La bacteria Paenibacillus jamilae es un microorganismo capaz de desarrollarse en alpeorujo, y que fue descrito como nueva especie en el año 2001. El interés de la investigación del grupo que dirige Alberto Ramos Cormenzana se debe en gran parte al jamilano, sustancia producida por esta bacteria. Actualmente, según el profesor Ramos Cormenzana, “estamos en conversaciones con la empresa granadina DOMCA para ver la posibilidad de su utilización en el sector de la alimentación”. En este sentido, serviría para dar consistencia y textura a productos como flanes o cremas.
Para cumplir estos objetivos y otros que situarían al jamilano como constituyente esencial para la descontaminación y la fertilización de suelos, son importantes las aportaciones que está realizando Margarita Aguilera. Esta científica perteneciente al grupo de investigación Microorganismos halófilos que dirige Ramos, prácticamente ha conseguido la clonación del gen de este microorganismo.
El inicio de estas investigaciones tuvo su origen en el estudio de la desinfección de aguas contaminadas con alpechín que se iniciaron a finales de los años 70. A partir de ese momento, el profesor de la Universidad de Granada y su equipo han colaborado con empresas de Madrid y Jaén, junto a otros grupos de investigación de los sectores público y privado de Italia en la observación de cómo el compostaje del alpechín servía para el cultivo de tomates y de hongos comestibles.
Por otra parte, se pretende su aplicación en el campo de la farmacia. Así, se realizan estudios de laboratorio in vitro y en animales, comprobando su nivel de toxicidad y la modulación de la respuesta biológica que ante ella puede tener un organismo vivo. “La idea es comprobar si podría servir este compuesto unido al medicamento en cuestión, con una acción específica o en la elaboración de vacunas”, explica Ramos Cormenzana.
Sistema de dos fases
El grupo de investigación se encuadra dentro de una red europea sobre sistemas de producción del aceite de oliva y utilización de los residuos generados. Para disminuir el volumen de alpechín que resultaba, en España se cambia el proceso de elaboración introduciendo el denominado sistema de dos fases, que une el alpechín al orujo. El problema ecológico de los vertidos de residuos pasa ahora a las extractoras, que empiezan a buscar rendimientos de este nuevo producto que es el alpeorujo.
Más información: Prof. Alberto Ramos Cormenzana. Grupo de Microorganismos halófilos. Departamento de Microbiología. Teléfono: 958 24 38 77. Correo e: ramosca@ugr.es