Desde los satélites espaciales se pueden obtener una serie de datos sobre nuestro planeta imposibles de desvelar a nuestra altura, con la vista humana o con la fotografía convencional. Los sensores electromagnéticos de los que disponen estos satélites proporcionan imágenes repetitivas de la mayor parte de la Tierra, incluso de zonas inaccesibles por otros medios como las zonas polares o desérticas. Así, la teledetección permite realizar aplicaciones como seguimientos de grandes icebergs y detección de vertidos de petróleo o incendios. La dimensión global que aportan estas imágenes ayuda a entender los grandes procesos que afectan al medio ambiente, como el deterioro de la capa de ozono o el calentamiento de la tierra.
Pero no es la adquisición de las imágenes lo que más trabajo científico va a conllevar, sino su tratamiento digital y la interpretación de los resultados que de ellas se desprendan. La informática es esencial para ello y también los especialistas como Mario Chica Olmo. Es el director del grupo de investigación RSGIS. Teledetección, sistemas de información geográfica y geoestadística, que, desde la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, lleva varios años realizando estudios con estas tecnologías, como el de la caracterización biogeoquímica del estuario de los ríos Tinto y Odiel (Huelva).
Ahora, en colaboración con el Instituto del Agua de la UGR y el Instituto Geológico y Minero de España, analizará las aguas subterráneas y superficiales de la Vega de Granada, su composición, temperatura, la clorofila y las bacterias existentes en ellas… Para ello, ya han comenzado a recoger muestras en un buen número de pozos de distintas fincas de la zona. El trabajo de laboratorio ocupará todo el otoño. Pero además, cuentan con varias imágenes digitales captadas por los satélites Landsat, Quickbird e Ikonos, situados en el espacio a centenares de kilómetros de altura. Los primeros resultados no se podrán conocer hasta la próxima primavera y las conclusiones finales hasta dentro de dos años, cuando finalice el proyecto.
La altitud de la órbita del satélite Landsat es de unos 705 kilómetros y nos permite observar una superficie de 34.000 kilómetros cuadrados en una sola imagen. Determinados fenómenos de gran radio de cobertura sólo pueden ser apreciados en perspectivas globales como las generadas por estos satélites. Por ejemplo, el abombamiento de la Meseta española fue detectado por primera vez con esta tecnología avanzada.
Píxeles muy amplios
En una de estas imágenes, gracias a la labor de los sensores electromagnéticos, podemos observar la Vega de Granada en una escala de 30 por 30 metros cuadrados por píxel. En ella, los especialistas del grupo RSGIS pueden interpretar la vegetación, los materiales geológicos o las aguas superficiales dependiendo de la radiación electromagnética captada por el sensor y reflejada por los materiales de la cubierta terrestre en cada uno de los millones de píxeles que componen la imagen. “Se puede establecer así una relación entre la situación de los recursos hídricos y medioambientales observada en el laboratorio y la superficie terrestre”, explica Mario Chica.
La teledetección, por tanto, debe ir acompañada en lo posible de otros métodos de estudio, como mapas o trabajos de campo. Estas herramientas multitemáticas ayudan a descifrar los resultados de las imágenes digitales y a realizar una evaluación más realista del terreno. Conforman los denominados sistemas de información geográfica (SIG), una disciplina científica realmente novedosa, que, según el profesor Chica, “nos sirve de soporte para construir sistemas de soporte para la toma de decisiones con respecto a la calidad de las aguas estudiadas, los cultivos o, en general, el medio ambiente”.
Para ampliar información: Prof. Mario Chica Olmo. Grupo de investigación RSGIS Teledetección, sistemas de información geográfica y geoestadística. Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada. Tlf.: 958 24 33 63. Correo e: mchica@ugr.es