Estudios científicos recientes demuestran que compuestos químicos producidos por la industria se encuentran en los seres humanos y en los animales. Una investigación realizada en Europa por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF-Adena) demostró que en la sangre de tres generaciones sucesivas hay una mezcla de hasta unas setenta sustancias químicas diferentes, las cuales no se producen de forma natural en el medio ambiente. Algunas de éstas, como los retardantes de llama bromados alcanzan los mayores niveles en niños. En otro estudio de WWF-Adena, se investigaron los compuestos químicos en la sangre de cordón umbilical de bebés recién nacidos y se descubrió que todas las muestras de sangre contenían compuestos químicos sintéticos. Esto prueba que muchos compuestos químicos pasan de la madre al feto durante el embarazo. Además, otros muchos compuestos son estables, y por tanto permanecerán en nuestros organismos durante el resto de nuestras vidas. La cuestión primordial es ¿tienen estos compuestos algún efecto sobre nuestra salud?
Hoy en día sabemos que hay muchas enfermedades cuya incidencia va en aumento en el mundo occidental. Se trata de enfermedades como el cáncer de testículo, diabetes, alergias, esterilidad, pubertad precoz y trastornos de demencia. Este aumento se asocia, en parte, a los cambios en el estilo de vida, que incluyen comer más y hacer una vida sedentaria con menor ejercicio. Sin embargo, es también probable que el aumento en la incidencia de algunas enfermedades se deba a los múltiples agentes químicos a los que nos exponemos desde el embarazo, durante la infancia y la vida adulta, y que afectan a nuestro sistema hormonal y, a largo plazo, producen las enfermedades. Se sabe que es especialmente preocupante que los fetos, durante su desarrollo, se expongan a compuestos químicos que afectan al sistema hormonal, ya que a menudo, son las hormonas las que regulan de forma precisa el desarrollo fetal normal. Los compuestos químicos pueden asimismo inducir enfermedades durante el desarrollo fetal que se manifestarán décadas más tarde. Esto significa que sólo veremos el efecto de la exposición a los agentes químicos de hoy dentro de al menos veinte ó treinta años.
Durante el presente mes de noviembre, el Parlamento Europeo va a emitir su opinión sobre una propuesta para una nueva legislación internacional con respecto a los compuestos químicos. La propuesta, llamada REACH, pretende que todos los compuestos químicos que se utilicen en la industria deben estar registrados, deben ser evaluados y autorizados y debe restringirse la propagación de compuestos químicos nocivos. Es evidente que no debería liberarse al medio ambiente ningún compuesto químico, pero desgraciadamente, no es el caso.
REACH se enfrenta a una oposición fuerte en Europa, especialmente de sectores de la industria química. Esto se debe a que la propuesta obliga a que la industria sea responsable del análisis y evaluación de los riesgos de las sustancias químicas que fabrica o importa. En otoño, la comisión parlamentaria de la UE discutió la propuesta de REACH. Las Comisiones de Industria y de Mercado Interno plantearon una propuesta modificada, con menores requisitos en lo que respecta al análisis de las sustancias químicas y menos responsabilidad de la industria en cuanto a la financiación de los análisis. Sin embargo, la Comisión de Medio Ambiente votó para que el proyecto REACH se conserve en su forma original, obligando a la industria a ser totalmente responsable de los agentes químicos que produce.
Los eurodiputados del Parlamento y de la Comisión están sometidos a grandes presiones para votar en contra del proyecto REACH. Los que se oponen a REACH dicen que se perderán miles de puestos de trabajo si la propuesta REACH sale adelante. Por otro lado, los defensores de REACH argumentan que tendría que quedar claro que la industria que se beneficia de la producción de sustancias químicas debería implicarse y pagar las investigaciones sobre los riesgos que las sustancias químicas conllevan. Se puede hacer un paralelismo claro con la filosofía de la industria farmacéutica, que paga y realiza pruebas rigurosas para cada producto nuevo antes de registrarlo como medicamento y de comercializarlo.
Como investigadores de las sustancias químicas que afectan al sistema hormonal, creemos que es sumamente importante que el proyecto REACH reciba apoyo en las votaciones para salir adelante y que la propuesta incluya el análisis de la mayoría de los compuestos químicos, tanto los producidos en pequeñas como en grandes cantidades. Pensamos que la decisión sobre el uso de un agente químico deberá fundamentarse en datos científicos sobre las propiedades tóxicas de la sustancia. El Consejo Europeo de la Industria Química, CEFIC, no considera que la situación de hoy en día con las sustancias químicas en nuestro organismo sea alarmante, ya que estas sustancias se encuentran en cantidades relativamente pequeñas. No obstante, como muchas sustancias químicas interactúan, no sólo debe estudiarse el efecto nocivo de un agente químico de forma individual, sino que también debe determinarse el efecto de la exposición a cientos o miles de sustancias químicas y la exposición durante décadas.
