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La pintura barroca representaba a la mujer anciana como alcahueta y al hombre como sabio, según un trabajo editado por la UGR

En la obra pictórica del Renacimiento y del Barroco, se representaba la vejez de la mujer como alcahueta y llena de vicios, mientras que a los hombres ancianos se les asignaba el concepto de máxima sabiduría, según un trabajo realizado por las profesoras Mª Elena Díez Jorge y Esther Galera Mendoza, y publicado en los Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, con el título “Venerables ancianos y viejas alcahuetas: imágenes pictóricas en la Edad Moderna.”

Las profesoras de la Universidad de Granada abundan sobre los roles asignados socialmente a las mujeres y, particularmente, expresados en la obra pictórica del Renacimiento y del Barroco.

Según las autoras, “la elección de estos dos momentos (Renacimiento y Barroco) responde a los cambios que a través de la pintura se aprecian en torno a la predilección de imágenes de mujeres jóvenes en el Renacimiento frente a una mayor presencia de las mujeres ancianas en la pintura barroca. “No obstante, las reflexiones que ofrecemos suponen una primera aproximación a grandes rasgos, en la que hay que tener presente las diferencias según las escuelas y los géneros pictóricos, de tal manera que la pintura italiana muestra una fría indiferencia hacia las mujeres ancianas frente a la mayor representación de las pinturas holandesa y española”.

Vicio y maldad
Según las profesoras Díez y Galera, “el mayor número de mujeres ancianas en la pintura del Renacimiento lo encontramos preferentemente asociado con el vicio y la maldad, manteniéndose la idea cristiana que asocia la decrepitud del cuerpo físico con el pecado, el mal y la muerte. De hecho, la iconografía de la vejez ha venido representada desde la Antigüedad como una mujer vieja cubierta con una capa negra, apoyada en un bastón y con una copa en la mano y, junto a ella, una clepsidra casi agotada”.

“Esta representación será similar a la empleada para simbolizar a la muerte, asociándose claramente la muerte con la vejez a través de la figura femenina. El cuadro “Las tres edades y la muerte” de Hans Baldung Grien, discípulo de Durero, es un buen ejemplo: un esqueleto con la guadaña y el reloj del tiempo, simbolizando la muerte, aparece cogiéndole el brazo a la anciana.”

En cambio, frente al gran número de vicios representados en la figura de la mujer anciana, la figura del hombre, en su vejez, queda reducida a las alegorías del Interés propio, del Ocio y del Odio.

En general, según las autoras, “a la vejez, interpretada según el género, puede atribuírsele la creación de ciertos estereotipos en los que, por lo general, los hombres ancianos vienen a significar iconos de sabiduría y experiencia, mientras que las mujeres ancianas, marginadas con mayor frecuencia y más duramente que los hombres, simbolizaban los vicios y la tercería cuando el fin de su juventud las eliminaba de cumplir su principal rol social asignado, como era el de la maternidad”.


Referencia:
Profa. Mª Elena Díez Jorge.
Dpto. de Historia del Arte. Universidad de Granada
Tfn: 958 243010. Correo e. mdiez@ugr.es

Profa. Esther Galera Mendoza.
Dpto. de Historia del Arte. Universidad de Granada.
Tfn: 958 243010. Correo e. egalera@platon.ugr.es