La reiteración de un cierto número de cánones considerados clásicos era la clave que inspiraba cualquier tipo de creación en el mundo antiguo. En la vestimenta romana, fuera de lo más sublime a lo más trivial, se primaban igualmente esos cánones que se aplicaban sobre tres o cuatro prendas básicas, apenas alteradas en el curso del tiempo y escasamente diferenciadas en razón del sexo de sus portadores. Así lo señala el profesor José Manuel Rodríguez Peregrina, profesor del departamento de Filología Latina de la Universidad de Granada en un estudio publicado en el libro: “En Grecia y Roma: las gentes y sus cosas”, cuya edición corre a cargo de los profesores Andrés Pociña y Jesús María García. El libro, publicado conjuntamente por la Universidad de Granada y la Sociedad Española de Estudios Clásicos, consta de diferentes estudios relativos a la poesía, la mística, la filosofía, los atletas, los médicos, las prostitutas, los músicos, los juegos, el maestro, la literatura, la comedia, los homosexuales, y este de la moda, que nos ocupa. Estos trabajos han sido realizados por reconocidos especialistas y profesores y fueron expuestos en el curso homónimo “En Grecia y Roma: las gentes y sus cosas”, celebrado en Granada en 2000 con los auspicios de la Sociedad Española de Estudios Clásicos.
Según el profesor Rodríguez Peregrina, puede parecer una contradicción, y un anacronismo el hecho de plantear un recorrido por la moda en la Roma antigua, ya que la moda, tal y como la conocemos hoy día, es un fenómeno de reciente cuño que responde a las necesidades y expectativas -reales o inducidas—de los hombres y mujeres de
Sin embargo, dice el autor del estudio, “una vez considerada la relativa pertinencia de aplicar el término moda al mundo del aderezo personal de los romanos, si cabría, no obstante, establecer un cierto paralelismo entre el papel social desempeñado por el vestido en la antigüedad y la definitiva importancia que se otorga en nuestros días a la mera apariencia física como tarjeta de presentación en sociedad. Quiero decir con esto –continúa el profesor Rodríguez Peregrina– que si bien el salto histórico que nos separa de los antiguos romanos hace difícilmente parangonable nuestra puntual actitud frente al arreglo personal y la de aquellos, sin embargo, el sofisticado mundo de las apariencias discurría ya entonces, en determinados aspectos, por parámetros sorprendentemente cercanos a los nuestros.”
Referencia:
Profesor José Manuel Rodríguez Peregrina
Dpto.: Filología Latina. Universidad de Granada
Tlf.: 958 243686.
Correo electrónico: joseman@platon.ugr.es