luis Rodrigo Rodríguez Simón, del Departamento de Pintura de la Universidad de Granada, la imagen radiográfica de la obra se corresponde casi fielmente con la visible, y no presenta cambios importantes en la composición, excepto en la transformación de la idea original para la elaboración del ángel trompetero que, siempre según el investigador de la Universidad de Granada, «se pone de manifiesto hacia la mitad superior del celaje, mediante dos zonas bastante oscuras, con muy poca densidad, y que se interpretan como un primer proyecto para la ubicación de la figura del ángel».

Afirma Luis Rodríguez Simón que «haciendo un estudio comparativo entre el San Jerónimo del Museo de Bellas Artes de Granada y la versión del Museo del Prado, que, según recoge Martínez Chumillas, puede ser copia de un original de Cano, se comprueba que en estas zonas podría encajar la figura del ángel trompetero de la versión del Prado, por lo que podría tratarse del espacio reservado por el pintor para la figura del ángel en un primer momento de la ejecución pictórica. En el transcurso de la misma –continúa Rodríguez Simón– cambia la idea inicial y pinta otro inspirado en el dibujo original de Cano que se conserva en el Museo del Prado, con el número de catálogo D-61.

Esto nos puede hacer pensar –apostilla el investigador granadino– que la versión del Prado pueda ser anterior a esta del Museo de Granada, por lo que cabría plantear la duda sobre que la versión del Prado sea una interpretación hecha por Bocanegra, como afirma Martínez Chumillas.»

La transformación a la que se hace referencia es observable mediante reflectografía infrarroja, «ya que con esta técnica también se percibe el espacio reservado para la ubicación del ángel trompetero en el primer proyecto, y el ala izquierda muestra una visión muy clara que no tiene en la radiografía».

Igualmente, en la radiografía se aprecian pequeñas modificaciones llevadas a cabo en superficie con pintura fluida, como por ejemplo las que se aprecian en la cabeza de San Jerónimo, en la mejilla derecha y en la espalda de éste; así como la del brazo derecho, expresada en un engrosamiento del mismo «y en el que parece entreverse radiográficamente un cambio de posición, al existir, junto a éste, en el documento, unas manchas con bastante contraste que nos sugieren la existencia de un segundo brazo.»


Referencia:
Luis Rodrigo Rodríguez Simón
Dto. de Pintura. Facultad de Bellas Artes
Universidad de Granada.
Tfn: 958 243816 – Correo e. lrsimon@ugr.es