En los primeros días del mes de noviembre, se supo que la importación de miel china ha sido vetada por la Unión Europea. Así lo han decidido las autoridades sanitarias, vista la existencia de altos contenidos de sustancias contaminantes. La miel tiene un proceso de elaboración en la que la gran protagonista es la abeja. Para que determinadas enfermedades que afectan a este animal no dañen la miel que tomamos en casa, se usan antibióticos perjudiciales para el ser humano. Además de ellos, los pesticidas son el otro gran enemigo que, en el terreno de la salud y del comercio, pueden encontrarse presentes en este alimento tan típico de nuestra tierra.
Para que medidas extremas como la establecida con la miel china no lleguen a nuestros productos, son necesarios unos estudios que amplíen los que tradicionalmente se han realizado como son los análisis polínicos que están influenciados por diversos factores. Entre ellos, las propias habilidades del experto. “Con el objeto de dar mayor certificación científica a este proceso es necesario llevar a cabo análisis químicos a partir de la aplicación de técnicas analíticas sensibles y fiables”, explica Alberto Fernández Gutiérrez, catedrático de la UGR y jefe del grupo de investigación Control analítico, ambiental, bioquímico y alimentario.
En este sentido, la electroferesis capilar es una técnica analítica con gran potencialidad para su empleo en agroalimentación. Hoy por hoy, está siendo utilizada por equipos científicos de nuestro país y el resto del mundo. Con distintos productos, como la cerveza, el aceite o la propia miel, este grupo de la UGR ha demostrado la potencialidad de este proceso como método de análisis de rutina para su implantación en los laboratorios de las industrias, con el fin de controlar la calidad de la producción y el resultado final.
Los elementos de la miel
La citada técnica analítica tiene como objetivo la separación de los distintos componentes químicos de muestras complejas. Mediante el acoplamiento con diferentes sistemas de detección se puede llevar a cabo la identificación y cuantificación de los componentes de dichas muestras obteniendo una representación gráfica denominada electroferograma. Como un carné de identidad o huella identificativa donde queda recogido todo y cada parte del todo.
Las sustancias presentes en las mieles son muy numerosas y para detectarlas y cuantificarlas, la química analítica es una herramienta esencial. Actualmente se lleva a cabo estudios sobre el contenido de ácidos orgánicos para la caracterización de los distintos tipos de mieles en función de su origen.
En opinión del profesor Fernández Gutiérrez, “a través de los electroferogramas de mieles, se intenta poner en manos de los organismos de denominación de origen todas las pautas que permitan diferenciar unas mieles de otras, cuáles son más beneficiosas para la salud, de qué flor proceden y otras cuestiones como la procedencia geográfica”.
El presente grupo de investigación está colaborando con el reciente Consejo Regulador de la Denominación de Origen Miel de Granada, desde que hace aproximadamente un año asistieran a la Feria de la Miel en Lanjarón. En este primer momento de la investigación, cuentan con una subvención de la Diputación de Granada y otros fondos de otros proyectos del grupo.
En la actualidad, “los trabajos del grupo se orientan a lograr una caracterización química que les permita establecer las distintas categorías de mieles dependiendo de su origen monofloral como el castaño, aguacate, romero, tomillo, naranjo, miel de la Sierra, y mieles multiflorales”, señala Antonio Segura Carretero, premio jóvenes investigadores de la Asociación de Químicos Analíticos de Andalucía, en 2002.
Más información:
Prof. Alberto Fernández Gutiérrez.
Departamento de Química Analítica
Tlf. 958 243 297. Correo e: albertof@ugr.es