El próximo viernes, día 6 de mayo a las 20 horas, en el Carmen de la Victoria, se realizará la presentación del libro “Oraciones” de Santiago Rusiñol, con la participación de Vinyet Panyella i Balcells, autora de la biografía “Santiago Rusiñol, el caminant de la terra” (2003) publicada en catalán el año 2003, así como de otros estudios dedicados al artista y que fue comisaria de la exposición de pintura que se realizó en la Casa de los Tiros, en 2001, titulada “Rusiñol en Granada. La visión simbolista”. También intervendrán el editor de libro, Francisco Villegas, la autora de la traducción y el estudio Lourdes Sánchez Rodrigo y José Tito Rojo, director del Carmen de la Victoria,
Lourdes Sánchez Rodrigo, profesora titular de Filología Catalana de la UGR, es autora de diversos estudios sobre escritores catalanes, antiguos y modernos, como Ausiàs March, Joanot Martorell o Santiago Rusiñol y Joan Vinyoli, así como de las relaciones que entre los escritores españoles y catalanes se establecieron desde finales del siglo XIX. En la actualidad imparte clases de lengua y literatura catalanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada donde acabó sus estudios en 1983.
“Oraciones” de Santiago Rusiñol
La obra que se presenta es la primera traducción al español del libro de Santiago Rusiñol, “Oraciones”, que se publicó en catalán el año 1897 y tuvo desde su aparición un gran reconocimiento entre los artistas de la época, especialmente en Granada, donde aparecieron fragmentos del mismo en la revista La Alambra el año 1898, dedicados a los cipreses y a la Alambra, y que fueron traducidos al español por el propio Rusiñol y por Viriato Díaz Pérez.
El libro, que se empieza a gestar en Granada, precisamente, entre 1895 y 1896, fechas en las que Rusiñol hace su segundo viaje a la ciudad, está compuesto por treinta y dos prosas poéticas, concebidas como un breviario a la naturaleza. Los textos, que en la edición original se acompañaron de partituras musicales y dibujos, reflejan el giro artístico que se produjo en la obra artística de Rusiñol cuando descubrió los jardines de Granada.
Rusiñol iniciaba un discurso literario nuevo en el panorama de las letras catalanas y españolas porque, con su obra, intentaba transmitir la esencia de la naturaleza. “Traducir los mudos discursos de la Naturaleza” había dicho Rubén Darío, eso es lo que hace Rusiñol en este libro, donde se transporta a esa otra realidad hecha de sensaciones y de emociones, más allá de la tangibilidad de la Naturaleza misma. Por eso, como se dice en el libro, no busquemos en su obra detalles reales, porque, aunque también están, no importan, ahora son los paisajes del alma y nos lo de la realidad los que aparecen. En un momento de crisis como el que se vivía en la España de finales del siglo XIX, se imponía la necesidad de trascender la realidad para alejarse de ella y de ahí ese retorno a la naturaleza donde encontrar la belleza que parecía perdida en el mundo moderno pero que era tan necesaria para seguir creyendo en la civilización moderna. Como escribió el propio Rusiñol en su libro, “comenzamos a darnos cuenta que se ha mirado por el cuerpo, dejando los gozos del espíritu como nubes de última hora”.
Cuando en Granada, -donde Rusiñol ya era muy conocido-, se leyó el libro que reseñamos, así como otras de sus obras en las que había textos dedicados a la Alhambra y el Generalife, el Albaicín o el Sacromonte, los intelectuales de la ciudad no pudieron dejar de verse identificados con esa visión esteticista de la ciudad que hacía el artista catalán en su obra. Granada, en los cuadros de jardines y en los textos literarios de Santiago Rusiñol, dejaba de ser la tópica y exótica ciudad de gitanos, bailaores y moros, aunque también de pobreza y miseria urbana, que había sido tema común desde el Romanticismo cuando empezaron a visitarla los artistas ingleses y franceses, y, ahora, con la obra de Rusiñol, se alejaba definitivamente del tópico costumbrista que tanto daño le había hecho y aún le hacía en ese final del siglo XIX porque, con esa nueva visión estética, la alejaba del declive a que se veía abocada. Los intelectuales granadinos, con Ganivet a la cabeza, apostaban por una regeneración de Granada y, por extensión de España, por la vía del arte y la cultura y en las obras de Rusiñol encontraron un modelo a seguir.
Convocatoria :
Fecha: viernes, 6 de mayo.
Hora: 20 h.
Lugar: Carmen de la Victoria, Cuesta del Chapiz nº 9.