Actualmente viven en España más de tres millones de inmigrantes extranjeros. En los últimos años, esta cifra aumentará exponencialmente modificando todos los aspectos que conforman la estructura social actual, y principalmente la base, que es la educación. ¿Pero está preparada la escuela para hacer frente a este fenómeno promoviendo la igualdad, la tolerancia y la no-exclusión entre los alumnos de distintas culturas? Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada, aún no, ya que tanto desde el profesorado (que sigue viendo al extranjero con cierto recelo, miedo y desconocimiento), como desde los currículo académicos, que tratan el resto de culturas de manera anecdótica, se sustenta la persistencia de prejuicios y estereotipos que fomentan la incomunicación, la incomprensión y la discriminación.
Segregación y racismo sutiles
De hecho, existen conductas segregacionistas que contemplan la ayuda al niño extranjero de forma aislada en lugar de llevarla a cabo en aula. Así, en lugar de fomentar la educación en diversidad, “se promueve la exclusión y se genera un racismo sutil que puede llevar al inmigrante a asociarse con otros sujetos de su misma nacionalidad para reafirmar su identidad, llegando incluso a organizarse en pandillas violentas, cada vez más presentes en el país. Se trata de un fenómeno que hemos visto crecer irremisiblemente en los últimos meses en grandes ciudades como Madrid con los grupos latinos”, explica el director del estudio y profesor de la UGR, Francisco Javier García Castaño.
El estudio, que ha sido financiado por la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Educación y Ciencia, forma parte de un proyecto más amplio que viene desarrollando el Laboratorio de Estudios Interculturales de la Universidad de Granada desde hace más de diez años. Durante el pasado curso escolar visitaron más de 15 centros de cada provincia andaluza, seleccionados por volumen de inmigrantes, entrevistando a 150 directores de distintos centros andaluces, a los delegados de Educación de las distintas provincias, a responsables de la ordenación educativa, a profesores de refuerzo, a padres y madres (tanto españoles como extranjeros) y a más de 70 niños también de diversas nacionalidades.
De las entrevistas personales, las encuestas y los periodos de estancia en distintos centros educativos andaluces, los responsables de la investigación han podido concluir que los extranjeros siempre representan el elemento de crítica en la escuela sin que los profesores estén suficientemente preparados para hacer frente a esta situación, ya que “la educación en este país ha estado sometida desde el inicio de los tiempos a discursos monoculturales y los cambios se presentan todavía lentos y traumáticos”, asevera García.
Para el antropólogo, los centros educativos tienen que adaptarse a las “nuevas sociedades”, a una nueva forma de concebir la escuela desde la interculturalidad y “deben diseñar estrategias de convivencia para que los conflictos fruto de las diversidad sepan resolverse”. “La escuela tiene que cambiar y el problema es que sólo están cambiando aquellas que tienen este tipo de población y no el conjunto, cuando la convivencia es de todos”, añade.
El hecho de que desde el sistema educativo se le preste atención al aprendizaje del idioma y no a otros aspectos como la integración, es otro de los elementos que hay que modificar, ya que aunque es muy importante que aprendan la lengua –misión que cumplen las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística– para comunicarse mejor, es aún más importante que se adapten al grupo, pudiendo mantener su señas de identidad o incluso construyendo unas nuevas que no sean excluidas.
Escuelas multilingües
Para solucionar este problema, el director del proyecto propone la instauración de escuelas multilingües en las que todos los elementos comunes se traduzcan a las lenguas de todos los alumnos y en las que si no se hablan todos los idiomas, al menos se reconozcan. Para ello, bastaría con la creación de un servicio de interpretación itinerante que no sólo ayudase a la integración de los niños al decirle “tu lengua también vale”, sino también a la de los padres, porque un traductor facilitaría la comunicación con los maestros y con toda la comunidad educativa para expresar tanto sus necesidades como para informarse de sus deberes.
En este sentido, el profesor de la UGR enfatiza que “éste no es un hecho exclusivamente escolar”, sino que va más allá. Por eso, es muy importante que se generen figuras mediadoras que “conecten de alguna forma la situación que el pequeño vive en el colegio, con la que vive en su familia y en su barrio”.
Además de este trabajo, cuyos resultados ya han sido publicados en diversas revistas científicas, los responsables del estudio tienen previsto comenzar otra investigación el próximo año, en la que analizarán el progreso de los escolares extranjeros en el sistema educativo en comparación con el progreso de los nacionales.
Referencia
Prof. Francisco Javier García Castaño. Departamento de Antropología Social
Tel. 958 246 346 / 958 243 099.
Correo e. fjgarcia@ugr.es