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Un inhibidor obtenido del alpeorujo de oliva acelera el crecimiento con la mitad de alimento

El Prof. José Antonio Lupiáñez Cara, director del grupo de investigación Drogas, Tóxico ambientales y Metabolismo Celular, trabaja desde hace tres años en la manipulación del crecimiento de las truchas. Este investigador, junto con otros ocho profesores de las universidades de Jaén, Valencia y Barcelona, alimentan a este tipo de peces de laboratorio con un inhibidor obtenido del alpeorujo de oliva, “el ácido maslínico” consiguiendo “multiplicar por tres el proceso de crecimiento con menos de la mitad de alimento”. Además, los peces son “perfectamente comestibles y el componente con el que se alimentan producen efectos beneficiosos sobre su organismo”.

Esta investigación, que ofrece por un lado una solución para los residuos de orujo, y por otro una forma barata y sana de alimentar a los animales, nació tras conocer la labor realizada por el Prof. Andrés García Granados en la utilización del ácido maslínico como inhibidor del virus del SIDA. “En nuestro caso nos interesaba el crecimiento celular, teníamos como fuente biológica a los peces y queríamos intervenir en el proceso de síntexis-degradación que produce el envejecimiento y el crecimiento. El problema es que cualquier manipulación crea problemas (como el caso de los corticoides en las carnes de cerdo, ternera…) y necesitábamos encontrar algo natural como fue este inhibidor sacado del olivo”. El complemento en pienso con que estos investigadores alimentan a las truchas es fácil de obtener y barato de fabricar “sobre todo porque la materia prima es gratis y su utilización beneficiosa para el medio ambiente. Un producto que tardará unos dos o tres años en estar introducido en el mercado”.

Además de este tipo de utilización, el ácido maslínico está siendo investigado como tratamiento complementario en enfermedades como el cáncer de colon, el virus del SIDA e incluso el envejecimiento prematuro.

El grupo Drogas, Tóxico ambientales y Metabolismo Celular tiene abiertas tres líneas de trabajo:

– Regulación del metabolismo intermediario: Gluconeogénesis, amoniogénesis, cetogénesis y sistemas de producción de NADPH.

– Recambio proteico: Caracterización de las velocidades fraccionarias de acumulación (kg), síntesis (ks) y degradación (kd) de proteinas.

– Evolución del metabolismo intermediario y paleometabolismo: Teoría del control de flujo, tiempo de respuesta metabólica y optimización molecular.


Referencia: José Antonio Lupiáñez Cara. Dpto. de Bioquímica y Biología Molecular. Facultad de Ciencias. Universidad de Granada. Tlf: 958 243089. Correo e.: jlcara@ugr.es