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La Chancillería convirtió a Granada en tercera capital de la Corte Real, y le otorgó poderes gubernativos

La profesora Inés Gómez González en su tesis doctoral sobre la Chancillería de Granada, afirma que esta institución fue también órgano de gobierno y que, por los mismo, su función puramente jurisdiccional, que por otra parte era la esencial, quedaba en cierta manera supeditada a esta labor gubernamental. Para la investigadora del departamento de Historia Moderna y de América de la Universidad de Granada, este es un hecho clave, pues determina el funcionamiento de la justicia propiamente dicha. Inés Gómez González estudia la labor gubernativa y judicial del tribunal y a los hombres que la llevaron a cabo, es decir, los magistrados. No en vano, asegura «La justicia, el gobierno y sus hacedores es el título que me hubiera gustado dar a este trabajo, pero la burocracia no me lo permite». Según la investigadora, la función de gobierno de la Chancillería le ha sido desvelada por los propios documentos durante la investigación: «Yo no conocía este aspecto. A mí este aspecto empieza a interesarme cuando, a través de la documentación que voy encontrando, me doy cuenta de que también la Chancillería participa gubernativamente. La función de la Chancillería era, naturalmente, administrar justicia. Lo que pasa es que, entonces, justicia y gobierno iban unidos y por tanto eran las mismas instituciones y los mismos hombres los que se dedicaban al tiempo a impartir justicia y a realizar tareas de gobierno».

Destaca, Inés Gómez, la importancia de la Chancillería y de la ciudad en su época, el papel capital de la sede de esta institución: «Papel capital –afirma-porque, como tribunal superior, a Granada llegaban todos los asuntos judiciales de última instancia y de él solo en algunos casos se podía recurrir al Consejo de Castilla. Era pues, la instancia superior. Papel capital también desde el punto de vista gubernativo, pues sus ministros intervienen gubernativamente en todos los órdenes. Y papel capital para la ciudad, porque Granada, con la Chancillería, se convierte en corte, pues tanto Valladolid como Granada son, con sus chancillerías, sedes reales, con sello real. Es decir, que en sus mandatos se estampa el sello real. Naturalmente, también es fundamental el papel económico. Aquí llegan pleiteantes de todas partes. Granada se convierte en motor económico, un lugar vivo, un centro administrativo, adonde se dan cita muchas personas como consecuencia de los pleitos que aquí se dirimen. En Granada estaba, además, la tercera corte de España. Después de Madrid y Valladolid».

Fuentes documentales

Para su trabajo, la investigadora a utilizado una profusa bibliografía: «he manejado, por supuesto –asegura–, las publicaciones que tratan sobre la administración castellana en todas sus vertientes, pero también he consultado bastantes trabajos sobre historia social y política, así como muchas obras de historia local, que podían darme pistas sobre actuaciones concretas de la Chancillería». En cuanto a las fuentes manuscritas –continúa Inés Gómez–, «tengo que señalar que he leído a todos los tratadistas políticos que me ha sido posible» Y en lo que se refiere a las fuentes archivísticas, «son, sin duda, la base de este trabajo. He consultado los fondos del Archivo General de Simancas, del Archivo Histórico Nacional, del Archivo Histórico Provincial de Granada y del Archivo de la Real Chancillería de Granada. El trabajo en éste último no ha sido nada fácil. Su organización deja mucho que desear y todavía quedan innumerables legajos sin catalogar. No he podido consultar por ello fuentes tan importantes como los Libros del Acuerdo y tan sólo he tenido acceso a los Libros Secretos de cuatro presidentes. Problemas que espero se hayan solucionado en los dos años que lleva cerrado».

La Chancillería se crea con edificio propio a finales del siglo XVI, aunque desde 1505 su sede se establece diseminada, en varios edificios; uno de ellos en la calle Oidores, en donde residían los ministros llamados con el mismo nombre. La Chancillería, ideada para desarrollar la justicia perfecta, que era la máxima obligación de los reyes en la Edad Moderna, permaneció en su sede en Granada durante todo este período y sólo abandona la ciudad en contadas ocasiones: en los primeros años del XVI, cuando se traslada a Loja y a Alcalá la Real, huyendo de la peste que asola Granada; y durante la invasión francesa, que se instala en el reino de Murcia.


Referencia: Inés Gómez González (Departamento de Historia Moderna y de América)
Teléfono 958 243656-61
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