Creemos que el Parlamento Europeo debe tener en cuenta los efectos a largo plazo de la exposición química y proteger a la población europea de la exposición involuntaria a estas sustancias. Para conocer más y mejor el efecto de las sustancias químicas en nuestra salud, queremos ver mayores esfuerzos en investigación y educación sobre tóxicos medioambientales y sobre el desarrollo de pruebas que determinen los riesgos para la salud de las sustancias químicas. Es asimismo importante que REACH determine quién va a ser el que financie las pruebas con las sustancias químicas, independientemente de si es la industria o son los estados europeos los principales responsables de las pruebas.
Además, creemos que la propuesta REACH va de la mano de la estrategia de la UE de convertirse en la economía mundial más competitiva basada en el conocimiento, donde los consumidores tengan la posibilidad de elegir productos más seguros mejor que manufacturados con componentes no controlados y desconocidos. Un producto químico bien controlado tendrá una ventaja sobre la competencia cuando los consumidores informados elijan de forma respetuosa con el medio ambiente, algo que algunas empresas ya han advertido e intentan vender productos que no contengan tóxicos.
La imprevisión y la falta de conocimiento llevaron en los años setenta a que sustancias tóxicas tales como las dioxinas y los bifenilos policlorados (PCB) se propagaran en el medio ambiente. A pesar de que hoy en día existe una prohibición sobre el uso de estos PCB y de los intentos realizados para restringir la liberación de dioxinas, los niveles siguen siendo tan altos en muchas especies animales, que la Comisión de Alimentos ha recomendado en algunos países europeos la ingesta limitada para las mujeres en edad fértil. Cuando entendamos que muchas sustancias químicas afectan a nuestra salud, tendremos que ser responsables por las futuras generaciones y frenar la propagación incontrolada de compuestos químicos.
Si REACH cuenta con el apoyo para seguir adelante en el parlamento europeo, reemplazará cuarenta leyes existentes en la UE. REACH se convertirá en legislación armonizada y común para todos los estados miembros europeos. Independientemente de la actitud de uno hacia la política económica, la política en materia de agricultura de la UE o una posible federación europea, la política medioambiental es un área donde la UE, por medio de una legislación más estricta, puede tener un efecto positivo en toda Europa. Un medio ambiente sin tóxicos debe ser una prioridad en la lista de deseos de todos los ciudadanos europeos.
El próximo martes, 15 de noviembre, el parlamento europeo va a votar la propuesta REACH. Implícate y ejerce una influencia en nuestros eurodiputados electos para que asuman sus responsabilidades y voten a favor de REACH, para un control más seguro de los productos químicos en Europa.
Lista de los firmantes de este artículo
Nicolás Olea, Profesor del Departamento de Radiología y Medicina Física
Tel. 958 242 864. Correo e. nolea@ugr.es
Jan-Åke Gustafsson, Prof. Stockholm
Adriana Maggi, Prof. Milano
Emilio Benfenati, Dr Milano
Catherine Leclercq, Dr Rome
Barbara Demeneix, Prof. Paris
Vincent Laudet, Prof. Lyon
Jean-Pierre Cravedi, Dr Toulouse
Patrick Prunet, Dr. Rennes
Patrick Balaguer, Dr Montpellier
Juan Carlos Morales Sánchez, Dr Granada
Guenter Gauglitz, Prof. Tuebingen,
Martin Goettlicher, Prof. Munich
Karl-Werner Schramm, Prof. Munich
Wolfgang Wuttke, Prof. Göttingen
Christian Behl, Prof. Mainz
Janos Garai, Prof. Pecs
Sari Mäkelä, Prof. Turku
Olli A. Jänne, Prof. Helsinki
Matti Poutanen, Dr Turku
Wout Slob, Prof. Bilthoven
Julius Brtko, Prof. Bratislava
Estos investigadores forman parte del la Red de Excelencia de la Unión Europea CASCADE, que lleva a cabo labores de investigación, formación y evaluación del riesgo en compuestos químicos contaminantes de alimentos.
Para mas información
http://www.cascadenet.org