Se afirma en este libro escrito por el profesor Juan Mata Anaya, de la Universidad de Granada, que leer no puede considerarse una rutinaria tarea escolar, ni un elemento de prestigio social, ni un simple pasatiempo. “Es una práctica que concierne a la experiencia humana –dice el autor–. Significa ser capaz de acoger ideas extrañas que llegan tal vez a quedarse para siempre, de escuchar voces inauditas que dicen lo que no se alcanza a decir, de fijar la atención en lo insignificante o impensable.”
El libro de Juan Mata, que lleva por título “El rastro de la voz, y otras celebraciones de la lectura” es un conjunto de textos acerca de la necesidad de seguir formando lectores, de “instituir la lectura como un modo privilegiado de relación con el mundo”, trata del rastro de la voz, de los espacios públicos, emociones íntimas, de la patria de las palabras, o del consuelo de la escritura.
Según el profesor Juan Mata: “Uno siempre es, a pesar de las ocultaciones que suelen hacerse por debilidad o engreimiento, el resultado de la hospitalidad dispensada a las ideas ajenas. Ningún pensamiento poderoso ha prosperado sin conversación con otros seres humanos, sin un beber continuo en distintas fuentes, contemporáneas o clásicas. Las citas, si logran escapar a la pedantería y a las rutinas académicas, suelen ser un modesto, aunque inequívoco, testimonio de reconocimiento. Algunas veces sucede que los maestros de los que se aprende son colegas con los que se comparte un mismo espacio de vida y de trabajo”.
En una suerte de panegírico de la lectura, Juan Mata se refiere afirma que el saber aparece, entonces, como el sedimento tenue de paseos, discusiones, afectos. “Pienso, por otra parte –asegura el autor del libro– que deberían sentirse muy afortunados todos aquellos que dispongan de amigos con los que poder dialogar, sin imposturas ni cortapisas, acerca de las cuestiones que de verdad importan, las que abrasan y gobiernan la conciencia de cada cual.”
Prosigue el profesor Mata Anaya, en referencia a la importancia del diálogo y el intercambio dialéctico: “No miento si digo que gran parte de mis ideas sobre los libros y la lectura, y en consecuencia sobre la literatura, provienen de prolongadas conversaciones con personas que, bien con preguntas o bien con afirmaciones no siempre concordantes con las mías, me han obligado a pulir mis pensamientos, a buscar sólidas razones a favor de mis tesis, a guardar silencio ante fulgurantes argumentos que se sobreponían sin resistencia a mis débiles balbuceos. Al cabo del tiempo, como un brote en una rama seca, uno descubre que las palabras inteligentes de los amigos siguen vivas en las propias palabras”.
Referencia:
Profesor Juan Mata Anaya. Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Universidad de Granada.
Tel: 958 243963
Correo electrónico: jmata@ugr.es