“Tiene esta ciudad todo lo que puede hacer distinguido a un pueblo. Tiene Arzobispo, Chancillería, Ynquisición, Tribunales de Rentas cuyo jefe es el yntendente del Reyno, y otros muchos juzgados exentos y particulares, que suelen incomodar no poco para la buena administración de la justicia”, relata el manuscrito “Breve y verídica descripción de la ciudad de Granada capital del Reyno de este nombre. Uno de los cinco que componen las Andalucías”, que ha sido revelado por la profesora la Universidad de Granada Cristina Viñes Millet, y acaba de ser publicado por la revista de Historia Moderna de la Universidad de Granada “Chronica Nova”.
Sin embargo, cuando el manuscrito se refiere a los granadinos dice así: “Los habitadores son unos embusteros muy hábiles y advertidos, pero son embusteros de mala fe en los tratos, y generalmente inclinados al vicio en todos géneros. Las mujeres son poco caseras y nada honestas, excediendo en este particular a todas las del Reyno”. El manuscrito, compuesto de ocho hojas útiles en cuarto, sin autor ni datación, pero cuya letra corresponde al siglo XVIII, se conserva en la Biblioteca Nacional.
Según la autora del estudio y trascripción de este texto que parece situarse a mediados del siglo XVIII, “el fin último de este manuscrito no había sido el darlo a la imprenta, fundamentalmente porque la misma brevedad de sus páginas escasamente hubiera podido justificar una edición.” La profesora e investigadora de la Universidad de Granada se inclina, pues, a pensar, que se trata de un borrador o un escrito a vuela pluma en el que tan sólo se pretendía reflejar unas observaciones y dejar constancia de unas opiniones muy personales. Cristina Viñes afirma que, en la trascripción de este manuscrito, “he pretendido ser absolutamente fiel al original.”
El autor anónimo, un posible viajero, se refiere también a las calles y los paseos: “Los paseos son hermosos por su frondosidad, pero estrechos y silvestres, manifestándose en ellos la pobreza del país, que es grande por lo común, y aún en los principales, pues los mayorazgos son cortos, no excediendo el mayor de ocho mil ducados, a excepción del marqués de Algarinejo y ese no vive en la ciudad, también los más o todos están muy empeñados.”
Y a los coches:
“Coches hay en esta ciudad ochenta y seis continuos, y en algunos días alternos suelen notarse algunos más, bien es que por la mayor parte de ella no pueden rodar y aún por esta lo hacen con incomodidad por la estrechez de las calles.”
Y del Corpus y las carocas:
“La función del Corpus es muy particular por ser la única en el Reyno, pero ni es magnífica ni digna de tan alto Sacramento. Se reduce a adornar la plaza mayor de bastidores de cartón o caroca, formando alguna idea que nadie la entiende, alusiva al misterio, a algunas arañas de piedra o cristal y otras piezas. La noche se ilumina, lo que es motivo de gran concurrencia de forasteros y naturales, que ocasionan no pocos escándalos y ofensas del Señor que se va a festejar. Lo demás de la carrera está sin adorno ni toldo, de modo que el sol y el agua, si la hay, molestan a los que van acompañando la custodia. Gastan en esta friolera cerca de tres mil ducados, que bien distribuidos pudiera hacerse la función más solemne del orbe.”
Referencia: Profesora Cristina Viñes Millet
Dpto: Historia Contemporánea.
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