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La nueva cultura del agua se presenta en Lanjarón

El curso que sobre el agua organiza el Centro Mediterráneo en Lanjarón gira esta edición en torno al polémico Plan Hidrológico Nacional. Expertos de distintas Universidades españolas expondrán, desde el lunes día 23 de julio y hasta el próximo viernes día 27, su opinión al respecto. Javier Martínez Gil, catedrático de Hidrogeología de la Universidad de Zaragoza, ha presentado esta mañana en Lanjarón el movimiento que se ha dado en denominar ‘nueva cultura del agua’. Martínez Gil ha destacado por ser una de las voces científicas más críticas con el planteamiento del Plan Hidrológico Nacional

Hoy martes, día 24, Javier Martínez Gil, catedrático de la Universidad de Zaragoza, ha presentado en Lanjarón el movimiento científico y social que, bajo la denominación ‘nueva cultura del agua’, creó tras la publicación de un libro del mismo título, y que plantea una concepción humanística del preciado recurso.

Martínez ha definido esta nueva cultura del agua como «una forma singular e integral de entender el agua, que aparte de ser un recurso importante para los sistemas productivos cumple una función en la naturaleza, en el bienestar general, genera identidades en el territorio y mantiene los ecosistemas». El catedrático apela, desde esta nueva concepción, a un «giro radical que detenga el actual panorama de destrucción».

Este cambio, promovido por la ‘nueva cultura del agua’, exige el establecimiento de un código ético, según explica el catedrático aragonés, «que ayude a desmontar tópicos que impiden que aflore el sentido común». Entre estos tópicos, manifestó Martínez Gil, «está el de que el agua es un recurso escaso; el agua es de los recursos más abundantes de los que dispone el ser humano, si bien es cierto que la parte más importante es el agua de mar». Este hecho no es problema, apuntó el catedrático pues «también el petróleo tiene impurezas y se le quitan, todo es cuestión de dinero».

Debate científico y social antes del Plan Hidrológico

Martínez Gil ha destacado en los últimos meses como una de las voces más autorizadas que han criticado el planteamiento del Plan Hidrológico Nacional. Martínez ha demandado un debate científico previo, que plantee las preguntas necesarias para que, sobre esa base, se produzca un debate social tras el que se adopten las medidas políticas oportunas.

Señaló también que el presente plan está movido por intereses económicos muy fuertes, afirmación que respalda con los siguientes datos: «la distribución de aguas en ciudades factura 250.000 millones al año, el 80% de esta distribución está en manos privadas, y las hidroeléctricas y constructoras mueven billones de pesetas en torno al agua».

«Nunca ha existido voluntad política por entender el problema del agua», comentó el catedrático, «forjamos el destino de nuestras aguas, y vamos a perder el tren de la revolución hidrológica y medio ambiental; las consecuencias pueden ser fatales e irreversibles».