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En una tesis de la UGR se definen los accidentes de tráfico como “un problema de salud pública”

“Sería en verdad difícil exagerar la importancia de los accidentes de tráfico como problema de salud pública”. Con esta frase comienza la tesis doctoral titulada “El método de la exposición inducida y su aplicación a los accidentes de tráfico en España”, que bajo la dirección de los profesores Lardelli Claret y Luna del Castillo presentó Javier Moreno Rodríguez dentro del programa de doctorado “Epidemiología y Salud Pública”, impartido por la Universidad de Granada. Este estudio es fruto de un proyecto de investigación financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria, cuyo objetivo general era estimar el efecto de las características del conductor sobre el riesgo de sufrir un accidente de tráfico en España, utilizando el método de exposición inducida propuesto por Cuthbert.

Este matemático británico formuló en 1994 un modelo que a partir de los datos incluidos en los registros de accidentes calcula los riesgos relativos de sufrir un accidente de tráfico para las diferentes categorías de conductor mediante la comparación de la proporción de conductores implicados en accidentes simples y en accidentes múltiples. No obstante, el modelo de Cuthbert presentaba algunas deficiencias en su desarrollo metodológico que han sido subsanadas en este, lo que ha permitido aumentar su validez para analizar las características del conductor y del vehículo, así como ampliar su utilidad al estudio de las condiciones ambientales.

Resultados
El método modificado ha sido aplicado a una serie de casos constituida por los conductores de al menos 18 años de edad de los vehículos implicados en accidentes de circulación con víctimas recogidos por la Dirección General de Tráfico (DGT) durante el período de 1990 a 1999. Algunos de los resultados más relevantes son:

– El exceso de velocidad es el factor que más incidencia tiene sobre el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, independientemente de las características del conductor y de las condiciones ambientales.
– La edad está asociada de manera importante a la accidentalidad, siendo el grupo más joven de 18 a 24 años el que presenta un mayor riesgo, que disminuye paulatinamente conforme aumenta la edad hasta la década de 55 a 64 años, para aumentar después moderadamente.
– El varón tiene sobre la mujer un leve exceso de riesgo en todos los tramos de edad, pero esta relación no es constante en las distintas circunstancias ambientales y personales. Así, la relación de riesgo es mayor en la noche y el crepúsculo que durante el día, en el cual no hay apenas diferencia entre ambos sexos. También en condiciones de circulación ininterrumpida superior a una hora cambia el exceso de riesgo del hombre sobre la mujer, anulándose en los conductores jóvenes e invirtiéndose en los conductores de mayor edad.
– Con respecto al alcohol, recogido en la variable “condiciones psicofísicas” del cuestionario de accidentes con víctimas en que se basa el registro de la DGT, su consumo incrementa significativamente el riesgo de accidente, aunque la deficiente calidad de esta variable heterogénea dificulta una valoración rigurosa de los resultados.
– El ir acompañado en el vehículo supone un notable incremento del riesgo de sufrir un accidente en todos los tramos de edad y sexo, aunque en mayor medida en los varones jóvenes. Asimismo, el riesgo que representa la compañía es superior en la carretera, en donde llega a ser de más del doble respecto a la conducción en solitario, que en la zona urbana.
– La conducción durante la noche y el crepúsculo presenta un riesgo globalmente moderado en relación a la conducción diurna, aunque es distinto según el grupo de edad y sexo, pues en los varones jóvenes llega a ser de casi el doble y en el caso de las mujeres maduras es nulo.
– La superficie de la calzada mojada o alterada produce un incremento medio del riesgo de alrededor de un 70 %, y este efecto adverso es superior en la mujer que en el hombre.

Alcohol
En relación con la información recogida en el registro de accidentes con víctimas de la Dirección General de Tráfico (DGT) no hay problemas de validez con las variables ambientales o con la edad y el sexo del conductor, y en general con la mayoría de los datos, excepto los correspondientes a la variable denominada “condiciones psicofísicas”. A partir de 1993, esta variable incluye las siguientes categorías: 1) Aparentemente normal. 2) Alcohol sin prueba de alcoholemia. 3) Alcohol con prueba positiva de alcoholemia. 4) Drogas. 5) Enfermedad súbita. 6) Sueño o sopor. 7) Cansancio. 8) Preocupación.

Según el autor de la tesis, Javier Moreno, “De la estructura de la clasificación se deduce que en España, a diferencia de otros países, no es obligatoria la aplicación de la prueba de alcoholemia a todos los conductores implicados en un accidente de tráfico, lo que explica el escaso porcentaje de bebedores que aparece en el registro de la DGT, en contraste con lo reportado en numerosos estudios de otros países. “ De ahí –continúa Moreno– que en la práctica se muy difícil la tarea de valorar adecuadamente a partir del registro de accidentes de la DGT el riesgo propio que representan las diversas circunstancias personales recogidas en la variable “condiciones psicofísicas”, que incluye, además del alcohol, otros factores con un alto riesgo contrastado ampliamente en la bibliografía, como el sueño o el consumo de drogas ilegales. Sería aconsejable, por tanto, la separación de estos factores de riesgo tan distintos, siendo inexcusable la creación de una variable específica para el alcohol”.

Referencia: Javier Moreno Rodríguez. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública. Universidad de Granada.
Tlf: 649786097.
Correo e: franciscoj.moreno.sspa@juntadeandalucia.es